Demencia

Los últimos avances en el diagnóstico del Alzheimer exigen un cambio de paradigma en la atención

Los biomarcadores para el diagnóstico temprano han dado lugar a un nuevo tipo de paciente que requiere de un manejo diferente al de las personas que ya han desarrollado demencia

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Existen varias actividades y talleres que pueden ayudar al paciente a frenar el avance de la enfermedadFreepik

Los últimos avances en el diagnóstico del Alzheimer requieren de un cambio en el manejo asistencial de los pacientes, una flexibilización del mismo y su adaptación a las particularidades y circunstancias de cada una de las personas que sufren la enfermedad. Debe producirse un cambio de paradigma para avanzar hacia una atención más personalizada, tal y como alertaron los profesionales en el marco de la Jornada de Actualización en Psicogeriatría, organizada por el Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias.

El caso es que los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer aparecen entre 3 y 6 años antes del diagnóstico clínico y la demencia. Habitualmente, se trata de problemas de memoria, que pueden generar mucha preocupación en quien los sufre. Hasta hace un par de décadas, el paciente iba de consulta en consulta y de profesional en profesional en busca de una explicación a estas pérdidas de memoria, hasta que la enfermedad avanzaba y entonces ya era clara una demencia de tipo Alzheimer.

En 2007, se pusieron en marcha diversas líneas de investigación con el fin de hallar un procedimiento que permitiera detectar de forma temprana la enfermedad, antes de la aparición de la demencia, con biomarcadores, más concretamente, a través del líquido cefalorraquídeo. Esa posibilidad a día de hoy ya existe a nivel asistencial, pero es algo invasiva y no está exenta de riesgos, como una posible infección, puesto que requiere llevar a cabo una punción lumbar. Así, el paciente debe permanecer un día hospitalizado y guardar reposo 24 horas tras el procedimiento, que consiste en introducir una aguja a través de las vértebras para extraer el líquido cefalorraquídeo, que recubre el sistema nervioso.

Sin embargo, desde enero de este año, existe también la posibilidad de hacer un diagnóstico prodrómico de la enfermedad a través de biomarcadores en sangre, lo cual facilita el poder reconocer el Alzheimer en sus fases tempranas, con un simple análisis de sangre, aunque es cierto que, tal y como señala el doctor, "en el campo de los biomarcadores, hemos pasado de la investigación a la asistencia de forma muy rápida y no todos los laboratorios de todos los centros en los que se atiende la demencia tienen estos biomarcadores disponibles".

Hacia una atención más personalizada

En cualquier caso, el tener la capacidad de llevar a cabo un diagnóstico prodrómico "supone un cambio de paradigma", tal y como señala Juan Carlos Cejudo, coordinador del Equipo de Atención Integral Ambulatoria (EAIA) de trastornos cognitivos del Hospital Sagrat Cor. "Cuando una persona mayor de 50 años sufre pérdidas de memoria que hacen sospechar al neurólogo sobre un posible Alzheimer inicial, se aplican estos biomarcadores y así, en el momento en el que podemos informar al paciente del diagnostico, éste todavía no tiene una demencia como tal y es plenamente consciente de que en unos años la enfermedad puede evolucionar hacia una demencia".

Por lo tanto, el que el paciente pueda y quiera estar informado de su situación antes de los primeros síntomas clínicos de demencia le permite hacerse con las riendas de la situación y tomar decisiones. "El paciente puede programar su vida y tomar decisiones anticipadas cuando aún tiene capacidad ya que sabe que dentro de unos años eso no será así", comenta Cejudo.

Además, si bien por ahora no hay disponible ningún tratamiento que permita curar la enfermedad, es posible frenar el avance de la misma mediante una serie de intervenciones de forma precoz, como la adopción de hábitos saludables, una cierta dieta, rehabilitación..., de manera que cuanto antes se conozca el diagnóstico, antes se podrán poner en marcha las acciones necesarias para ralentizar el avance del Alzheimer.

Al respecto, el doctor recuerda que "hoy en día sabemos que un porcentaje muy alto de que la enfermedad corra más o vaya más rápido está relacionado con el envejecimiento y los factores que tienen que ver con éste". Así, el hacer ejercicio físico, el control de enfermedades como la diabetes, evitar el alcohol... y todo aquello que va a hacer que la persona biológicamente no envejezca tanto son cosas que pueden ayudar a enlentecer este proceso".

Informar, acompañar y actuar

De manera que el manejo de este nuevo perfil de paciente exige un cambio en la atención, que ha de ser más personalizada. En este sentido, por un lado, los programas de atención a estas personas deben dedicar más tiempo a la tarea de informar al paciente sobre la enfermedad y su situación y de resolver todas aquellas dudas que a éste le pueden surgir, así como han de dar un mayor protagonismo al acompañamiento afectivo y emocional, puesto que estas personas con un diagnóstico prodrómico son plenamente conscientes de la enfermedad que sufren y de sus consecuencias. "Probablemente, van a tener una respuesta negativa a lo que les está ocurriendo, la cual puede derivar en ansiedad, depresión, insomnio e incluso ideas suicidas", destaca el doctor.

Por otro lado, el tener un diagnóstico temprano de la enfermedad exige actuar con la mayor premura posible para frenar el avance de la misma mediante intervenciones como el fomento de un cambio de los hábitos de vida del paciente, terapias no farmacológicas como la estimulación eléctrica transcraneal, talleres específicos de memoria, aprendizaje de herramientas informáticas para que desde casa puedan dar continuidad su rehabilitación... En definitiva, "hay que adaptar las estrategias terapéuticas que tenemos, las cuales están pensadas y diseñadas para los pacientes con demencia, a quienes han podido disponer de ese diagnóstico temprano y precoz y que, por lo tanto, son personas sin demencia, autónomas y que saben perfectamente que les ocurre", indica Cejudo.

En definitiva, "es necesario adaptar la atención al nuevo perfil de paciente surgido gracias a los recientes avances en lo relativo al diagnóstico del Alzheimer", una advertencia compartida por los profesionales que participaron en la Jornada de Actualización en Psicogeriatría.