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100 años de Telefónica: de las "chicas del cable" a la era digital
La compañía ha sido testigo, y también protagonista, de algunos de los acontecimientos más importantes del siglo XX y XXI. Ahora, encara una nueva etapa marcada por la revolución tecnológica y por la vuelta del Estado a su accionariado
El 19 de abril de 1924, pocos meses después del Golpe de Estado de Primo de Rivera, nació la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), un proyecto que integraba bajo su paraguas a pequeñas compañías que habían intentado poner en marcha el entonces innovador servicio telefónico, algo que fue posible gracias al empeño de la International Telephone and Telegraph (ITT), fundadores y primeros accionistas, y la confianza de los inversores iniciales, el Banco Urquijo y el Hispanoamericano. Con 91.737 líneas y con el objetivo instalar 400.000 teléfonos. echó a andar la que posteriormente se renombraría como Telefónica, una compañía esencial en la historia económica y social de España, que ha evolucionado junto al propio país, siendo testigo, y también protagonista, de algunos de los hitos más importantes de los siglos XX y XXI. A pocos días de alcanzar la centuria, Telefónica, ya totalmente centrada en las nuevas redes y tecnologías, afronta una etapa marcada por una profunda y disruptiva innovación, siendo un actor relevante en la nueva manera de ver y entender el mundo de era digital, en la que la Inteligencia Artificial, la tecnología 5G o las nuevas formas de navegación suponen todo un desafío, pero también una oportunidad. Un punto de inflexión para la compañía que coincide con vuelta del Estado a su accionariado casi tres décadas después de su privatización.
Aunque detrás de su origen hay accionistas americanos, su corazón siempre ha sido español. Su primer presidente, Estanislao de Urquijo y Ussía, estuvo durante los primeros 21 años al frente de la compañía, que nació con un capital social de un millón de pesetas repartidas en 2.000 acciones de 500 pesetas cada una. Desde el primer momento, se preocupó de facilitar las comunicaciones entre personas, tendiendo redes y conectando ciudades con, por ejemplo, el despliegue del cable submarino entre Algeciras y Ceuta. Entre sus primeros logros destaca la primera comunicación transatlántica con la llamada entre el rey Alfonso XIII y el presidente americano, Calvin Coolidge en 1928.
No fue hasta 1930 cuando se trasladó al emblemático edificio deGran Vía, 28 –hoy, sede de la Fundación Telefónica–, que fue su casa durante casi 80 años y todo un símbolo de la empresa. Diseñado y construido por el arquitecto Ignacio de Cárdenas, sus 90 metros de altura y sus 13 plantas lo convirtieron en el rascacielos más alto de Europa. En esta joya arquitectónica del siglo XX, trabajaron desde sus inicios las conocidas como «chicas del cable», quienes conectaban a diario la vida de miles de personas. Desde entonces, el servicio telefónico en España nunca ha dejado de estar operativo, ni siquiera durante la Guerra Civil. Estanislao de Urquijo trató en todo momento de preservar el servicio y reorganizó la compañía en cinco delegaciones: tres en la zona nacional (Tenerife, Sevilla y Valladolid) y dos en la republicana (Madrid y Barcelona).
El edificio de Gran Vía demostró durante la contienda bélica su carácter único. Acogió refugiados y fue el centro de operaciones de la prensa extranjera. Desde allí, enviaban sus crónicas corresponsales de la talla de Ernest Hemingway o John Dos Passos. En 1945, tras dos décadas bajo el mandato de Estanislao de Urquijo, la CTNE comienza una nueva etapa con José Navarro-Reverter, al que apodaban «el Telefónico». En ese año, el Estado adquiere a ITT el 79% de las acciones por 600 millones de pesetas, de manera que se convierte en una compañía pública.
El mundo de la telefonía vivió una época de sacudidas por la Guerra Civil y la postguerra, que frenó su crecimiento, pero, tras años complicados, Telefónica, aupada por los años del desarrollismo y del «milagro económico», retomó su avance y llegó a la cifra mágica del millón de teléfonos instalados en 1955. En los 50, se convirtió también en el primer empleador del país, con 17.000 trabajadores en nómina. Durante este periodo, se concentró en la modernización de sus infraestructuras y en la expansión de sus servicios en todo el país.
Los 60 trajeron las cabinas (las primeras se instalaron 1963), un nuevo presidente, Antonio Barrera de Irimo, y las famosas «Matildes». Este sobrenombre con el que se conocían a las acciones se debió al anuncio protagonizado por José Luis López Vázquez. En el mismo, el actor aparecía dialogando por teléfono con una mujer llamada Matilde a la que quería convencer de concurrir a la oferta de colocación de acciones de Telefónica, al grito de ¡Matilde, Matilde que he comprado telefónicas!
Esta campaña publicitaria caló hondo entre los españoles, tanto que, entre 1965 y 1973, el capital de la empresa se multiplicó por cuatro, pasando de 20.000 millones de pesetas a unos 85.000, dada la gran cantidad de inversores que acudieron a las ampliaciones de capital, atraídos por las acciones que eran más rentables que la deuda pública.
En los años 70, España se convirtió en el líder mundial en redes de conmutación. Comenzó así la era de los datos y Telefónica fue pionera en esas primeras tecnologías que, posteriormente, darían lugar a Internet.
