Una «comedia dramática» sobre la muerte
Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta protagonizan una función dirigida por Lautaro Perotti con el controvertido tema de la eutanasia de fondo
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«¿Por qué tenemos asumido que a un perro no lo tenemos que dejar sufrir y, en cambio, a los humanos a veces los dejamos vivir hasta estados de una dignidad cuestionable? Cuando deseamos que un ser querido muera porque está en un estado “indigno”, ¿queremos acabar con el sufrimiento del enfermo o con el nuestro? ¿Qué es vivir con dignidad? ¿Qué es el sufrimiento? ¿Qué es amar? ¿Es dejar que nuestra madre se consuma al final de la vida? ¿Es ayudarla a morir? ¿Es hacerle compañía y cuidarla hasta el último suspiro?». Todas estas cuestiones en torno al polémico tema de la eutanasia son las que ha tratado la dramaturga Marta Buchaca de plantear al espectador, y también a sí misma, en «Rita», una obra para dos personajes, interpretados por Mapi Sagaseta y Carlos Hipólito, definida por este último como una «comedia dramática».
«No es una función que trate de generar controversia; lo que pasa es que, como toda buena comedia, tiene un drama dentro –aclara el popular actor–. Pero no se trata de una obra militante, y por eso creo que no va a despertar iras. No es eso lo que pretende, desde luego, sino apelar a la reflexión y a la ternura. En todo caso, puede invitar a los espectadores a conversar sobre el asunto mientras toman algo a la salida, que es lo que hace muchas veces el buen teatro», asegura.
El punto de partida argumental es sencillo y contundente: Rita, la madre de Julia y Toni, padece Alzhéimer desde hace años y se encuentra ya en un estado casi vegetal. Cuando la perra de Toni, llamada también Rita, enferma gravemente su dueño decide sacrificarla. Es entonces cuando se abre un debate moral entre los dos hermanos en relación a la decisión que deberían tomar con respecto a la vida, o la muerte, de su madre. Lautaro Perotti, actor argentino muy admirado en los círculos más teatreros de nuestro país, vuelve a adentrarse en la dirección escénica con este trabajo.
«Desde que lo vi por primera vez como actor me afilié a su club de fans. Y todo lo que he visto dirigido por él me ha gustado. Tiene una forma de trabajar que a mí me interesa mucho, porque trata de atrapar trozos de vida, y huye para ello de todo lo que pueda parecer afectado». Son palabras de un Carlos Hipólito que no puede ocultar su ilusión con un proyecto que considera una «joyita». Y explica por qué: «Es una obra que también habla de las relaciones familiares, de lo falsamente dueños que nos creemos de nuestras decisiones y de la necesidad de aprobación, sin embargo, que necesitamos en verdad para tomar esas decisiones. Toca temas serios, pero con mucho humor; con unos personajes muy cercanos y bien dibujados, y unos diálogos prodigiosos que a mí me recuerdan en cierto modo a los de Jordi Galcerán». Ahí es nada.