Una antología recupera la obra de José Martí, el “apóstol americano”
La RAE edita una antología de sus mejores obras en una edición conmemorativa que cuenta con textos sobre su figura de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y Gabriela Mistral
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Para unos era el “Don Quijote” cubano; para otros, un prodigio literario; para el resto, un escritor de múltiples orillas, que deslumbra a los dieciocho años y fallece a los cuarenta y dos después de haber frecuentado el verso, el periodismo, la novela, el ensayo y haber navegado por las procelosas aguas de la política. Autor de sintaxis pura, con talento innato para alumbrar metáforas originales, abundantes, apartadas de la exageración, y de léxico rico y preciso, como se acertó a decir durante la presentación que se celebró ayer en la Real Academia Española, José Martí era un hombre de una vasta cultura y una capacidad para el verbo escrito y la oratoria que excedía lo corriente, y que dejó obras como ‘Ismaelillo’ (1882), ‘Versos libres’ (1882), ‘Versos sencillos’ (1891), ‘Edad de oro’ (1878-1882) y ‘Flores del destierro’ (1878-1895).
Ahora, la RAE junto a la Asociación de Academias de la Lengua Española han publicado, dentro de sus ediciones conmemorativas dedicadas a clásicos hispanoamericanos en volúmenes accesibles, ”Martí en su universo. Una antología” (Alfaguara). Con este volumen han querido rescatar a un autor indispensable y hacerlo llegar hoy a los lectores a través de una selección de sus mejores textos y poemas. “Martí representa el compromiso que adquieren los escritores. De esos autores que jamás renuncian a los mensajes de la vía pública”, comentó el escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes de Literatura, que, junto Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, y Rogelio Rodríguez, director de la Academia Cubana de las Letras, presentó este libro. El novelista explicó que “no podemos explicar a Martí sin su anhelo por la Independencia de Cuba y sin la lucha política que libró desde los Estados Unidos para conseguir reunir a los cubanos alrededor de la bandera”.
Sobre este punto, Sergio Ramírez, que conoce bien qué es la política y qué es servir a la literatura, aseguro que resulta crucial para entenderlo “el debate” que “libró como apóstol de la Independencia de Cuba sin que renunciara por eso a ser un gran escritor”. Este volumen viene precedido por textos de Rubén Darío, Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez. El primero lo define como un “hombre de temperamento nervioso, delgado, de ojos vivaces y bondadosos”. Pero lo que resalta de él era “su cultura proverbial, su honra intacta y cristalina; quien se acercó a él se retiró queriéndole”. Por su parte, Mistral se preocupó de subrayar cuál es la grandeza de su cuidado estilo. Después de remarcar que era una “voz autónoma”, aseguraba, no sin admiración ni un punto de ironía, que “parece que la originalidad esencial de Martí sea un caso de vitalidad en general y luego de vitalidad tropical”. Juan Ramón Jiménez, Nobel de Literatura, señaló que “Martí, con sus viajes de destierro (Nueva York era a los desterrados cubanos lo que Parías a los españoles), incorporó a los Estados Unidos a Hispanoamérica y a España mejor que ningún otro escritor de lengua española, en lo más vivo y más cierto”.
Hombre prolífico, que frecuentó todos los géneros son brillantez, fue sobre todo un hombre que cuidó la lengua, que se daba valor que tenía no solo para el ejercicio de embellecimiento de la literatura, sino también como una herramienta imprescindible del pensamiento. “Un libro como este ayudará a que el Martí pensador y poeta llegue por fin a los lectores que antes no le conocían, y permitirá entrar por distintas puertas a su obra», recalcó Sergio Ramírez del autor de poemarios.