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“La lista de los deseos”: ahora o nunca

Álvaro Díaz Lorenzo vuelve a apostar por una "roadmovie" protagonizada, en esta ocasión, por Victoria Abril, María León y Silvia Alonso
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En el momento en el que a Eva le confirman que tiene un tumor cancerígeno en el pecho su gesto se desencaja con la naturalidad que suele preceder al miedo. El cáncer, esa enfermedad cuyo nombre debe ser nombrado, por muy doloroso y abrasivo que siga resultando, invade los diferentes rincones por los que transita la última propuesta del director malagueño Álvaro Díaz Lorenzo, “La lista de los deseos”. Siguiendo con la línea cómica que define su trayectoria, el autor de “Los Japón” o “Señor, dame paciencia”, se enfrenta a esta historia de espíritu buenista al más puro estilo “roadmovie” en donde un tridente femenino de fuerte personalidad como el formado por Eva (María León), su mejor amiga Mar (a quien da vida Silvia Alonso) y Carmen, paciente con más de 25 años de lucha contra el cáncer a sus espaldas interpretado por Victoria Abril, emprenderán un viaje sanador con el que darán respuesta a muchas de sus preguntas y harán las cosas que siempre quisieron pero para las que nunca tuvieron tiempo.
Lorenzo reconoce que el humor siempre es una herramienta poderosa para enfrentarse a la pena, ya que tal y como asegura “la comedia me sale sola, de forma inconsciente. Es importante desdramatizar ciertas situaciones a través del humor, a pesar de la dureza que puedan implicar, siempre y cuando se haga con el oportuno respeto. Es algo sano”. La manera que tiene Eva de afrontar la situación es cumpliendo, impulsada por el consejo arrebatado de su compañera de hospital Carmen, todos aquellos propósitos que se quedaron por el camino a través de la elaboración de una lista. Algo que para el director conecta de forma directa con el presente: “La situación de confinamiento que hemos vivido pienso que ha precipitado la necesidad de la gente a la hora de hacer listas con todas aquellas cosas que querían hacer cuando esto acabara. Sueños incumplidos, viajes que nunca hicimos... En ese sentido la película guarda bastante relación, por pura casualidad, con la actualidad. Los escenarios que hemos elegido para el rodaje entre Andalucía y Marruecos son muy luminosos y cuando los ves te dan ganas de moverte, algo que este verano vamos a tener que practicar mucho en España”, indica.
Silvia Alonso por su parte, recoge el guante del viaje y señala: “Creo en el viaje como reparador emocional. He tenido algunos realmente importantes que me han ayudado y cuando termino los rodajes, siempre que tengo oportunidad me escapo a algún sitio”. En “La lista de los deseos”, además del trayecto como cura, subyace de manera ligera la carga emocional que supone la enfermedad para aquellas personas que la sufren, algo que María León tuvo presente desde el principio: “Lo bueno de las mujeres que aparecen en esta historia es que, pese a todo, solo quieren seguir viviendo. En mi caso concreto, empatizar con alguien que sufre algún tipo de enfermedad es natural, pero cuando lo que te toca es interpretar a alguien que sufre, esa empatía se origina desde otro sitio, a través de una comprensión distinta. Intentas atravesar la enfermedad y eso es lo que yo he pretendido con Eva en este caso”, reconoce la actriz.
El marcado cariz feminista de las protagonistas, lejos de poder leerse como un pretendido e impostado añadido, supone para ambas un reflejo consecuente de la respiración actual de la sociedad. “Para mí el feminismo no es ni más ni menos que igualdad. El tener poder, el ser fuerte... es algo que va implícito tanto en los hombres como en las mujeres. Porque contemos historias de mujeres con todos los valores, colores y principios que podemos tener, no significa que se esté haciendo una reivindicación de nada. Todo ser humano tiene un poder individual y en este caso, tenemos la suerte de tener un guión en el que las tres protagonistas son mujeres. Y eso es realmente fantástico”, comenta María León antes de que Alonso remate: “Hay un problema tradicional de roles en el mundo de la interpretación porque a la mujer siempre se tiende a colocarla en un lugar de espera y de inacción mientras que al hombre no tanto, pero creo que introducir este tipo de personajes en las películas sin pretender convertirlo en nada político, también ayuda a naturalizarlo”.