Viajes
Atravesando la impactante riqueza natural de Jordania
Es muy común recorrer el pequeño país de norte a sur. Además de la opción de hacerlo en coche, existe una ruta de senderismo conocida como el «Jordan Trail» muy similar al Camino de Santiago
A la pregunta, ¿qué haría si se pierde en un desierto? La respuesta sería «vivir un elixir de momentos únicos siempre y cuando sea en Jordania». A estas alturas del año, las ganas de desconexión de la realidad y conexión con la naturaleza nos invaden inevitablemente. Ante este deseo, el impotente encanto del país árabe nos deslumbra con su gran oferta ecológica, histórica y cultural.
Siendo Jordania parte de la considerada «Tierra Santa», sus caminos están llenos de pasajes bíblicos y una curiosa mezcla de etnias y culturas, por lo que si estamos buscando envolvernos en su apasionante historia, lo ideal es ir en una excursión guiada para no perdernos de ningún detalle. Aunque Jordania es mayormente conocida por albergar a Petra, una de las siete maravillas del mundo, en sus 89,342 km de superficie se hallan también otros sorprendentes tesoros de diferentes eras, que aún no terminan de ser excavados y merecen la pena conocer, algunos de estos son: la antigua ciudad de la Decápolis «Jerash», las ruinas de Gadara o el Castillo de Karak.
Una ruta enigmática
Partiendo desde Amán, la capital jordana, donde está el principal aeropuerto, proponemos un recorrido con paradas «clave» para disfrutar piel a piel de la naturaleza, ya que por su rica geografía, Jordania potencia un sector turístico muy respetuoso con su entorno. Partiendo de norte a sur, a poco menos de una hora de Amán, encontraremos nuestra primera parada en los misterios del Mar Muerto. Esta maravilla única en el mundo contiene 35% de sal comparado con el 8% de un agua normal, así se forma un barro con propiedades curativas y beneficiosas para la piel. Se le conoce como el «spa» más antiguo del mundo.
Actualmente, el Mar Muerto está a la espera de un proyecto de canalización para llevar agua del Mar Rojo, ya que está perdiendo al año un metro de sus fluidos, lo que podría significar su desaparición en poco tiempo si no se toman medidas para evitarlo. Una vez que ya hayamos flotado en sus aguas saladas y nos hayamos untado con lodos asfálticos de sus orillas, a solo dos horas en coche, encontraremos a la Reserva de Dana, un mundo sin final donde las montañas desérticas nos harán sentir que podemos sentir que los límites no existen. Muchos senderistas inician aquí el camino para llegar a Petra y optan por pernoctar, ya que los hoteles ofrecen todas las facilidades a sus huéspedes para que puedan emprender este camino y otros similares. Así, los aventureros solo tienen que tener las deportivas adecuadas para emprender en el rojizo pedregal jordano. Algunas opciones recomendadas para hacer noche son: Dana Guesthouse, donde se podrá bañar contemplando la inmensidad de la Reserva, o en Feynan Ecolodge, situado en la localidad vecina de Feynan. Este último nos enseñará el compromiso ecológico a otro nivel ofreciendo una estancia estancia totalmente ecológica a la luz de las velas, sí, en Feynan Ecolodge las noches son iluminadas únicamente por velas y las cercanas estrellas. En medio del desierto, el encantador refugio es el lugar perfecto para descansar en frente de una chimenea, disfrutar de la comida local y aprender sobre las constelaciones.
Encuentro con la mágica Petra
Con las energías a tope nuevamente, continuando una ruta hacia el sur, ha llegado el momento de encontrar a la maravillosa Petra, también conocida como «la ciudad perdida», ya que fue abandona en el siglo VI d.C y redescubierta en el siglo XIX por el explorador suizo, Johann Ludwig Burckhardt, quien se las ideó para revelar la belleza de este templo arqueológico.
El monumento resalta por sus asombrosas construcciones esculpidas en roca, como el famoso Tesoro. Petra fue el reino de los nabateos (una antigua civilización árabe) cuando era una próspera ciudad comercial y cultural, gracias a su estratégica ubicación en las rutas comerciales. Su importancia histórica hoy la convierte en un patrimonio mundial de la Unesco. La construcción es tan despampanante que muchas personas optan por quedarse una noche en la ciudad de Wadi Musa, la localidad que la alberga. Tras este encuentro, la siguiente visita nos dejará sin aliento en el desierto de Wadi Rum «Valle de la Luna», pues este enclave es un espectacular valle desértico situado ya en el sur de Jordania. En el pasado fue habitado por diversas comunidades, entre ellos, los nabateos, quienes dejaron su huella en la región en la forma de petroglifos e inscripciones que aún se pueden encontrar en las rocas. Posteriormente, durante la Primera Guerra Mundial, T.E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, utilizó Wadi Rum como base militar y estratégica en sus campañas contra el Imperio Otomano. Sus majestuosas vistas recrearán momentos idílicos, ya sea al amanecer y/o atardecer. Sencillamente, no hay palabra que describa todo lo que este desierto transmite junto a sus acantilados de arenisca roja y sus cañones. Wadi Rum también es escenario de muchas películas, entre ellas «Rogue One: una historia de Star Wars», «Marte», «Indiana Jones» o, por su puesto, «Lawrence de Arabia».
La belleza del desierto nos animará a quedarnos al menos una noche, por lo que encontraremos diversas opciones de campamentos. SunCity Camp propone un alojamiento de lujo en sus habitaciones en forma de globo con vista descubierta, además de la fogata, música y baile que organiza para compartir con sus huéspedes.
Actualmente, la situación geopolítica ha golpeado notablemente el turismo jordano, pero la calidez y el espíritu resiliente de su gente, mantienen vivo un turismo impactante y libre de aglomeraciones.
✕
Accede a tu cuenta para comentar