Tecnología militar
'Joven Comunista', el supersubmarino soviético de titanio que provocó la muerte de 42 marinos
El K-278 es el submarino de combate que ha alcanzado mayor profundidad y estaba provisto de una cápsula de escape que supuso el final para su capitán y otros tripulantes
La carrera armamentística entre la Unión Soviética y Estados Unidos durante el casi medio siglo que duró la Guerra Fría dio lugar a numerosos avances en tecnología militar, pero no todos con la misma fortuna. Entre estos últimos destaca la historia del K-278 Komsomolets, nombre que podría traducirse como 'Joven Comunista', un prototipo de supersubmarino desarrollado por la Unión Soviética en los años 80 que batió el récord de profundidad, superó todas sus pruebas y se hundió con armas nucleares a bordo en su primera misión operativa en 1989, dos años antes del fin de la Unión Soviética, provocando la muerte de 42 de los 69 miembros de la tripulación.
Durante la Guerra Fría, los submarinos soviéticos eran más rápidos que sus homólogos estadounidenses, podían resistir más daños gracias a sus cascos con doble estructura y sumergirse a mayor profundidad, alcanzando los 500 metros en algunos casos. También presentaban desventajas, como una tasa de accidentes mayor, debido a una deficiente protección contra la radiación y a una cultura de seguridad muy débil, y ser mucho más ruidosos. Esto otorgaba a los submarinos estadounidenses una ventaja importante al poder detectarlos y seguirlos de manera habitual sin ser descubiertos.
El K-278, clasificado por la OTAN como un submarino de la clase Mike, representó un avance significativo en la tecnología de guerra submarina cuando fue introducido a mediados de la década de los 80. Era un prototipo para probar futuras capacidades de los submarinos soviéticos, diseñado para operar a profundidades sin precedentes —estableció el récord de inmersión más profunda para un submarino militar en 1984, al descender a más de 1.000 metros— y estaba construido con doble casco; el interior con aleación de titanio 48T, un metal extremadamente costoso que resulta tan resistente como el acero pero considerablemente más ligero.
El Proyecto 685
Su historia arranca en 1966, cuando un equipo en la Oficina de Diseño Rubin, bajo la dirección de N. A. Klimov y el diseñador principal Y. N. Kormilitsin, recibe la orden de iniciar el Proyecto 685, un submarino capaz de sumergirse a grandes profundidades. El desarrollo se prolongó durante 8 años, en parte debido a las dificultades para trabajar el metal capaz de soportar la presión que se da a la inmersión que se buscaba alcanzar. En 1974 se completó el diseño de doble casco y se eligió la aleación de titanio 48T para el casco interior.
El astillero Sevmash inició la construcción el 22 de abril de 1978 y el barco se terminó oficialmente el 30 de mayo de 1983. La dificultad de fabricar con el titanio contribuyó al período de construcción inusualmente largo. El proceso de soldar las grandes láminas de esta aleación para el casco interior resultaba, además, muy costoso, pues debía hacerse en instalaciones con atmósfera libre de oxígeno, inundadas con gas argón, mientras los trabajadores llevaban trajes similares a los de un astronauta para poder respirar.
Así era el supersubmarino soviético invulnerable K-278
El K-278 tenía 110 metros de eslora y 12 metros de manga, con el casco interior de aproximadamente 7,3 metros de ancho. Su desplazamiento, sumergido, era de 6.500 toneladas y, gracias al uso de titanio en lugar de acero, podía considerarse, relativamente hablando, liviano. El doble casco le otorgaba su capacidad de alcanzar grandes profundidades. El casco interior de titanio se dividía en 7 compartimentos, 2 de los cuales estaban reforzados para crear una zona segura para la tripulación, y se incorporó una cápsula de escape para permitir la salida de la tripulación con el submarino sumergido.
El submarino estaba propulsado por un reactor nuclear de agua presurizada OK-650B-3 de 190 megavatios, que alimentaba dos turbinas de vapor de 45.000 caballos de fuerza cada una, lo que le permitía alcanzar una velocidad de 30 nudos (55,56 km/h) sumergido y de 14 nudos (25,93 km/h) en superficie.