El 12 de junio de 1987, 54 millones de acciones de Telefónica pasaron a negociarse en la meca financiera del mundo, Wall Street. Se convirtió así en la primera empresa española en hacerlo y supuso la mayor entrada de capital europea en la Bolsa de Nueva York con un valor total de 375 millones de dólares. Un año más tarde, se completó la automatización de la red cuando Magdalena Martín, la última «chica del cable», realizó la llamada final a través de operadora en Polopos (Granada).
A principios los 90, dio el salto a América Latina. Primero, a Argentina y Chile y, después, a Perú, Colombia, México y Brasil, y llegó a ser el operador más relevante de la región, un proceso de internacionalización que la cambiaría para siempre. Después, llegaría la liberalización del mercado español, lo que propició la entrada de nuevos operadores. Telefónica aprendió entonces a competir y se convirtió en una compañía de servicios con la llegada de los contenidos de televisión y la popularización de los servicios de telefonía móvil e internet.
En 1990, nace Moviline tras la concesión de la primera licencia 1G. A mediados de la década, comenzó la revolución de internet y, en 1995, vio la luz Movistar.
En 1996, Juan Villalonga llegó a la Presidencia. Un periodo breve, de cuatro años, pero clave, ya que bajo su mandato culminó el proceso de privatización de la compañía, que le permitió acceder a financiación a través de mercado para su expansión global. Adquirió así operadores en Europa y otros mercados, y se convirtió en una de las principales multinacionales españolas con operaciones en más de 25 países.
Procedente de Altadis, en 2000, llegó César Alierta. Durante su Presidencia, exploró mercados como China e Israel, recuperó la remuneración para los accionistas, y se hizo efectiva la compra de O2 y E-Plus, las grandes operaciones corporativa de los primeros años del milenio.
En 2010, Movistar se transformó en la marca comercial de todos los servicios, tanto de telefonía fija como móvil y, un año después, lanzó Wayra en el ámbito del emprendimiento y de la innovación.
En 2016, el consejero delegado, José María Álvarez Pallete, sucedió a César Alierta.El camino hacia una compañía de telecomunicaciones digital ya no tenía marcha atrás. Telefónica comenzó entonces a desplegar su red fibra en toda España y se puso a la cabeza de Europa en conectividad en banda ancha.
En su objetivo de reforzar sus mercados principales, adquirió en 2020 parte de los activos móviles de Oi en Brasil. Ese mismo año, consolidó igualmente su presencia en Reino Unido. VMO2 comenzó a operar en junio de 2021, una vez finalizado el proceso de fusión que, iniciado en plena pandemia del COVID-19, protagonizan las filiales de Telefónica y Liberty Global.
Durante la pandemia de la COVID-19 jugó un papel decisivo. La conectividad, de la que era líder indiscutible, se convirtió en un bien imprescindible y la compañía cumplió ampliamente con su cometido de mantener conectadas a las personas.
Asimismo, dio continuidad a su política de gestión de activos fundamentada en la creación de valor y vendió a múltiplos récord la división de torres de su filial Telxius, que fue adquirida por American Towers por 7.700 millones de euros en enero de 2021.
A las puertas de la celebración del centenario, el crecimiento, la rentabilidad y la sostenibilidad son las claves de un nuevo plan estratégico a tres años, que presentó el pasado mes noviembre. Concebido para seguir liderando la era digital, el plan propone objetivos financieros más ambiciosos y robustos, con una estrategia de creación de valor a medida y una estricta política de gestión de capital.
Después de la entrada en capital de la empresa de telecomunicaciones saudí STC Group, este año se han producido distintos movimientos accionariales. La SEPI adquirió el pasado marzo el 3% la empresa , aunque su objetivo es alcanzar el 10%, en lo que supone la vuelta del Estado a Telefónica. Por su parte, esta misma semana Caixabank adquirió a través de Criteria el 2,31% de su capital, con lo que su participación asciende a 7,52%, y se convierte en su primer accionista.
Presente y futuro
Telefónica es actualmente uno de los principales proveedores de servicios de telecomunicaciones del mundo. Opera en 12 países, en Europa y Latinoamérica, donde cuenta con más de 384 millones de clientes. Emplea 104.142 personas y con su fundación colaboran 59.000 voluntarios. Sus ingresos ascendieron en 2023 a 40.652 millones de euros y su contribución socioeconómica anual, alineada con los ODS de Nacional Unidas, totaliza 100.000 millones. Tiene 388 millones de accesos, 173 millones de unidades inmobiliarias pasadas con redes ultrarrápidas, 100.000 kilómetros de cable submarino y ya alcanza un 62% de cobertura global 5 G.
La compañía se prepara ahora para encarar otros cien años más, y lo hace uniendo su futuro a la hiperconectividad, a la IA y a la computación avanzada, a la sostenibilidad y al Fairness, que pone a las personas en el centro de los avances tecnológicos.
A lo largo de su historia, Telefónica ha demostrado su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado y liderar la transformación tecnológica en el sector. Sin duda, una historia fascinante de casi un siglo, marcada por la innovación y la transformación tecnológica. Una búsqueda constante de mejorar la conexión entre personas, que empezó con las «chicas del cable» y que ha llegado hasta era digital.
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