Cargando...

Salud

Leer más y hacer otros ejercicios además de caminar, claves para detener el deterioro cognitivo

El ejercicio en grupo, como el baile, aporta beneficios y les ayuda a socializar

Caminar ya no es suficiente David JarLa Razon

Mantener una buena nutrición y realizar ejercicio físico de fuerza y resistencia, que vaya más allá del clásico caminar que se recomendaba a las personas mayores, así como leer o estudiar, es fundamental para frenar el deterioro cognitivo y funcional que convierte a los mayores en personas dependientes.

La existencia de esa relación directa entre la mejoría física de las personas mayores y su mejoría cognitiva es una de las conclusiones a las que se ha llegado durante los Diálogos Efe “Enfermedades neurodegenerativas: La lucha contra el envejecimiento”, un encuentro organizado entre la Agencia EFE y Quirónsalud.

La doctora Erika Torres, coordinadora del Servicio de Neurociencias de Quirónsalud Torrevieja y Alicante, ha explicado que el ejercicio “en realidad es un factor protector en cualquier etapa de desarrollo, ya tengas o no tengas una enfermedad neurodegenerativa, porque mejora la secreción de sustancias tróficas y la elasticidad neuronal”.

Mantiene la plasticidad cerebral

Ha añadido que “está demostrado” que eleva la plasticidad del cerebro, lo que ocurre por la mejora de la circulación cerebral, que aumenta el oxígeno y eso provoca un aumento de secreción de sustancias neurotróficas y que aumente la plasticidad”, es decir, que “si haces ejercicio de forma continuada a lo largo de la vida llegarás en mejores condiciones para afrontar esas posibles dolencias neurodegenerativas”.

La especialista en Medicina Nuclear del Hospital Quironsalud Torrevieja, María José Torres, ha explicado que durante toda la vida el cerebro va acumulando una “reserva cognitiva” que puede minimizar las consecuencias cuando aparece una enfermedad neurodegenerativa.

“Llama muchísimo la atención cuando ves a un paciente con deterioro cognitivo leve y en el que, sin embargo, cuando realizas las pruebas diagnósticas, encuentras un cerebro destrozado”, lo que solo se explica por la existencia de esa reserva cognitiva que ha ido conformando durante toda su vida.

Es decir, una persona que durante toda su vida ha ejercitado su cerebro, ha leído, ha estudiado, o ha trabajado el cerebro de cualquier otra forma, tiene una buena reserva cognitiva y, aunque la enfermedad “va a seguir haciendo daño”, puede mantener una buena calidad de vida.

“Hay gente que es capaz de mantener una calidad de vida bastante buena con bastante daño cerebral”, y en cambio, “una persona cuyo cerebro no tiene esa reserva, con muy poco daño sufre una gran disminución de la calidad de vida”, ha indicado.

La pérdida de masa, un enemigo importante

Por su parte, Juan Ramón Doménech, jefe del Servicio de Geriatría de Quirónsalud Valencia, ha indicado también que en la pérdida funcional que padecen las personas mayores que pasan de un estado de fragilidad a otro de dependencia existe un “sustrato común, que es la pérdida de masa muscular”.

Enfermedades como la demencia aceleran este proceso, igual que hizo el confinamiento durante la pandemia, por eso siempre es fundamental realizar ejercicio físico para nutrir e intentar evitar esa pérdida de masa muscular, que es la que permite frenar esa disminución de funcionalidad que se da con el envejecimiento.

En su opinión, ante la aparición de enfermedades neurodegenerativas “es muy importante el tratamiento farmacológico” y el tratamiento multidiscipinar y coordinado, pero “un 50 % del tiempo debería dedicarse al tratamiento no farmacológico, que tiene dos pilares, la nutrición y el ejercicio físico no solo aeróbico (andar), sino también de fuerza, equilibrio y flexibilidad.

Sobre este aspecto, la vicepresidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría, Silvia Forcano, ha señalado que a partir de los 40 años se empieza a perder masa muscular, por lo que es importante trabajar para evitar esa pérdida con ejercicio, que en el caso de las personas mayores tiene que estar necesariamente adaptado para no provocar lesiones.

Antiguamente le decíamos a la persona mayor que caminase”, pero ahora sabemos que “con eso solo no basta, que tienen que hacer también ejercicios de resistencia, de fuerza, con pequeñas pesas puestas en los tobillos o en las muñecas, trabajar la musculatura de miembros inferiores y de los brazos”, ha resaltado.

Ha añadido que si tienen más fuerza “pueden caminar mejor, responder mejor frente a una adversidad o no caerse. Caminar está fenomenal pero eso solo no basta” y hay infinidad de tablas y ejercicios adecuados.

Forcano ha indicado también que para las personas mayores “es más fácil coger una pastilla que coger las zapatillas”, les cuesta mucho sobre todo a aquellos que no han implementado el ejercicio en sus vidas cuando eran más jóvenes, “pero ganan tanto que merece la pena”.

Domenech ha añadido que ese ejercicio físico para personas mayores funciona muchísimo mejor en grupo, por ejemplo el baile, porque además les permite socializar, lo que lo convierte en una terapia no farmacológica que “da unos resultados fantásticos”.

Erika Torres se ha referido también al tratamiento no farmacológico, una de las cosas en las que “ponemos mucho esfuerzo” en la unidad de Neurociencias de Quironsalud Torrevieja y Alicante.

De hecho, cuentan con una consulta de medidas higiénico-dietéticas en la que se aborda la nutrición, el deporte y el ánimo y “se les diseña específicamente un programa para ellos y sus familiares”.

Para Torres, este trabajo es “fundamental” porque “una persona que no hace todo eso va a evolucionar muchísimo más rápido” hacia la dependencia.