Feria de Bilbao

Al filo de la navaja, el triunfo y la cornada

Eugenio de Mora volvió a conquistar Madrid en una importante tarde de oreja y vuelta al ruedo y Venegas resultó herido de pronóstico grave

Eugenio de Mora al entrar a matar al primero
Eugenio de Mora al entrar a matar al primerolarazon

Eugenio de Mora volvió a conquistar Madrid en una importante tarde de oreja y vuelta al ruedo y Venegas resultó herido de pronóstico grave

- Madrid. Se lidiaron toros de Conde de la Maza (1º y 2º) y Guardiola Fantoni, desiguales de presentación. El 1º, de buen juego; el 2º, complicado; el 3º, manejable, al paso; el 4º, deslucido; el 5º, bueno y a menos; y el 6º, mirón y difícil. Un cuarto.

- Eugenio de Mora, de turquesa y oro, buena estocada (oreja); media estocada, aviso, tres descabellos (vuelta).

- Jairo Miguel, de rosa palo y oro, estocada (silencio); pinchazo, estocada, dos avisos (silencio).

- José Carlos Venegas, de azul pavo y oro, pinchazo, estocada, aviso, seis descabellos (silencio); estocada defectuosa, media, tres descabellos, aviso (ovación).

Parte médico: Venegas: Herida en la fosa iliaca de 15cm. Pronóstico grave. Vicente Cabanes. Policontusiones y esguince de rodilla.

Volvía por el terreno conquistado en San Isidro y ya, con los sofocos de verano encima, quiso comerse el mundo. Y en estas Ventas, ya sea desierta o llena, Madrid es Madrid. Esa referencia donde van a parar millones de matices. Eugenio de Mora no tuvo en el ánimo el paso en falso, a pesar de todo. Y eso traspasa las fronteras del infierno, si fuera necesario. No lo fue. Qué suerte. Aunque en ocasiones, en varias, cuando casi estábamos desprevenidos, anduviéramos al borde del precipicio, en esa suerte suprema en la que va el trofeo y la cornada. Ahí quedó colgado, en el pitón, en ese puñal, cuando entró a matar al primero. Iba a fuego la suerte y la estocada cayó arriba. La fortuna quiso que no le metiera el pitón en la barriga. Fue Eugenio de Mora el que apretó antes. Sin fisuras. El primero de Conde de la Maza se resistió en los primeros tercios, se entregó después con nobleza y repetición. Todas y cada unas de las embestidas las encontró De Mora para darle continuidad a la faena, un hilo conductor, tapaba y ligaba, así una y otra vez. A pesar de abrir plaza, a pesar de todo, aquello tenía altura. La estocada, ya les conté y el trofeo. Al cuarto, ya de Guardiola Fantoni, le toreó a la verónica con mucha expresión, una de ellas con las manos muy bajas, hundido el toreo, muerto en la arena el lance, volcánico, así iba con una media colosal y otra más de rodillas en tierra. Encaminado al triunfo se entregó, en línea opuesta el toro, que topó más que embestir. Y la espada no acabó de ir. Pero una cosa quedaba clara en este mes de agosto venteño, Eugenio de Mora está de vuelta. Maduro, cuajado y renovado. Hay más.

José Carlos Venegas fue el tercero en el cartel. Expuso una barbaridad con un sexto, que tenía muchas dificultades, medía mucho y miraba antes de coger el engaño. Luego, muy tapado, lo tomaba, pero el antes era de tragar de verdad. La falta de bagaje la suplió con arrestos, coraje, con querer, y los fallos técnicos, en esta era de torear para fuera, escupiendo las arrancadas del toro, fueron todo lo contrario, pasarse al toro para dentro, por dentro, por la barriga. Acabó por manoletinas de mucho riesgo antes de que el toro lo cogiera al entrar a matar. (Pronóstivo grave, aunque lo supimos después. Se mantuvo en el ruedo). Su tercero fue al paso, medio desentendido, se desmayó en el inicio de faena Venegas y tuvo todo una sensación de fragilidad. Con todos los matices, con todas las carencias, intentó torear puro y en estos tiempos es de agradecer.

Jairo Miguel anduvo digno con un segundo de Conde de la Maza que embestía a cabezazos. Otra calidad tuvo el quinto de Guardiola Fantoni. Tenía quince o veinte arrancadas, nada más, luego se vino a menos y se desentendió. La voluntariosa faena de Jairo Miguel estuvo más dilatada que condensada. Y quizá por ahí la historia no fue. Madrid, cuántos matices.