Torear en San Isidro a día de hoy es una oportunidad de lujo para muchos toreros. Si además, es la de Miura, el privilegio se convierte en reto. Serafín Marín afrontará su primer paseíllo del año. El legendario hierro de Zahariche obligará y exigirá al máximo, pese a ello, «la preparación para esta corrida es igual que para cualquier otra», afirma el matador catalán. Para Marín, la tarde del domingo «es una fecha importante ante una corrida importante».

«Soy consciente de que un triunfo en la última de San Isidro, me abriría las puertas de las ferias, lo importante es que se llene la agenda de corridas como sea, porque hace falta», explica el de Moncada. No es una época fácil para Serafín Marín, empezó el año sin apoderado, sin nadie que dirigiese su carrera.

Tiempos difíciles, sin duda, pero eso no le obligó a modificar su entrenamiento «de hecho he matado unos cinco o seis toros a puerta cerrada», añade el barcelonés. Muchos compañeros que estuvieron en la misma tesitura que él apostaron por seguir entrenando, de cara a nuevas oportunidades. «La clave para aprovecharlas es estar preparado», máxima que refrenda el catalán. Además «uno se prepara como si fuera a torear treinta tardes, no sabía que iba a venir, por suerte estamos dentro: hay que aprovecharlo», puntualizó Marín. Se lo jugará todo a una carta, as en la manga que llevará el hierro de Miura. «He matado varias corridas suyas, sin mucho éxito, pero las toreé de forma muy digna», analiza el diestro.

En esos días de preparación, por supuesto, tocó ir a Zahariche. «He tentado vacas allí y las sensaciones han sido buenas» explica el catalán. La prueba definitiva llega el 8 de junio a las siete de la tarde. Lo que saltará al ruedo será «una corrida fuerte y seria, muy en tipo de la casa, al fin y al cabo estamos en la primera plaza del mundo y el toro es el que es», declara Marín. Corrida reseñada que contará con cinco toros cinqueños y un cuatreño. «No he visto la corrida en el campo, no me ha dado esta vez por ahí», finaliza Serafín Marín.