Cargando...

Volcanes

Juana Vegas, geóloga: “En las rocas está escrita la historia del planeta”

La Secretaria General de la Comisión Internacional de Patrimonio Geológico, Juana Vegas, alerta sobre la desigual conservación del patrimonio geológico

La Caldera de Taburiente, en la isla canaria de La Palma Sylvia RiechelmannCreative Commons

A finales del siglo XVIII se pensaba que todo el planeta había estado rodeado de un gran océano primigenio donde se iba acumulando la materia orgánica. Al combustionar, esos materiales salían a la superficie y formaban la mayoría de las rocas que constituían el paisaje terrestre. Algunas rocas se resistían a esta explicación, y se conjeturaba que se habrían formado en el fondo de este gran mar que ya no existía. Pero la sentencia definitiva para esta teoría, conocida como neptunismo, la aportaron los volcanes: en concreto, la Caldera de Taburiente en la isla canaria de La Palma.

El naturalista alemán Leopold von Buch, firme defensor del neptunismo, viajó a La Palma a principios del siglo XIX. Allí, “la naturaleza le demostró que esta teoría no era cierta”, explica Juana Vegas, experta en el relieve volcánico de La Palma desde que su tesina de licenciatura en la Caldera de Taburiente diera comienzo a su carrera investigadora.

Además, es la Secretaria General de la Comisión Internacional de Patrimonio Geológico, que pertenece a la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, por sus siglas en inglés). Esta comisión ha designado los 100 Primeros Lugares del Patrimonio Geológico de la IUGS, anunciados la semana pasada y entre los que se encuentra la Caldera de Taburiente.

El mejor lugar del mundo

En el cráter que constituye la Caldera “se puede ver la formación completa de un edificio volcánico”, afirma Vegas, “desde que empiezan a formarse las islas en el fondo del océano hasta que acaban siendo unos edificios volcánicos como Taburiente que alcanza los 2 426 metros de altura”. Junto con von Buch, Alexander von Humboldt y más naturalistas de la época visitaron las Islas Canarias “y les sorprendió”, continúa la geóloga, “porque es el mejor lugar del mundo donde se puede estudiar, en un sitio tan pequeño, algo tan difícil de ver como es cómo se forma una isla”.

Efectivamente, los volcanes no encajaban dentro del neptunismo, que no era capaz de explicar cómo surgían. Fue a raíz de estos viajes de naturalistas como surgió la corriente plutonista, que afirmaba que existían fuerzas en el interior de la Tierra que se movían y desencadenaban volcanes. Gracias a observar la morfología de Taburiente y la erosión intensa que tuvo lugar en el cráter, los naturalistas pudieron comprobar de primera mano la manera en la que se forma un volcán.

Hoy en día, las herramientas de estudio son mucho más sofisticadas y la formación de los volcanes se conoce con mucho más detalle. “Estudiar volcanes antiguos es ir como un gran detective recogiendo pistas por todo el campo”, compara Vegas, ya que de muchas erupciones solo quedan restos de coladas o diques de alimentación.

Para analizar los materiales geológicos se emplean disciplinas desde la petrología, para conocer la composición de las rocas, hasta la datación radiométrica para conocer su edad, y también técnicas geofísicas para estudiar cómo las estructuras volcánicas cortan la corteza terrestre en profundidad. Es así como se reconstruye el “puzle” que son las erupciones del pasado.

Dos volcanes en una isla

La isla de La Palma copó la actualidad informativa hace un año por la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Sin embargo, según aclara Vegas, a pesar su reducido tamaño (29 por 47 kilómetros), la isla cuenta con dos unidades geológicas diferentes. Al norte se encuentra la Caldera de Taburiente, un estrato volcánico antiguo construido sobre un edificio submarino en el que no hay vulcanismo activo. A partir de los últimos 200 000 años creció el edificio de Cumbre Vieja en el triángulo sur de la isla, donde se han registrado erupciones al menos desde el siglo XVI.

La geóloga, además, trabaja en el desarrollo de indicadores para la conservación del patrimonio geológico protegido. Su objetivo es que “cuando se hacen regulaciones de los espacios naturales protegidos, se tenga en cuenta la geología y no solo la biodiversidad”. “En las rocas está escrita la historia del planeta”, destaca, “que se remonta 1 170 millones de años en el caso de España”.

Orgullo palmero

De ahí la importancia de conservar y reconocer emplazamientos como la Caldera de Taburiente o los otros 4 100 lugares de interés geológico de nuestro país, argumenta Vegas. “Igual que en biodiversidad hay una serie de índices que maneja el Ministerio para establecer cuál es el estado de conservación, no había ningún estándar que dijera si estaba bien conservado el patrimonio geológico de España”.

Desde 2017 existe un programa de ciencia ciudadana llamado “Apadrina una roca” que permite a la ciudadanía informar anualmente sobre el estado de lugares de interés geológico, y los resultados forman uno de los indicadores de conservación con los que trabaja el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. “Gran parte del patrimonio está bien conservado”, celebra Vegas, aunque “un 3 % tiene condiciones de conservación bastante malas, con afloramientos casi perdidos”.

El legado de la Caldera de Taburiente, además de cambiar para siempre la concepción de la geología, está en su nombre: “caldera” es el término que se usa en la literatura científica internacional para designar un cráter volcánico. “Muchos palmeros quizá no lo sepan, pero pueden estar bien orgullosos”, apunta Vegas.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Desde 2007, la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad tiene en cuenta el patrimonio geológico. Sin embargo, las competencias de medio ambiente están transferidas a las comunidades autónomas, que, como expone Vegas, “tienen el deber de conservar el patrimonio geológico pero no todas tienen la misma legislación”. Por eso la geóloga incide en que la implicación de las autoridades a nivel regional es fundamental para proteger y reconocer este patrimonio.

REFERENCIAS (MLA):