Un estudio «profundo» y conciso y que se encargará a una empresa externa de ingeniería determinará si Valladolid seguirá adelante con la idea del soterramiento, tras el informe de Adif presentado hace una semana por el ministro de Transportes, Óscar Puente, en el que se rechazaba esta opción por su inviabilidad y por su alto coste económico.

Así lo ha anunciado el alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, tras una nueva reunión de la Mesa del Soterramiento, y donde ha señalado que está «más empeñado que nunca» por enterrar las vías ferroviarias y acabar con el muro que divide a la capital vallisoletana.

Carnero ha señalado que el Ayuntamiento ya ha reclamado el estudio completo de Adif, así como los documentos económicos, y ha señalado convencido que el coste de las obras es menor que el desvelado el pasado viernes, además de cuestionar la argumentación de Puente señalando que la integración estaría concluida en un plazo de cinco o seis años con un coste de 350 millones.

«El coste de la integración no es real al estar en una horquilla inferior y el del soterramiento, tampoco, ya que acude a máximos», ha argumentado.

Asimismo, Carnero ha declarado que el soterramiento en Valladolid se enfrenta a tres cuestiones primordiales. Por un lado la técnica, una segunda económica, en su opinión «salvable», y una tercera que tiene que ver con el ámbito político al haber un enfrentamiento claro entre PP y PSOE. Por ello, se ha mostrado confiado en un cambio de Gobierno, más pronto que tarde, y la llegada a la presidencia del popular Alberto Núñez Feijóo que se ha mostrado partidario de acometer esta obra primordial para la ciudad.

En este sentido, la Plataforma por el Soterramiento de la capital también se ha manifestado, calificando de «poco serio y riguroso» el informe de Adif, al contener «importantes imprecisiones y carencias», tanto desde el punto de vista técnico, económico, social y de la movilidad.

El colectivo ha destacado que el Ministerio está intentando provocar «desánimo» en los ciudadanos de Valladolid para hacer creer que la integración es «la única solución viable», a la vez que se critica la «manipulación» realizada por los plazos de ejecución de las obras al limitar la integración y alargar el soterramiento.