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Al Jean habla en exclusiva con LA RAZÓN: “Las ofensas de Los Simpson siempre han sido de buena fe”

El productor de la “sitcom” más longeva de la historia analiza su envejecimiento, el clima de corrección política y cómo ha sido el desembarco de los habitantes de Springfield en Disney
WALT DISNEY CO.
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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No se puede apoyar en una estadística ni en un muestreo, pero es altamente probable que el nombre de Al Jean (Estados Unidos, 1961), sea uno de los que más veces hemos visto en los créditos de una pantalla de televisión. Normalmente, en amarillo animado, fondo negro y justo después de ilustres como James L. Brooks o su buen amigo Matt Groening. Para cualquier fan de «Los Simpson», la comedia de situación más famosa del planeta, Jean es uno de los capitanes de rostro más reconocible de un barco que, en cuestión de meses, cumplirá tres décadas haciendo reír a medio mundo. ¿O ya no tanto? «No sé si nos hemos vuelto más sensibles, pero sí podemos presumir de haber vivido una experiencia única, la de lidiar con un espectáculo que lleva treinta años en antena. Hay cosas que la gente encontraba divertidas y no ofensivas hace treinta años y que se ven diferentes hoy en día, así que tienes que adaptarte al cambio de los tiempos», explica el productor desde su oficina, donde dio las últimas instrucciones de «Los Simpson: la buena, el malo y Loki», un cortometraje animado en el que los amarillos habitantes de Springfield reciben la visita del Dios nórdico en su versión Marvel y que ya está disponible en Disney+.
El cruce de franquicias, tan referencial y común como paródico en una ficción cuya salud lleva en jaque, al menos, quince temporadas, se torna un ejercicio de autoconsciencia con varias aristas: por un lado, el propio Al Jean fue el responsable de colar un cartel en el que se puede leer «esto es lo que pasa cuando Disney compra Marvel y FOX» en manos de Radiactivo Man y, por otro, no es inocente en el colmo de referencias explícitas a las películas del universo de los cómics, casi como si se tratara de un anuncio de alto presupuesto, volviéndose incluso estomagante por momentos. El productor, sin embargo, se muestra positivo y esperanzado por las consecuencias del acuerdo: «Nos han dejado ser tan traviesos como hemos querido. Alojarse en Disney+ es perfecto para nosotros. Creo que tienen alrededor de 100 millones de suscriptores, un número increíble considerando lo joven que es la plataforma. Toda la biblioteca de episodios de “Los Simpson” está disponible en tu móvil, y ya no entremos en lo que conecto personalmente con producciones como “El Mandaloriano” o “Loki”», añade.
El envejecimiento de “Los Simpson”
Sobre el buen –o no tanto– envejecimiento y la corrección política de su franquicia (aunque quizá ya es mejor empezar a hablar de propiedad intelectual, dados los tiempos que corren), Jean habla con la conciencia tranquila: «Creo que sometemos a todas las nacionalidades al proceso de estereotipos, y especialmente a los estadounidenses. Hombres estadounidenses gordos, en primer lugar, y me parece bastante evidente para todos. Creo que nuestro corazón y nuestras intenciones siempre han venido de la posición moral correcta y cuando satirizamos algo tratamos de hacerlo de una manera comprensiva y empática con los desamparados y los perdedores. Los de abajo. Por supuesto, en treinta años es posible que hayamos cometido algunos errores u ofensas, pero siempre han sido de buena fe», remata.
Con más de 500 capítulos de «Los Simpson» a sus espaldas, Al Jean lo ha visto absolutamente todo en la industria. Desde la oportunidad que les dio la cómica Tracey Ullman en su programa para los primeros cortos de la serie, hasta la compra de FOX y todas sus propiedades por parte de Disney, pasando por la hegemonía mundial que significó el largometraje de 2007 («Los Simpson. La película») o el curioso ascenso meteórico de un guionista pelirrojo.
Conan O’Brien, ahora leyenda del «late-night» y el mundo de la comedia estadounidense, desembarcó en la sala de guionistas de Springfield en 1991, bajo el ala de Jean, quien le reconocía y alababa por su trabajo en el mítico «Saturday Night Live». Justo cuando O’Brien ha decidido poner fin a su programa nocturno tras más de dos décadas y una pelea pública con el mismísimo Jay Leno, el productor recuerda sus primeros pasos juntos: «Todo el mundo me preguntaba quién era ese tipo y por qué le habíamos traído. Yo solo les pedía paciencia, porque siempre supe que sería uno de los grandes. Sin duda, se ha ganado un lugar junto a Johnny Carlson y David Letterman», elogia.
Ni móviles ni Internet
El paso del tiempo, quizá el «leitmotiv» de la conversación del productor con LA RAZÓN cuando hablamos de su longeva criatura, también es objeto de contradicción y debate en su propio fuero interno: «Nuestro proceso creativo no ha cambiado demasiado. La única diferencia es que cuando se propone algo, alguna mano se levanta para decir “¡Ya lo hemos hecho!”. En lo que a mí respecta, mi definición de “Ya lo hemos hecho” se ha ido relajando un poco a lo largo de los años, porque si no sería imposible seguir trabajando y sacando adelante más de veinte capítulos al año. El truco consiste en mirar el mundo de manera diferente a como lo hacía antes. Cuando comenzó la serie, solo para constatar lo obvio, no había móviles, no había Internet. Si observas por un momento el mundo de hoy, lo que las personas y las familias tienen que enfrentar a diario, es una historia completamente diferente en comparación con finales de los ochenta y principios de los noventa. Y ese es también el truco: observar cómo las familias de clase media intentan sobrevivir hoy en medio de los diversos problemas que les azotan por todas partes», reflexiona Jean.
En «La buena, el malo y Loki», además de una multitud de habitantes de Springfield ataviados como los mismísimos Vengadores de Marvel, se puede apreciar un –quizá triste– agotamiento de marca que es digno del más sesudo de los estudios. Esto es, cómo la industria hegemónica del cine se ha hecho tan grande que ya solo puede devorarse a sí misma: desde «La Emoji película» a «Ready Player One», pasando por la fallida y estrepitosa «Space Jam: nuevas leyendas» o la futura «Free Guy», lo autorreferencial se ha vuelto el único aspaviento que puede hacer Hollywood mientras mentes como las de Al Jean descartan la muerte del medio: «”Los Simpson” seguirán siendo “Los Simpson”. Durante muchos años más», remata.