Dia Mundial de la Obesidad
"La obesidad no es un vicio, sino una enfermedad y hay que desculpabilizar a quien la sufre"
La visión negativa hacia el exceso de peso que comparte nuestra sociedad puede dar lugar a actitudes discriminatorias y de acoso hacia las personas obesas y esa victimización se asocia con una probabilidad del 40% al 50% de sentirse triste, deprimido y peor consigo mismo
Es un hecho. Existe una visión negativa hacia las personas con exceso de peso, algo que se ha puesto de evidencia en diversos estudios y encuestas y que se produce tanto en el ámbito escolar, como laboral, sanitario y en medios de comunicación. En este sentido, no es extraño que exista estigmatización hacia este colectivo, muchas veces porque se asociada el exceso de peso a la falta de voluntad del individuo, y ello repercute directamente en el estado anímico y emocional de quien es víctima de esa estigmatización, pero también en su recuperación
Tal y como señala Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y Jefe de Endocrinología del Hospital Arnau de Vilanova (Lleida), "esa visión negativa generalizada hacia el exceso de peso y los cuerpos grandes produce un mayor estrés entre quienes tienen esta condición, así como una tendencia al aislamiento y al sedentarismo, lo que empeora su calidad de vida y, a la vez, favorece conductas menos saludables, de manera que todo ello puede traducirse en un aumento de peso".
A nivel institucional, esa visión negativa de la obesidad implica una menor inversión en investigación, así como en una reducción de los recursos destinados al diagnóstico y tratamiento de la misma, y no hay que olvidar que en el ámbito sanitario también existen prejuicios hacia las personas con exceso de peso. Es más, en torno al 70% de las personas adultas con obesidad percibe discriminación por parte de los profesionales del sector médico, lo cual puede repercutir significativamente en su estado de ánimo.
Y todo ello, supone un grave perjuicio para quienes sufren ese sobrepeso, sobre todo porque, como destaca el doctor Lecube, "no se trata de personas que tienen un exceso de peso por su falta de voluntad o por una cuestión moral, sino que la obesidad es una enfermedad crónica para la que no existe un tratamiento efectivo y el exceso de peso es solo uno de sus síntomas". Entre las diferentes causas que podrían estar detrás de esta patología, menciona "una desregularización de los centros del apetito, lo cual genera una mayor sensación de hambre, una alteración en la sensación de saciedad y una acumulación del tejido adiposo". Sobre este último punto, Lecube explica que "tenemos mecanismos, sobre todo hormonas, que mantienen y regulan la cantidad de grasa en el organismo, pero, en el caso de las personas con obesidad, existe una tendencia a acumular más energía y gastar menos".
Consecuencias emocionales físicas y mentales
Ante esta realidad, cuando una persona siente rechazo o discriminación por su peso, no solo ha de hacer frente a la carga que ya de por sí supone la enfermedad, sino que ha de soportar también el peso añadido de la estigmatización, lo que en muchas ocasiones acaba repercutiendo en su salud emocional, mental y física. "Toda agresión crea inseguridad, menos deseo de relacionarse y una mayor incidencia de depresión y trastorno del estado de ánimo", indica Lecube, que además apunta que, en el caso de las personas obesas, "está demostrado que, ante episodios de acoso o discriminación, cae la eficacia de las distintas iniciativas dirigidas a promover un estilo de vida saludable". De tal manera pueden afectar esas conductas de rechazo o estigmatización a las víctimas que en ocasiones es la misma persona con obesidad quien interioriza esos mensajes discriminatorios y negativos hacia su situación, hasta el punto que "incluso puede llegar a creer que está haciendo las cosas mal y por eso tiene ese exceso de peso", comenta el doctor.
De hecho, como apuntan desde la SEEDO, varios estudios han mostrado que la victimización basada en el peso por acoso se asocia con una probabilidad del 40% al 50% de sentirse triste, deprimido y peor consigo mismo. Es más, existe evidencia acerca de cómo puede condicionar esa visión negativa de la obesidad al presente de quienes la sufren. "Se sabe que entre las personas obesas hay un menor porcentaje de individuos con estudios universitarios, así como un mayor número de amas de casa y de personas en el paro", lo que reflejaría que entre este colectivo, el exceso de peso "condiciona que trabajen más en el domicilio, reduce la empleabilidad de los sujetos y sus oportunidades de ser contratados y una mayor obesidad se asocia a menos estudios universitarios".
En este contexto, cabe señalar que esos prejuicios y esa estigmatización pueden acabar afectando a las personas que no han sufrido ningún episodio de acoso o que, incluso, ni siquiera tienen obesidad pero que, sin embargo, interiorizan ese estigma y asumen como propios los prejuicios sobre el exceso de peso, lo cual les puede acabar de afectando de la misma manera que a las personas que sí tienen obesidad y han sido víctimas de la discriminación o el acoso.
Por todo ello, es imprescindible emprender una serie de medidas que fomenten el respeto hacia estas personas, que eduquen e informen a la población acerca de la obesidad y que pongan fin a la estigmatización y acoso que las personas con exceso de peso sufren, sobre todo porque son más los jóvenes quienes refieren haber sufrido situaciones estigmatizantes relacionadas con su peso que las personas de mayor edad, quizá por el protagonismo de las redes sociales durante la juventud, y eso es realmente preocupante. Tales medidas deben ir dirigidas a la sociedad en general, pero también a los profesionales sanitarios y a las instituciones.
Al respecto, Lecube recuerda que "hay una predisposición genética a la obesidad, que no es el resultado de un vicio o de un enfermedad moral, sino que es una patología. Las personas con obesidad no están así porque quieren y hay que desculpabilizarlas" y es necesario que la sociedad entienda todo eso para dejar de estigmatizar a este colectivo. En lo que se refiere a los profesionales sanitarios, "éstos han de ser capaces de diagnosticar, algo que sea hace menos de lo que se debiera, así como han de poder abordar esta enfermedad, siempre sin prejuicios", mientas que a "nivel institucional es imprescindible poner en marcha un Plan Nacional de prevención y abordaje de esta patología".
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