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Plasencia: Una Pascua muy especial entre cerezos en flor

La semana santa placentina, que aúna solemnidad y emotividad, aspira al título de Fiesta de Interés Turístico Nacional

Detalle del espectacular mural de Semana Santa entre las dos catedrales de Plasencia
Detalle del espectacular mural de Semana Santa entre las dos catedrales de PlasenciaAYTO PLASENCIALA RAZÓN

La ciudad de Plasencia, al norte de Extremadura, es una joya turística que sorprende y atrapa al viajero a partes iguales. No es para menos, pues su singular patrimonio histórico y artístico se adereza con una oferta cultural incesante que hace las delicias del visitante en cualquier época del año. Sin embargo, si hay un momento en el que no hay que perderse la visita a la ciudad es, sin duda, durante la primavera y, más en concreto, durante Semana Santa.

Difícil de encasillar, la Semana Santa placentina posee un carácter singular que bebe de influencias tanto del norte como del sur de España, una consecuencia directa de su ubicación estratégica en el corazón de la Vía de la Plata. Esta fusión de estilos se traduce en una celebración en la que conviven la solemnidad austera propia de Castilla con la pasión y emotividad características del sur. Además, Plasencia presume de contar con la Semana Santa más antigua de Extremadura, encabezada por la Muy Antigua, Franciscana y Venerable Hermandad de la Vera Cruz, fundada en el siglo XIII. A pesar de los avatares de la historia, esta hermandad ha mantenido viva la tradición, demostrando la raigambre de esta celebración en la identidad de la ciudad.

El crecimiento de la Semana Santa en la ciudad es constante, tal y como demuestra el hecho de que el año pasado nació la Hermandad del Calvario, que este año procesionará en la noche del Domingo de Ramos por primera vez. A ello se suma el centenario de la Cofradía del Santísimo Crucifijo y Descendimiento de la Cruz, una efeméride que marca el inicio de un año cargado de actividades conmemorativas y que refuerza el peso histórico de la Semana Santa en Plasencia.

Estas razones han llevado a la ciudad a aspirar al título de Fiesta de Interés Turístico Nacional, un reconocimiento que pondría en valor el mestizaje y la autenticidad de sus procesiones, además de atraer aún más visitantes a este enclave extremeño.

Un mural monumental

Plasencia, ciudad de historia y tradiciones, ha dado un paso más en la difusión de su Semana Santa con una iniciativa que combina arte y devoción de manera innovadora. Un imponente mural hiperrealista de 11 metros de altura se ha convertido en el cartel anunciador de esta celebración, captando la atención de propios y extraños. La obra no solo impresiona por su gran envergadura, sino que, además, ha sido reconocida como el mejor mural del mundo en el mes de febrero, un logro que refuerza el impacto de esta propuesta artística sin precedentes en la ciudad.

Así, este mural se erige como un símbolo de la identidad de Plasencia, donde la tradición y la modernidad conviven de manera excepcional. No es común que una celebración religiosa cuente con una expresión artística de tales dimensiones, lo que subraya la capacidad de la ciudad para reinventarse sin perder sus raíces. Y es que la Semana Santa de Plasencia no solo es tradición; también es innovación, pues la iniciativa del mural es un claro ejemplo de cómo la ciudad se proyecta hacia el futuro sin olvidar su pasado, atrayendo miradas y consolidando a Plasencia como un referente cultural y turístico.

Combinación irresistible

Si la Semana Santa de Plasencia ya es, por sí misma, un atractivo de gran calado, su coincidencia con la floración del cerezo en el Valle del Jerte convierte a la ciudad en un destino imprescindible, regalando a visitantes y locales un espectáculo visual inigualable. La naturaleza y la tradición se dan la mano, creando un ambiente de belleza y espiritualidad que convierte Plasencia en una experiencia inolvidable.

El despliegue de procesiones, que recorren las calles empedradas de la ciudad bajo la atenta mirada de la Catedral y otros monumentos históricos, se complementa con los campos del Jerte, que en esta época del año se visten de blanco con la floración de los cerezos. Este mar de flores no solo embellece el paisaje, sino que refuerza el carácter único de la Semana Santa placentina, convirtiéndola en una experiencia que va más allá de lo religioso.

Paso monumental del descendimiento de la Cruz
Paso monumental del descendimiento de la CruzAYTO PLASENCIALA RAZÓN

En definitiva, la Semana Santa placentina se alza como una expresión viva del mestizaje cultural y religioso de nuestro país. Su fusión de influencias, su historia centenaria y su capacidad de reinventarse la convierten en una celebración única, digna de ser reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Con el aroma a incienso llenando sus calles, el repicar de tambores acompasando el paso de los penitentes y el cielo cubierto por la blancura de los cerezos en flor, Plasencia se erige, un año más, como un destino imperdible para quienes buscan emocionar el alma y deleitar los sentidos.