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El hotel W Barcelona, una vela que surca el mar
Alojarse en el espectacular hotel W Barcelona, con su forma de vela y altura inmensa, es una manera inolvidable de vivir la infinitud del Mediterráneo
No cabe andarse con rodeos desde el momento en que uno se aproxima a las inmediaciones del hotel W Barcelona; directamente es un impacto absoluto, la entrada a un mundo de confort, lujo, tecnología, tradición, todo junto. La oportunidad de vivir por unas horas o unos días en una habitación inteligente, con vista al océano infinito y al mismo tiempo a la ciudad y al final sus montañas, es sencillamente extraordinaria. Enclavado en el paseo marítimo de la Barceloneta, permite a sus visitantes disfrutar del lujo de un establecimiento de aspecto futurista y extremadamente elegante y, al mismo tiempo, de lo más tradicional de la ciudad: sus olores, colores y sabores.
A Marta López de Cervantes, dircom de Marriott International para España, no le falta razón al decir que alguna vez todo barcelonés debería pasar por la experiencia de permanecer unas horas en el W Barcelona y ver desde las alturas su ciudad. Todo lugareño, en efecto, y también todo aquel que pase por la capital catalana estaría encantado de descubrir un horizonte fabuloso, de la urbe y de la infinitud del Mediterráneo, al alojarse en una de las increíbles habitaciones de este hotel, de 5 estrellas, de casi cien metros de altura y con una originalísima forma de vela, que concibió en su día el famoso arquitecto Ricardo Bofill.
Situado en el puerto de Barcelona, e inaugurado en el año 2009, el hotel cuenta con dos salas de congresos, spa, piscina y terraza con bar, además de un espacio subterráneo donde desayunar que da frontalmente a una cala de la playa. Allí, a ras de arena, al levantar la mirada se yergue un edificio sin igual, que contiene 473 habitaciones, 67 suites, dos WOW suites y una extreme WOW suite con vistas panorámicas sobre la ciudad y el Mediterráneo, y en cuya cúspide, en la azotea, hay un bar panorámico que, por la noche, se convierte en un bar de cóctelespleno de glamur y con una amplia oferta de cócteles que degustar.
El restaurante FIRE
Una vez instalado en el W Barcelona, no hay que privarse de nada: el hotel cuenta con un área llamada Getaway, dotada de sauna, baño de vapor, circuito de aguas, canal de nado y zona de relax. Asimismo, para el huésped será todo un placer saborear lo que proporciona el SALT Restaurant & Beach Club, que dispone de una gran carta de tapas tradicionales y cócteles de autor, o NOXE, un espacio multidisciplinar que mezcla la mixología con comida japonesa, también con una vista 360 grados del entorno. Por otra parte, el W Barcelona, en la planta baja, junto a uno de los vestíbulos más asombrosos que puedan verse en este mundo de la restauración, por su altura, diseño y juego de luces, está en restaurante FIRE, que bien merece un comentario aparte.
La especialidad del FIRE es dar al comensal una experiencia culinaria de temporada, fundamentada en la brasa y el fuego, que es el elemento principal de sus cocinas, todo lo cual potencia los sabores naturales del producto local en un ambiente inigualable. El lugar regala al visitante un ambiente íntimo, en la terraza junto al mar o dentro, donde llega de todas formas la magia del viento salobre. El servicio, impecable, hace posible que cada cena constituya un rato memorable por la sofisticación de unos platos deliciosos que cambian constantemente, pues el hotel recurre a un chef de reconocido prestigio para cada temporada. El coordinador es Stefano Pinna, que tras trabajar en restaurantes de Bolonia, Múnich, Londres y Sídney, aterrizó en 2019 al frente del restaurante y, tan pronto se enamoró de la cocina catalana, se especializó en elaborar reinterpretaciones de productos locales utilizando únicamente las brasas como método de cocción.
Por ejemplo, en otoño, entre los entrantes sobresale el huevo de Calaf, acompañado de puré de apionabo, níscalos y un toque de aceite de trufa, y para los amantes del mar y los sabores intensos, FIRE prepara carabineros acompañados de patatas paja, piparras y alioli de botarga. Por lo que respecta a sus platos principales, no se pierdan su imponente chuletón de res añejado en seco, su costilla de ternera con salsa de ratafía y castaña, o su boniato acompañado de maíz, crumble de salvia, salsa de sésamo y kale. Tales propuestas pueden elegirse entre otros platos que no abandonan la carta, como el puerro a la brasa con romesco escabechado y quinoa crujiente, o su bogavante a la brasa con emulsión de chipotle, ensalada de nabo y zanahoria encurtida.
Y para acabar la velada, o recomenzarla de otra forma –yendo a pasear por las inmediaciones playeras o subiendo al bar de cócteles NOXE–, nada mejor en FIRE que endulzarse con una tarta cremosa de cocción lenta de queso azul, un praliné de cacahuete, galletas bretonas y mousse de chocolate, o un huevo falso elaborado con crema de vainilla esponjosa y mango, sólo por destacar algunas delicias de todo un menú prodigioso. Por todos estos motivos y muchos otros, merece la pena soltar amarras y abordar este barco velero de la cadena hotelera Marriott, que pareciera que en cualquier momento fuera a surcar el mar.
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