Irene Villa
Mundial
Creo que lo mejor de los mundiales, especialmente del deporte rey, es que sacan a relucir el orgullo nacional. Nos une y consigue que, por una vez hagamos algo a la vez, como decía Mecano, el querido grupo de mi infancia. Pero con tal fervor y fascinación, especialmente los más futboleros, que menos mal que solo ocurre cada cuatro años, porque muchos se dejan la garganta y hasta el alma. Significa, cómo no, volver a revivir aquel mundial que nos hizo sentir los reyes del mundo a todos los españoles. La de gente que repetía «me siento orgulloso de ser español y de su bandera». ¿Os acordáis? Lo que no consiga el fútbol... Ya era hora de poder izar la bandera española sin que te tachen de nada. Ya era hora de poder sentir orgullo español sin que te tengan que poner etiquetas políticas.
Pues que este orgullo vaya más allá de ganar o no un mundial. Que podamos sentirnos orgullosos de España, y no sólo por destacar en deporte. Sí, hemos llegado a lugares que creímos inalcanzables, pero podemos presumir de muchas cosas más. Nos cuesta querernos, somos el penúltimo país en autoestima, si embargo razones no nos faltan: somos líderes en transplantes de órganos, tenemos la mayor multinacional del mundo de la moda, el quinto país mas seguro del mundo, el segundo con mas esperanza de vida (después de Japón), la tercera tasa más baja de mortalidad infantil (gracias a una asistencia sanitaria gratuita, universal), la tercera potencia turística mundial, una lengua en auge que cada vez hablan más millones de personas, el segundo patrimonio cultural más rico del mundo, líderes en riqueza y cuidado de la biosfera, en la utilización de gas y energías renovables...
Nuestra calidad de vida, gastronomía, costumbres... han convertido a nuestro país en un solicitado lugar de residencia. Esto, sinceramente, vale más que ganar un mundial, pero tantos años alimentando el nacionalismo, el enfrentamiento, de forma tan dolorosa, negligente, ruin y despiadada, hace que muchos se pierdan la oportunidad de sentir orgullo nacional sin complejos.