No es una película: la IA provoca la huelga de Hollywood
La industria más potente del cine se tambalea: 160.000 actores se unirán a la protesta que los guionistas estadounidenses vienen realizando desde hace casi 70 días
Madrid Creada:
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La serie de «Black Mirror» siempre da en el clavo. Sus tramas pueden aparentar distopías tecnológicas, pero sus trasfondos calan en el espectador como grandes dosis de verdades incómodas. Y lo ha vuelto a hacer: no puede haber situación más actual que la que narra «Joan es horrible», el primer episodio de la nueva temporada. Entra en juego la Inteligencia Artificial: utiliza rostros de actrices como Salma Hayek o Cate Blanchett para crear contenidos por ordenador. Es decir, ellas no actúan físicamente, pero la tecnología es tan avanzada que hace capítulos como sí así lo hubieran hecho, con sus gestos y sus rostros, de una forma tan realista que asusta, horroriza. Y este es el gran miedo que está haciendo que todo Hollywood se tambalee: que los incontables tentáculos de la IA acaben con los trabajos de actores o guionistas. Si Jane Fonda ya ha salido, megáfono en mano, a las calles, podemos afirmar que las protestas van totalmente en serio, y que, por tanto, la industria del cine y de la televisión más potentes del mundo están a punto de paralizarse. Fonda, siempre en primera línea y tan reivindicativa, es solo una de los 160.000 intérpretes que se preparan para una huelga total, uniéndose a la que los guionistas ya iniciaron el pasado 2 de mayo.
Los escritores de ambas industrias llevan casi 70 días en las calles, reivindicando hasta qué punto la tecnología, véase ChatGPT, amenaza sus trabajos. Estas protestas han llegado a paralizar ficciones como «Stranger Things», pero la gran tormenta está por llegar. Si las consecuencias de la falta de trabajo de guionistas se palpan a largo plazo, las de los actores sí son inmediatas. El SAG-AFTRA –el sindicato de actores– finaliza mañana el plazo de sus negociaciones con la alianza de productores, y a la vista de que no se llegará a ningún acuerdo, el siguiente paso es el de dejar huérfanos de interpretación a todos los proyectos que ahora se cuecen en Hollywood. Esto afectaría, entre otras, a cintas como «Gladiator 2» o «Misión Imposible: sentencia mortal. Parte 2», y conllevaría un tsunami de cancelaciones con repercusiones no vistas desde hace 63 años.
La última vez que ambos sindicatos se unieron en una huelga fue en 1960, y, además, salieron airosos: consiguieron alzarse con un seguro médico y una pensión. Ahora, muchas de las reivindicaciones coinciden entre actores y guionistas, como ocurre con la solicitud del aumento de remuneración base, la cual se ha visto mermada por la inflación y las plataformas de «streaming». Asimismo, luchan por la regulación de sus derechos de imagen respecto a la IA: aún podríamos decir que todos aquellos actores que vemos en pantalla son de carne y hueso, pero dado los dramáticos y veloces cambios tecnológicos que se vienen produciendo en los últimos años no está de más verse prevenidos. Al igual que los guionistas han experimentado una crisis existencial por la invasión de estas nuevas tecnologías, los actores están en contra de que sus caras se utilicen sin su permiso ni compensación. Mañana comienza la huelga de forma oficial, y parece que va para largo, ya que los medios y expertos estadounidenses no prevén que se llegue pronto a un acuerdo, sino que todo se centrará en ver quién resistirá más. Y la ley del más fuerte no suele terminar bien... no lo digo yo, sino «Black Mirror».