Referente periodístico

Cuando Djuna Barnes daba la palabra a James Joyce

Un libro recupera las entrevistas que la gran escritora realizó con algunas personalidades del siglo XX

Una imagen conocida de Djuna Barnes
Una imagen conocida de Djuna BarnesLa Razón

Djuna Barnes sigue siendo uno de los nombres de referencia de la literatura estadounidense del siglo pasado, gracias a títulos como «El bosque de la noche». Pero Barnes fue también una brillante entrevistadora como pudieron comprobar entre 1914 y 1931 los lectores de revistas como «Vanity Fair», «New York Press» o «McCall’s». De las páginas de esas revistas surgen los textos que se reúnen en una pequeña joya publicada estos días por La Micro bajo el título de «Entrevistas». En él podemos leer/escuchar la palabra y la voz de James Joyce, Coco Chanel o Kiki de Montparnasse, por citar unos pocos.

A Djuna Barnes no solamente le interesaban los grandes nombres, las estrellas del momento, como podía ser el gran director de cine D. W. Griffith. En sus entrevistas también encontramos estrellas que se habían ido apagando por la indiferencia del público, como era el caso de Lilian Russell, una actriz de operetas que había cosechado grandes éxitos, pero que vivía su ocaso por sus ideas políticas cuando la conoció la escritora. Barnes le preguntó, en 1914, por la posibilidad de que las mujeres también pudieran votar. «Crecí con la leche de mi madre y el sufragio. ¿No sabe usted que mi madre fue la famosa Cynthia Leonard, que se presentó a la alcaldía hace unos años? Sí, estoy a favor del sufragio y espero que llegue mientras esté aún viva para poder votar y hacerlo bien y con toda ceremonia», respondió.

Cuando leemos las entrevistas de Djuna Barnes no solamente nos encontramos la palabra dicha por aquel con el que dialoga sino que también nos ofrece un brillante retrato de este. Es el caso, por ejemplo, de su encuentro con James Joyce cuando está muy reciente la publicación de su «Ulises». De esta manera, por ejemplo, la escritora nos dice de su compañero de letras que «la gente dice que tiene aspecto triste y cansado. En efecto, parece triste y cansado, pero es la tristeza de un hombre que ha conseguido una especie de permiso medieval para llorar al margen del tiempo y el lugar; es la fatiga de alguien sujeto a la creación de una superabundancia dentro de lo limitado». Porque los mimbres que emplea la autora son propios de un pintor y sabe cómo trazar la impresión que le provoca aquel o aquella que es protagonista de un diálogo inteligente y sutil.

Uno de los mejores textos del libro es el que protagoniza la diseñadora Coco Chanel en el momento en el que trataba de hacer carrera creando vestidos para las películas de Samuel Goldwyn en Hollywood. En esta ocasión, Djuna Barnes optó por suprimir todas las preguntas y dejar solamente las respuestas de Chanel, sus impresiones sin la intervención de la reportera en ese momento de «Physical Culture». En este sentido, la protagonista de la entrevista dejaba claro en sus declaraciones que sus principios estaban algo alejados de los cánones que promovía la llamada meca del cine, como cuando apuntaba que «si una mujer quiere mantener su figura, que trabaje, que tenga un empleo. Será más feliz, se sentirá menos cohibida, y ese estado se reflejará en su figura. A los hombres les gustan las mujeres competentes. No hay miedo en ella, como lo había cuando era económicamente dependiente, y, por tanto, hay en ella una belleza más auténtica».

Este libro contiene las claves para los que quieren (queremos) ser algo en este mundo tan complicado del periodismo. El gran valor de Djuna Barnes es su gran capacidad para observar y saber escuchar, además de su gran capacidad para saber contar lo vivido, para saber trasladas al lector cuanto ha contemplado.