Madrid
Cuando el Día del Patrón miró a Perú
San Isidro convoca una pasarela de famosos al reclamo de la segunda tarde de Talavante y Roca Rey
San Isidro convoca una pasarela de famosos al reclamo de la segunda tarde de Talavante y Roca Rey
Decía el ensayista escocés Thomas Carlyle que «la Historia se escribe como un destilado del rumor». Y para ríos de tinta, dio la primera Puerta Grande del imberbe Roca Rey. El impacto fue demoledor. Un rugido perenne, como el mar que no cesa. Murmullos que ayer brotaban a borbotones de esos benditos corrillos que engarzan cada previa los aledaños de travesía a la Monumental neomudéjar. Regreso sin demora para el peruano. Apenas 48 horas. Con sus minutos. Y sus segundos. Uno detrás del otro. Vereda de miedos ya vividos. Porque Madrid da y quita. San Isidro espera. El Día del Patrón. No uno cualquiera. De nuevo Talavante, predilecto, casi castizo adoptivo, de esta afición. Y Posada de Maravillas confirmando. Como todos confirmamos que hay afición. Buena salud. Otra vez la tablilla lo anunciaba: «No hay billetes». Otra vez esplendorosa la estatua del Yiyo, profanada días atrás por maquiavélicos descerebrados, cubierta la tenue mácula antitaurina con un manto arco iris de decenas de flores. Pétalos redentores para otra tarde de clavel. De mantón de Manila. Y de chulapas. Y chulapos, claro. Guapos todos. Como los acordes del chotis brotando del interior del coso, banda del maestro Francisco García López mediante.
En uno de esos corrillos, en el quicio del patio de arrastre, el Rey emérito Don Juan Carlos, también segundo paseíllo. Le recibieron el ganadero del día, Juan Pedro Domecq, y el maestro José Ortega Cano. Cinco minutos de amena charla hasta la llegada de la Infanta Doña Elena junto a su hija Victoria Federica. Camino todos de la sobrepuerta de toriles, en el «2». En la grada, la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. En el callejón, María Dolores de Cospedal. En la barrera, Pío García Escudero. La clase política también contó con dos ex alcaldes de la capital: Ana Botella y José María Álvarez del Manzano.
El cantante Andrés Calamaro hizo un hueco en su agenda y se rodeó de un buen asesor, el veterano torero mexicano Zotoluco. Repitió el tenista Feliciano López, ya en capilla antes de Roland Garros. Taurinas como Marina Castaño, viuda de Camilo José Cela, y Carmen Martínez Bordiú se dejaron ver. Tampoco faltaron nombres habituales como la Marquesa de Vega de Anzo, el cantante Caco Senante y el sempiterno diestro Jaime Ostos, acompañado de su esposa María Ángeles Grajal.
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