Los apellidos españoles que proceden de los vikingos: cómo saber si el tuyo es uno de ellos
Esta civilización escandinava invadió el territorio de España durante varios años, aunque sus incursiones no fueron exitosas
España es uno de los dos únicos países europeos (además de Portugal) en el que se utilizan los dos apellidos, un sistema de identificación de las personas creado por los romanos, aunque desapareció en la Edad Media y no reapareció hasta el siglo X. Así, desde el siglo XIX, en nuestro país se utiliza tanto el apellido del padre como el de la madre para identificar a las personas. Algunos son utilizados por una gran parte de españoles, mientras que otros son más extraños o solo pueden verse en algunos puntos. Asimismo, el origen de estas denominaciones suelen proceder de pueblos que se asentaron en la Península previamente, tales como visigodos, musulmanes... E incluso los vikingos.
Según explica el Instituto Nacional de Estadística, en nuestro país existen alrededor de 2.300 apellidos únicos, siendo García el apellido más común seguido de Rodríguez o González. Estos, como otros, se distribuyen ampliamente por todo el país, predominando más en unas provincias que en otras. Por ejemplo, García es el más común en treinta provincias españolas, mientras que Rodríguez lidera en cinco provincias.
También existen algunos menos comunes como Oae o Zudor, y es que los apellidos son una forma interesante de descubrir la diversidad y la riqueza de la identidad española en lo que respecta a los nombres y apellidos.
Los vikingos fueron conocidos por su espíritu aventurero. Durante la Era Vikinga, aproximadamente desde el siglo VIII hasta el siglo XI, exploraron una gran cantidad de áreas del Mediterráneo y el Atlántico Norte, así como del norte de Europa, construyendo aldeas, asentamientos o ciudades a lo largo de estas regiones o lugares que invadían, lo que supuso que su influencia llegara hasta nuestros días en muchos aspectos de la vida moderna, tales como la lengua, la literatura, el arte y la arquitectura. Y también los apellidos.
En sí, los apellidos vikingos no tuvieron denominaciones familiares fijas, hasta que durante los siglos XVI y XVII empezaron a afianzarse entre la nobleza. Adoptar el padre de su progenitor, estos tenían por costumbre cambiar de apellido en función a su ubicación del momento.
Por ejemplo, están los casos de Eriksson, que significa "hijo de Erik"; Andersson, derivado de "hijo de Anders", u Olsen: Derivado de "hijo de Olaf", entre otros. A día de hoy, muchas personas suecas, noruegas o danesas llevan estos apellidos, también presentes en muchas zonas del mundo.
En cuanto a España, aunque las procedencias son muy complicadas de estudiar y están sujetas a interpretaciones, lo cierto es que algunos apellidos terminados en "-ez" podrían interpretarse bajo un significado vikingo. Por ejemplo, López (hijo de Lope), Gutiérrez (hijo de Gutharr) o González (hijo de Gonzalo).