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Adèle Exarchopoulos, del "Vanity fair" a un folletín en Cannes

La icónica actriz francesa protagoniza junto a François Civit, «L’amour ouf», el último romance dirigido por Gilles Lellouche que participa en la sección oficial del festival
En «L’amour ouf», los protagonistas vertebran una historia condicionada por la diferencia de clasesImdb
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Hace meses que la máquina promocional de «L’amour ouf» funcionaba a todo tren. No era para menos: a la película más cara del cine francés de 2024, con 32 millones de euros de presupuesto, la que pondría en valor la solidez del mascarón de proa de la industria del cine europeo, había que empezar a tenderle la alfombra roja. Su selección a concurso en Cannes se entiende como la culminación de esa legitimación: el festival de cine más importante del mundo es, también, la plataforma de lanzamiento internacional del cine autóctono, y hay que recordar que, de las últimas tres ediciones, dos Palmas de Oro han sido francesas («Titane» en 2021 y «Anatomía de una caída» en 2023).
El certamen de Cannes, viene a decirnos su director artístico, Thierry Frémaux, no solamente es un festival de autor: es un festival que ama los márgenes de beneficios. No es de extrañar que la portada del «Vanity Fair» francés del mes de mayo la protagonicen François Civit y Adèle Exarchopoulos, los amantes pasajeros de la película de Gilles Lellouche, ni tampoco que la Prensa rosa haya levantado rumores de romance entre ambos.
Todo ayuda a que las ambiciones comerciales de la cinta «L’amour ouf», que se estrena en Francia en octubre, se vean cumplidas con creces. Viéndola, este crítico no paró de pensar en «Tres metros sobre el cielo», el taquillazo de Fernando González Molina que consagró a Mario Casas como ídolo de masas púberes, y en la facilidad que tiene el cine francés de vender gato por liebre.
Lellouche, que después del éxito monumental de «El gran baño» ha tenido carta blanca para columpiarse en un rodaje de dieciocho semanas y presentar un montaje final que roza las tres horas, se atraganta con referentes intocables –desde «Uno de los nuestros» a «Érase una vez en América», pasando por «West Side Story» y Tarantino– para justificar su fotonovela de altos vuelos. Porque, por muy ampulosa y exhibicionista que sea su puesta en escena, «L’amour ouf» no es más que eso, una fotonovela. La película cuenta la historia de amor a lo largo de veinte años de un chico de la calle, carne de cañón para la pelea y los negocios sucios, y una joven resuelta y estudiosa. Huelga decir que un robo que sale mal, una traición y la cárcel ponen en jaque ese amor.
«L’amour ouf», que se basa en una novela del irlandés Neville Thompson en cuya adaptación Lellouche lleva trabajando desde 2010, tiene un cierto encanto cuando, en su primera parte, evoca el cine adolescente de los ochenta, apoyándose en una selección musical que define el transcurso de los años con ánimo pegadizo. Si obviamos que toda ella está organizada a partir de una vergonzosa trampa de guion pergeñada en la primera secuencia, la trama discurre como una acumulación de clichés sobre el amor loco marcado por la fatalidad que solo salva de la quema la química entre la pareja protagonista (Lellouche, que es actor antes que cineasta, sabe que Civit tiene carisma y Exarchopoulos defiende lo imposible). Romance, melodrama, cine de gángsters y, cómo no, musical: que no falte una coreografía urbana como fin de fiesta.
Las ínfulas follestinescas de Lellouche contrastaron con la delicada modestia de la hindú Payal Kafadia en la preciosa «All We Imagine As Light», su debut en la ficción después de que «A Night of Knowing Nothing», su personal aproximación al documental epistolar, ganara en Cannes el premio Golden Eye hace tres años. Si aquella película fusionaba lo íntimo y lo político con un lenguaje que oscila entre lo meditativo y lo experimental, «All We Imagine As Light», que supone el regreso del cine hindú a la sección oficial después de treinta años de ostracismo, explora la situación de la mujer en la sociedad de la India a partir de la historia de dos enfermeras y compañeras de piso en Mumbai: la una condenada a la soledad afectiva, habiéndose casado por mandato familiar con un marido que emigró a Alemania y que no ha vuelto a ver, y la otra, manteniendo en secreto su noviazgo con un musulmán que sus padres no aprobarían.
La verdad con que Kafadia retrata la vida en Mumbai, tierra de las oportunidades pero también espacio de opresiva precariedad para muchas de las que emigran desde las provincias a la gran ciudad, y la desnuda cercanía, de una desarmante humildad, con que retrata las problemáticas de género, clase y religión a las que se enfrentan las mujeres en la India, hacen que la película cale hondo, y que cuando llega la segunda parte del filme, en la que esas dos enfermeras salen de su hábitat para viajar a un pueblo costero, surjan las respuestas a sus incertidumbres, y la vida imponga una paz benéfica, que alumbre un futuro posible.

Máximo galardón para Jonás Trueba y su "Volveréis"

La nota felizmente patria de esta jornada en la Croisette la ponía el anuncio del galardón concedido a «Volveréis», la película presentada por Jonás Trueba. Este nuevo largometraje del también director de «Todas las canciones hablan de mí» –por la que obtuvo la nominación al Goya de mejor dirección novel– protagonizado por Itsaso Arana y Vito Sanz, ha obtenido el Europa Cinemas Cannes Label Prize a la Mejor Película Europea de la Quincena de cineastas del Festival de Cannes, un reconocimiento que equivale a la entrega del máximo premio que se otorga en esta sección. La historia disecciona con belleza y sensibilidad costumbrista (algo en lo que Trueba siempre resulta vencedor) la relación de una pareja que después de 15 años juntos deciden organizar una fiesta para celebrar su ruptura. A pesar de que el anuncio deja perplejos a sus seres queridos, la dupla sentimental con fecha de caducidad se mantiene firme en la decisión de separarse.