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Clara Lago: “Vivimos en una sociedad que todavía es patriarcal y machista en muchos sentidos”

La actriz estrena junto a Ernesto Alterio “Crónica de una tormenta”, la ópera prima de Mariana Barassi, en donde se ponen de manifiesto las dinámicas tóxicas de las relaciones de poder y se subraya la manipulación mediática y la proliferación de las “fake news”
Clara Lago posa en el BCN Film Fest durante la presentación oficial de la cinta "Crónica de una tormenta", dirigida por Mariana Barassi
Andreu DalmauEFE

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El engranaje de las redacciones actuales se parece poderosamente a una definición que ya señalaba Gabriel García Márquez en 1996. El escritor acotaba su significado a esos “laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores” y a gran parte de esa deshumanización progresiva de la prensa, de esa robotización de los procesos de escritura periodística recurre Mariana Barassi para estructurar las bases de su ópera prima, “Crónica de una tormenta”. Basada en la obra de teatro de Sabina Berman, “Testosterona”, la cinta de la directora argentina narra la historia de dos periodistas a quienes dan vida Clara Lago y Ernesto Alterio y cuyas luchas de poder, tensiones sexuales acumuladas y filosofías de trabajo dispares explotan de forma definitiva durante una larga noche de lluvia en el interior del periódico para el que trabajan. Charlamos con la actriz de “La cara oculta”, con la mujer que una vez fue niña en “El viaje de Carol”, sobre la desigual posición de las mujeres en los puestos de responsabilidad, la lacra de la competitividad en entornos profesionales, la crisis de credibilidad de los medios de comunicación y su deseo de trabajar con Penélope Cruz.
- Uno de los temas que pone de manifiesto “Crónica de una tormenta” es la toxicidad y la competitividad extrema que prolifera en según qué ambientes laborales. Especialmente en el nuestro, en el mundo del periodismo… ¿Vivimos en una sociedad capaz de hacer lo que sea por llegar a donde sea?
- Bueno, yo creo que no todo el mundo, pero sí creo que vivimos en una sociedad muy enfocada a los logros, en una sociedad que de alguna manera nos ha vendido que el éxito da la felicidad y que el éxito va directamente relacionado con los logros profesionales, económicos, materiales. Quizás eso es lo que habría que revisar: la definición de éxito. El éxito debería definirlo cada uno o al menos plantearse qué es lo que nos hace verdaderamente felices. El hecho de que se trate de un concepto ya acotado, predeterminado, establecido, es lo que propicia que surjan cosas como la competitividad por la que me preguntas. Empezando por cómo está planteado actualmente el sistema educativo ¿no? Con el tema de los exámenes, con esa necesidad de ser el mejor en todo…Y si no cumples unos objetivos determinados en un tiempo determinado te suspenden y entonces parece que tu valía como persona disminuye. Y esto en el fondo es muy duro, porque también hay mucho tipo de gente que tiene otro tipo de capacidades que a lo mejor no pueden desarrollarse porque no les dan la oportunidad. Todo está muy enfocado y muy marcado.
- Cómo recibe inicialmente el proyecto de Mariana Barassi y más concretamente su papel. ¿Al estar basado en una obra teatral en este caso, os imaginasteis que la estructura narrativa iba a ser así? ¿Con pocos espacios y basando el poder del relato en los diálogos?
- Pues al hacer la adaptación cinematográfica se amplió el recorrido de espacio, de manera que van pasando con la cámara por toda la redacción, por las rotativas, No leí la obra de teatro ni la vi pero creo que en la obra había todavía menos espacios. Quisieron meter un poquito más de recorrido para precisamente darle más dinamismo. Pero aún con todo, es un guión que al leerlo ya ves que tiene una importancia enorme el diálogo y la interpretación de los actores. Al fin y al cabo es lo que sostiene en este caso la tensión dramática de la historia. Cuando a mi me llegó fue un sí absoluto si pensarlo. No todos los días te llega una oportunidad como esta de darle vida a un personaje complejo, en una situación compleja y en donde ya ves que vas a tener todo ese recorrido para poder mostrar todo ese rango de matices.
- Imagino que trabajar con Ernesto Alterio ha sido una grata experiencia.
- ¡Sí! Muy buena la verdad. Ya habíamos coincidido algún trabajo anterior y lo cierto es que para mí era una tranquilidad absoluta saber que mi partener en este caso, ya no es solo que fuese un gran actor, sino que al haber trabajado con él, ya sabía que teníamos química en escena y eso ayuda bastante.