En cuanto a los sistemas de sonar, disponía del MGK-500 'Skat' (Shark Gill, según la nomenclatura de la OTAN), un sistema activo/pasivo de baja frecuencia que es el mismo que se utiliza actualmente en los submarinos de la clase Yasen. Este sistema se integraba en el sistema de control de información de combate Omnibus-685. El armamento consistía en 6 tubos lanzatorpedos de 533 milímetros, con capacidad para 22 torpedos del Tipo 53 y torpedos antisubmarinos Shkval, impulsados por cohetes, que alcanzaban los 200 nudos (370,4 km/h), así como misiles RPK-2 Vyuga diseñados para desplegar cargas de profundidad nucleares antisubmarinas.
El Komsomolets se botó en junio de 1983 y pasó los siguientes cinco años realizando pruebas. En 1984, bajo el mando del capitán Yuri Zelenskiy, alcanzó una profundidad de 1.020 metros en el Mar de Noruega, la inmersión más profunda jamás realizada por un submarino militar armado; solo unos pocos submarinos de investigación científica han descendido más.
En comparación, los submarinos de las clases Los Angeles y Virginia, actualmente en servicio con la Armada estadounidense, alcanzan una profundidad de 240 metros, mientras que sus 3 submarinos de la clase Seawolf llegan a los 600 m.
La Armada Soviética consideraba que el K-278 era invulnerable a profundidades superiores a los 1.000 metros, pues era difícil de detectar a ese nivel de inmersión y los torpedos enemigos no podían alcanzarlo. Aunque originalmente debía servir únicamente como buque de prueba, finalmente se convirtió en un submarino de combate totalmente operativo en 1988. Fue enviado a su primera misión operativa en abril de 1989, bajo el mando del capitán Evgeny Vanin.
El accidente del K-278
El 7 de abril de 1989, mientras navegaba a una profundidad de 386 metros en el Mar de Noruega, el K-278 comenzó a tener problemas. A bordo se encontraba la segunda tripulación del submarino, recién entrenada para manejarlo y que, debido a la condición original de prototipo para pruebas, carecía de un equipo especializado en control de daños.
Se produjo un incendio en la séptima cámara de popa y las llamas quemaron una válvula de suministro de aire, lo que permitió que el aire presurizado avivara el fuego. Los intentos para apagar el incendio fracasaron, el reactor se detuvo y los tanques de lastre se vaciaron para que el submarino pudiera salir a la superficie. Una vez a flote, el fuego continuó propagándose y la tripulación luchó contra el incendio durante seis horas antes de que se diera la orden de abandonar la nave. El fuego era tan intenso que los tripulantes en cubierta vieron cómo las baldosas de recubrimiento anecoico de caucho del casco exterior se desprendían debido al calor.
La cápsula de rescate que mató a sus tripulantes
El capitán Vanin, junto con otros cuatro tripulantes, volvió a entrar al submarino para buscar a compañeros que no hubieran oído la orden de evacuación. Pero no pudieron avanzar demasiado debido a la inclinación de 80 grados de la proa hacia abajo, de modo que entraron en la cápsula de rescate del K-278. Tras varios intentos, la cápsula se liberó del submarino, pero una vez en la superficie el cambio brusco de presión hizo que la escotilla superior saliera despedida y dos tripulantes murieran. La cápsula, con el capitán y otro miembro del equipo de rescate inconscientes, se hundió bajo las olas. Solo un tripulante logró nadar y sobrevivir.
Hasta ese momento, solo cuatro hombres habían fallecido en el incidente, pero tras el hundimiento del submarino muchos más sucumbieron a la hipotermia provocada por la gélida temperatura del agua de alrededor de 2 °C. Una hora después llegaron los barcos pesqueros Alexi Khlobystov y Oma, que rescataron a los supervivientes, algunos de los cuales fallecieron posteriormente a causa de sus heridas. De los 69 tripulantes a bordo del submarino cuando ocurrió el desastre, 42 murieron.
El K-278 yace desde entonces en el fondo del Mar de Noruega, con 2 misiles nucleares a bordo, a 1.680 metros de la superficie. Durante años, sucesivos gobiernos escandinavos inspeccionaron de manera periódica el casco agrietado para detectar contaminación. En 1994 se hallaron indicios de filtración de plutonio. Las grietas y fugas fueron selladas y en inspecciones posteriores solo se ha detectado una contaminación adicional mínima.
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