Series
Nathalie Poza: “Para ganar salud mental, perdí el miedo a desaparecer”
La ganadora del Goya estrena esta semana la segunda temporada de “La unidad” (Movistar+), donde la amenaza terrorista golpeará el seno del grupo policial
El día es gris y húmedo, casi como si alguien estuviera pintando de memoria el «Seven» de David Fincher. En todo lo alto del edificio Telefónica, con la Gran Vía a los pies, la cita es con Nathalie Poza, protagonista absoluta de «La Unidad». Después de un aplaudido papel en la primera tanda de episodios, lanzados en los primeros compases del estado de alarma pandémico, Movistar+ estrena este fin de semana una segunda temporada, mucho más cruda y espectacular, en la que los miembros del grupo antiterrorista lidiarán con la amenaza en la puerta de su propia casa. Poza, polímata entre tablas de teatro, plataformas y gran pantalla, reflexiona descalza sin desvelar qué demonios había en la caja de John Doe.
¿Cómo la está tratando profesionalmente la pandemia?
Tengo la inmensa suerte de seguir trabajando, que ya es mucho. En esta profesión hay una precariedad galopante y, cuando piensas en lo que ha ocurrido en estos dos años te pones muy triste. Ha sido muy duro, porque no solo se han perdido proyectos y obras, sino también compañeros.
¿Dónde quedan los intérpretes en ese cambio de paradigma?
Lo vivo con curiosidad, y con cierto recelo por momentos. Con cierta distancia. Sí que veo muchos nuevos proyectos, pero son siempre inmediatos y van mucho al resultado cuantitativo o al impacto en redes. Yo soy de otra generación y vengo de un tiempo en el que todo iba más lento, por lo que creo que tenemos derecho a ver cómo gestionamos todo esto. Me gusta la parte artesanal del trabajo y lo profundo de los procesos artísticos, así que creo que no hay que caer en esa especie de bulimia de consumo y participación laboral en lo audiovisual. Para ganar salud mental, perdí el miedo a desaparecer un poquito y gané tiempo para reflexionar.
¿Se puede hacer un trabajo como el de los miembros de «La Unidad» sin que se vuelva personal?
Como policías en situaciones límite, están acostumbrados. De la unidad antiterrorista sabemos muy poco, pero precisamente por eso sé que son buenos. Esa tensión es su pan de cada día. Están preparados para no perder los papeles y para no perder el control de la situación en ningún momento, porque saben que hay muchas vidas en juego. En esta segunda temporada, por ejemplo, las de su círculo más cercano. Yo no podría hacerlo.
¿Hay algún prejuicio que se le haya caído rodando la serie?
Sí, sobre todo en esta segunda temporada. En el último día de rodaje viví algo muy intenso con un policía ya retirado que trabaja como asesor en este tipo de casos. Pude ser testigo de su fragilidad y su vulnerabilidad. Debajo de ese uniforme tan imponente y a veces tan frío, tan oscuro, había un hombre con una vida muy jodida que había visto de todo. Cada poro de su piel y cada célula de su cuerpo estaba dañada por su experiencia, y me afectó mucho. Detrás de cada personaje y de cada etiqueta, aquí la de policía o las de «Prostitución», que hice en el teatro, hay una persona con un mundo interior propio. Nunca conoceremos la imagen completa, igual que con los chavales que se radicalizan y entran en un movimiento terrorista. ¿De dónde vienen? ¿Por qué ha ocurrido? ¿Quién les ha convencido para ello? ¿Qué pasa con ellos? Es imposible juzgar moralmente a estos sujetos sin conocer la historia completa.
¿Merece la pena meterse en un jardín así?
Siempre se va a decir algo. A mí me merece mucho la pena porque implica un estudio desde dentro y, en los últimos dos años me he acercado a realidades muy complejas. Las historias particulares son las que te enseñan a empatizar, más allá de las instituciones o las etiquetas. Con mi trabajo, lo que hago es dar voz a lo que escucho y a lo que veo, invitando a la reflexión. Me parece bien, eso sí, que a través de estas ficciones se puedan llegar a cuestionar instituciones o estamentos del país. Eso es sano, pero no me atrevo a juzgar más allá de mi propio trabajo. Yo me ocupo de explorar.
El primer encuentro de prensa de “La Unidad”, hace dos años, tuvo que ser por Zoom. Fue casi el primero así. ¿Qué le pide a los próximos dos años?
Paz, tal y como están las cosas. Que tomemos más conciencia. Me preocupa la violencia, su escalada y el sufrimiento, donde siempre pagan los mismos. Paz y más conciencia, que cuestionemos también a quienes llevan el tinglado. No puede ser que estemos en una guerra a unos pasos de nuestra casa porque hay una persona que haya perdido el norte. Es imposible. Hay más responsables de los que se quieren señalar y hacer ver. Y es muy preocupante.
✕
Accede a tu cuenta para comentar