Astronomía
El Telescopio James Webb ha visto una tormenta de arena… en un planeta de otro sistema solar
Se encuentra a 40 años luz de distancia de nosotros y su temperatura alcanza los 800º C.
Ya sabíamos que el Telescopio Espacial James Webb de la NASA nos deparaba algunas sorpresas. Desde su instalación hasta las primeras imágenes enviadas, es obvio que está cumpliendo con sus promesas. Y ahora llega su última novedad: ha identificado nubes de silicato en la atmósfera de un planeta en otro sistema solar.
Para darnos una idea de cuan lejos se encuentra, basta decir que la Luna está a un segundo luz (si es que esa medida existiera) y el Sol a “8 minutos luz” de la Tierra, mientras que VHS 1256 b (el nombre del planeta fotografiado por el James Webb Telescope) está a 40 años luz. Este planeta orbita no una sino dos estrellas a lo largo de 10.000 años. “VHS 1256 b está aproximadamente cuatro veces más lejos de sus estrellas que Plutón de nuestro Sol, lo que lo convierte en un gran objetivo para el telescopio Webb – explica Brittany Miles, líder del equipo que realizó el hallazgo –. Eso significa que la luz del planeta no se mezcla con la luz de sus estrellas. En la parte superior de su atmósfera, donde se identificaron las nubes de silicato, las temperaturas alcanzan los 830º grados Celsius”.
Dentro de esas nubes, el telescopio Webb detectó granos de polvo de silicato. “Los granos de silicato más finos pueden parecerse más a las partículas diminutas en el humo – añade la coautora Beth Biller –, mientras que los granos más grandes serían similares a partículas de arena muy calientes y muy pequeñas”.
Debido a que la atmósfera está en constante movimiento los cambios de brillo resultantes son tan dramáticos que es el objeto de masa planetaria más variable conocido hasta la fecha. El equipo de Miles también realizó detecciones extraordinariamente claras de agua, metano y monóxido de carbono con los datos del telescopio Webb, y encontró evidencia de dióxido de carbono. Este es el mayor número de moléculas jamás identificadas todas a la vez en un planeta fuera de nuestro sistema solar. Otra razón por la que sus cielos son tan turbulentos es la edad del planeta. En términos astronómicos, es bastante joven: “apenas” 150 millones de años y seguirá cambiando y enfriándose durante miles de millones de años.
Los autores del estudio, publicado en The Astrophysical Journal Letters, considera que estos hallazgos son apenas la punta del iceberg y que hay mucho más por descubrir. “Hemos identificado silicatos, pero comprender mejor qué tamaños de grano y formas coinciden con tipos específicos de nubes requerirá mucho trabajo adicional – continúa Miles –. Esta no es la última palabra en este planeta, es el comienzo de un esfuerzo de modelado a gran escala para adaptarse a los datos complejos del telescopio Webb”. NASA, ESA, CSA, Joseph Olmsted (STScI)
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