El toro de su confirmación francesa, del hierro de Jandilla, le prendió cuando cerraba la faena por bernardinas. Fueron varios segundos agónicos los que permaneció enganchado a las astas, siendo zarandeado en varias ocasiones. El pánico no cesó hasta que uno de sus subalternos, agarró literalmente al toro por los cuernos jugándose la vida por su matador. David de Miranda recibía dos orejas que le permitieron salir a hombros con Antonio Ferrera en la corrida monstruo de esta Feria de Pentecostés.

De Miranda no estaba inicialmente acartelado en dicha tarde, pero Simón Casas añadió su nombre a última hora para recompensar su reciente triunfo en San Isidro, pasando de seis a ocho toros. El onubense supo aprovechar la oportunidad.