Maternidad

Las gestantes podrán pasar la espera entre romper aguas y el parto en casa

Sant Joan de Déu ha puesto en marcha un programa gracias al cual aquellas embarazadas que rompen aguas sin tener contracciones pueden regresar a su domicilio hasta el inicio del parto, lo cual contribuye a su empoderamiento y a favorecer su relajación durante la espera sin poner en riesgo la seguridad maternofetal

Una mujer embarazada mientras se somete a una ecografía. EFE/ Paolo Aguilar /ARCHIVO
Una de cada diez mujeres rompen aguas antes del inicio del partoPaolo Aguilar(EPA) EFE

En ocasiones, una mujer gestante rompe aguas antes del inicio activo del parto. De hecho, esto sucede en uno de cada diez casos y a veces pueden pasar horas entre que la embarazada rompe aguas y empiezan las contracciones, que son el auténtico motor y señal de inicio del parto. Es más, según la evidencia, más de la mitad de las gestantes que rompen aguas sin tener contracciones pueden tardar más de 24 en ponerse de parto.

Pese a ello, el método convencional de proceder cuando una mujer ha roto aguas es mantenerla ingresada hasta que llega el momento de dar a luz, pero esa espera puede generar en la gestante "un aumento de la adrenalina y de los niveles de cortisol, lo que va en contra de la hormona que favorece el inicio del parto", explica la comadrona del Hospital Sant Joan de Déu, Soraya Diéguez.

Ante esta situación, el mencionado centro ha puesto en marcha el programa Espera, a través del cual se ofrece a las embarazadas que han roto aguas pero aún no tienen contracciones la posibilidad de volver a su casa a pasar allí las horas -hasta 24 horas como máximo- hasta que hacen acto de presencia las primeras contracciones, que son las que marcan el inicio del parto.

"Queremos que la mujer se sienta más protagonista y empoderada, que tenga voz en el proceso y que, si lo desea, pueda pasar las horas previas al parto en casa, en su cama, paseando alrededor de su domicilio...En definitiva, en un entorno más conocido que le ayude a afrontar el parto con más tranquilidad y de manera más relaja, sin esa sensación de cuenta atrás", indica la comadrona, quien al respecto comenta que "algunas tardan mucho a ponerse de parto y a ello hay que sumar las horas de inducción al parto y el parto propiamente, de manera que pasan muchas horas ingresadas y, por mucho que estén tranquilas, algunas no lo llevan demasiado bien".

Un proceso protocolizado

Las candidatas a poder beneficiarse de este programa son aquellas gestantes de bajo riesgo que se encuentran en el tramo final de un embarazo a término y estén esperando solo un bebé, el cual, además, ha de estar en presentación cefálica. Asimismo, las aguas han de ser claras y el análisis de la bacteria estreptococ agalactae que se lleva a cabo al final del embarazo ha de ser negativo. En el caso concreto del Hospital Sant Joan de Déu, cada semana, llega una media de cinco gestantes que cumplen con estos requisitos.

Cuando ello sucede, los profesionales valoran el estado general de la madre, confirmando que no tiene fiebre ni signos de infección, y del bebé, comprobando que sus movimientos fetales son normales, y valoran si es necesario inducir el parto o bien se puede esperar hasta que todo se desarrolle de forma natural. Si se da esta última circunstancia y la gestante vive a menos de 45 minutos del hospital, se les ofrece la posibilidad de quedarse ingresada hasta el inicio del parto o bien marcharse a casa a la espera de que hagan acto de presencia las primeras contracciones, en cuyo caso se les informa acerca de las señales de alerta que indican que ha de regresar al centro antes de lo previsto, como puede ser que las aguas cambien de color aparezca fiebre.

Además, las pacientes tienen a su disposición un teléfono a través del cual pueden ponerse en contacto con una comadrona para consultar las dudas que les puedan surgir durante la espera y, para aquellos casos en que las contracciones no comienzan tras horas de espera después de haber roto aguas, las pacientes ya tienen una hora de ingreso asignada antes de abandonar el centro.

Sin riesgo añadido

Existen países en los que sus protocolos ya contemplan este tipo de conducta expectante, como Reino Unido, Australia y Países del norte de Europa, y se ha comprobado que mejora la experiencia de las pacientes y es un procedimiento seguro. Al respecto la doctora Patricia Ferrer, médico adjunto del Servicio de Obstetricia y Ginecología, asegura que "el riesgo de infección maternofetal en estos casos es mínimo". "Cuando el parto se inicia 24 horas después de haber roto aguas, aumenta solo un 0,5% y más allá de estas horas, no supera el 1%", explica para a continuación indicar que "este pequeño aumento del riesgo no se traduce en en ningún caso, en un aumento de los partos instrumentalizados ni en un aumento de la morbilidad ni ingreso de estos neonatos".