- ¿La realidad de una redacción se corresponde con la aproximación que hacéis en la película? ¿La gente ha dejado de confiar en los medios de comunicación?
- Creo que hay mucha gente que piensa que lo que dicen en la tele va a misa, lo creen fervientemente. También otra mucha que ya desconfía por completo y busca artículos en periódicos especializados, compara noticias entre diferentes medios, rastrea y se informa sobre lo que le interesa saber para intentar llegar a lo que más se acerque a la verdad y generarse una opinión propia. Lo que pasa que generarse una opinión si no sabes la veracidad de la información es muy complicado. La saturación de información sin contrastar y las “fake news” han hecho mucho daño en este sentido.
- A la hora de construir el personaje de Macarena, ¿encontró similitudes con el sacrificio que ella ha tenido que vivir como periodista en términos de renuncia personal? Es decir, ¿su trabajo como actriz le ha privado en alguna ocasión de dedicarle tiempo a la gente que quiere?
- Afortunadamente puedo decir que no. Cuando me tengo que ir de pronto, como me ha pasado ahora, a rodar a Argentina por ejemplo, me pierdo estar físicamente, pero por suerte ya en el siglo XXI con todas las tecnologías que tenemos se pueden mantener fácilmente las relaciones y se pueden seguir nutriendo a través de lo telemático, esto que hemos podido comprobar todos durante el confinamiento. Ahora ya la propuesta de un vino telemático ya no es nada raro (risas). Así que ya te digo, no siento que haya tenido que renunciar a nada. Tal vez en mi adolescencia por ejemplo sí lo noté más. Esa libertad que te da el anonimato, no la he tenido del todo. Siempre he estado en esa línea en la que no era ni una persona tan popular que no pudiera caminar por la calle ni mucho menos, pero tampoco era una persona anónima. Pero bueno, he crecido con eso y tampoco es algo que me perturbe. Esta profesión me ha dado tantísimas cosas maravillosas que esa pequeña renuncia se convierte en algo insignificante comparado con todo lo demás.
- ¿Y como mujer? ¿Ha sentido que sus decisiones o sus propuestas en el terreno laboral no eran a veces lo suficientemente tenidas en cuenta o escuchadas?
- La verdad que no. No he tenido nunca la sensación de que por el hecho de ser mujer no se me escuchara. Es algo que sucede, por supuesto, pero yo también sé medir y reivindicar mi espacio. Soy una persona muy preguntona, muy peleona cuando quiero proponer algo y al mismo tiempo me adapto con facilidad a las circunstancias. Elijo mis luchas y mis peleas en el set hasta donde veo que se puede. En esta profesión he notado esa distinción con respecto a la experiencia que pudieras tener y no con el género al que pertenecieras. Al llegar un momento de tu carrera en donde ya tienes muchos proyectos a tus espaldas, de pronto ves que a ti se te escucha más que a un compañero que está empezando. No me ha pasado, pero no me extrañaría que sucediera, porque al final vivimos en una sociedad que todavía es patriarcal y machista en muchos sentidos. Hemos recorrido un camino importante pero todavía queda mucho por hacer.
- ¿Qué espera la sociedad de nosotras en este momento?
- Siento que es importante que se nos vea como individuos, con independencia de nuestro género. El planteamiento por ejemplo de qué se espera de nosotras en la lucha feminista por el hecho de ser mujer como que chirría un poco. Lo importante es que cada uno individualmente pueda elegir de forma libre lo que le hace feliz en relación a lo que hablábamos antes, en relación al éxito personal. Con independencia de que seas mujer, hombre, transgénero… Que cada uno tenga la libertad de descubrir quién es sin que se le vaya a juzgar por elegirlo. Sin que por ser mujer y decidir apostar por tener una carrera y no ser madre se te juzgue como tal o todo lo contrario, que por apostar por la maternidad y no por una carrera profesional se te juzgue por ello también. Tenemos que poder elegir siempre.
- Los sueños fallidos, la imposibilidad material para llevarlos a cabo, es otro de los temas sobre los que bascula la cinta, ¿qué sueños pendientes le quedan a Clara Lago por realizar?
- Ufff muchos. Me considero una absoluta privilegiada por la vida que he tenido y por cómo ha evolucionado mi carrera profesional, pero siempre estoy en esa actitud de eterna aprendiz. De la vida y de mi carrera. Para mí cada proyecto que me llega, cada personaje, es un pequeño sueño que se hace realidad. Si tuviera que poner nombre y apellidos, me encantaría trabajar con Penélope Cruz, sería como concederle el sueño a mi niña interior.