Cargando...

Feria de Valencia

De ilusión también se vive

Luis David Adame se llevó la única oreja del festejo inaugural de la feria de julio

El novillero mexicano Luis David Adame da un pase a su segundo, durante la novillada con picadores del primer festejo de la Feria de Julio larazon

Luis David Adame se llevó la única oreja del festejo inaugural de la feria de julio

Valencia, 21 de julio. Primera de feria. Se lidiaron novillos de Santiago Domecq, bien presentados y faltos de fuerza. Deslucidos en conjunto. Un cuarto de entrada.

Cristian Climent, de blanco y plata, dos pinchazos y media estocada, aviso, silencio; entera y cuatro descabellos, aviso, silencio.

Luis David Adame, de celeste y oro, entera, vuelta al ruedo; entera, oreja.

Andy Younes, de nazareno y oro, media baja, dos pinchazos, media y cuatro descabellos, aviso, silencio; tres pinchazos y descabello, silencio.

Saludó tras parear al quinto Miguel Martín.

Comenzó la feria de julio con una novillada en la que se daban cita tres de los nombres que de aquí a poco tendrían que ir entrando en las ferias. Cartel internacional -con diestros de tres nacionalidades- que concitó ilusión entre los aficionados pero sin resultados tangibles, en parte por culpa del mal uso del estoque que hizo alguno, en parte por la poca fuerza que condicionó a la novillada de Santiago Domecq.

Pero, al final de este interminable festejo inaugural -casi tres horas- la gente se fue ilusionada y contenta. Con lo que hizo Luis David Adame, por ejemplo. El mejicano, que se presentaba en Valencia, buscó dar variedad a su toreo de capa. Muy puesto, muy sereno, con las ideas muy claras y un valor a prueba de islamistas, sin inmutarse ante las constantes miradas del serio quinto, al que toreó con temple, mando y largura, haciéndolo por momentos al compás de Concha flamenca, el pasodoble que en ese momento sonaba en la plaza, llevándose una oreja con toda justicia. Banderilleó a su primero con solvencia no exenta de brillantez, evidenciando un valor tremendo en su faena de muleta, quedándose muy quieto, dejando que su oponente le pasase a milímetros y aguantando sin inmutarse los parones y dudas de un novillo que se refugió enseguida en la misma puerta de toriles, donde le aceptó la pelea y apuró de cabo a rabo tras sacarle todo lo que tuvo.

Tuvo el premio al alcance de su mano Andy Younes con el sobrero que hizo tercero, novillo que empujó en el caballo y se arrancó de lejos las dos veces que fue al peto. Cinco derechazos de rodillas y el obligado pase de pecho sirvieron para abrir la primera faena de Younes, valiente e improvisador, ganado siempre terreno al novillo y metido entre los pitones cuando se acabó el gas del animal. Pero todo lo tiró por la borda al matar muy mal.

Recibió al sexto con una sucesión de tafalleras, largas y faroles en la boca de riego. Y quietud en su labor muleteril. Y ánimo, pues el novillo sacó muchas y variadas complicaciones sin que el novillero volviese nunca la cara.

Se lució al veroniquear a su primero Cristian Climent, cumpliendo un tercio de banderillas no más que voluntarioso y tirando de ganas ante un astado que tuvo afán embestidor pero no fuerza para llevarlo a cabo, siendo sus primeras embestidas las únicas que se pudieron aprovechar en un trasteo demasiado largo para tan escaso material.

Tampoco tuvo fuelle el cuarto y acabó pronto recortando y poniendo en aprietos a Climent en banderillas. Con la muleta derrochó disposición y ganas en otro quehacer de larguísimo metraje pero sin acabar de aclararse con un novillo que se puso pronto a la defensiva.