Astrobiología
Expertos de Harvard dicen que los extraterrestres no necesitan un planeta para sobrevivir
No solo eso, también describen cómo serían los organismos alienígenas que formarían colonias en el espacio.
La búsqueda de pruebas de vida extraterrestre es una de las mayores constantes de la ciencia. Y de la fantasía también. Sea testimonios de una civilización, como fósiles en otros planetas, aunque sean microbios. Pero ¿qué pasaría si estamos buscando en los lugares equivocados? ¿Qué pasaría si quitáramos la palabra "terrestre" de "extraterrestre"? Un equipo de científicos de Harvard se ha hecho esta pregunta y ha explorado la posibilidad de que la vida alienígena no necesite un planeta para mantenerse.
A primera vista, los planetas parecen los lugares ideales para encontrar vida y por una cuestión lógica: la Tierra es el único lugar conocido donde se sabe que existe vida. Nuestro planeta tiene una gravedad tal que mantiene todo en su lugar y una atmósfera que mantiene las temperaturas de la superficie en los rangos adecuados para mantener el agua líquida y facilitar la biología. Tenemos una abundancia de elementos como el carbono y el oxígeno para formar los bloques de construcción de los organismos biológicos. Y tenemos mucha luz solar que nos irradia, lo que nos proporciona una fuente esencialmente ilimitada de energía gratuita.
Es a partir de esta configuración básica que organizamos nuestras búsquedas de vida en otras partes del universo. El “problema” es que la vida puede ser distinta en otros entornos: otras gravedades, otras químicas y distintas atmósferas. En un estudio publicado en Astrobiology, un equipo liderado por Robin Wordworth de la Universidad de Harvard, explora esta posibilidad preguntándose si es posible construir un entorno que permita que la vida prospere sin un planeta.
Esta idea no es tan descabellada como parece. De hecho, ya tenemos un ejemplo de criaturas que viven en el espacio sin un planeta: los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional. Esos astronautas requieren que se les transporten constantemente enormes cantidades de recursos terrestres, pero los humanos somos criaturas increíblemente complejas. Tal vez organismos más simples podrían lograrlo por sí solos. Al menos un organismo conocido, los diminutos tardígrados que viven en el agua, son capaces de sobrevivir en el vacío del espacio.
De acuerdo con el estudio, cualquier comunidad de organismos en el espacio necesita enfrentar varios desafíos. Primero, necesita mantener una presión interior contra el vacío del espacio. Por lo tanto, una colonia espacial necesitaría formar una membrana o caparazón que les proteja. Afortunadamente, esto no es tan importante; es la misma diferencia de presión que hay entre la superficie del agua y una profundidad de aproximadamente 10 metros. Muchos organismos, tanto microscópicos como macroscópicos, pueden manejar estas diferencias con facilidad.
El siguiente desafío es mantener una temperatura lo suficientemente cálida para el agua líquida. La Tierra logra esto a través del efecto invernadero de la atmósfera, lo que no es una opción para una colonia espacial biológica más pequeña. Los autores señalan a los organismos existentes, como la hormiga plateada del Sahara (Cataglyphis bombycina), que pueden regular sus temperaturas internas variando las longitudes de onda de la luz que absorben y las que reflejan, en esencia, creando un efecto invernadero sin una atmósfera. Por lo tanto, la membrana externa de una colonia de organismos que flotan libremente tendría que lograr las mismas capacidades selectivas.
A continuación, tendrían que superar la pérdida de elementos livianos. Los planetas mantienen sus elementos químicos a través de la fuerza de la gravedad, pero una colonia orgánica tendría dificultades con esto. Incluso de manera optimista, una colonia perdería elementos livianos en el transcurso de decenas de miles de años, por lo que tendría que encontrar formas de reponerse.
Por último, la colonia biológica tendría que estar situada dentro de la zona habitable de su estrella, para acceder a la mayor cantidad posible de luz solar. En cuanto a otros recursos, como el carbono o el oxígeno, la colonia tendría que empezar con un suministro constante, como un asteroide, y luego pasar a un sistema de reciclaje de circuito cerrado entre sus diversos componentes para mantenerse a largo plazo.
Al poner todo esto junto, los investigadores pintan el retrato de un organismo, o una colonia de organismos, flotando libremente en el espacio. Esta estructura podría tener hasta 100 m de ancho, y viviría dentro de una “cáscara” delgada, dura y transparente. Esta cáscara estabilizaría su agua interior a la presión y temperatura adecuadas y le permitiría mantener un efecto invernadero.
Si bien estos organismos pueden o no existir en el universo, la investigación tiene implicaciones importantes para los futuros esfuerzos humanos en el espacio. Mientras que actualmente construimos hábitats con metal y abastecemos a nuestras estaciones con aire, alimentos y agua transportados desde la Tierra, los hábitats futuros pueden utilizar materiales de bioingeniería para crear ecosistemas autosostenibles, sostienen los autores.