Alerta sanitaria
Traslado entre fuertes medidas de seguridad de un paciente con la fiebre de Crimea-Congo al Hospital La Paz
El afectado, de 74 años, procede de Castilla-La Mancha y se encuentra "hemodinámicamente estable"
La Comunidad de Madrid está preparando el traslado entre fuertes medidas de seguridad de un paciente con la enfermedad de Crimea-Congo desde el Hospital Rey Juan Carlos a la unidad de aislamiento del Hospital Universitario La Paz. Fuentes sanitarias han confirmado a LA RAZÓN que el enfermo tiene 74 años procede de Castilla-La Mancha. No se descarta que contrajera la patología por la picadura de una garrapata. Las mismas fuentes han explicado que en estos momentos se encuentra “hemodinámicamente estable” y bajo control. La Dirección General de Salud Pública de La Consejería de Sanidad está realizando la trazabilidad del afectado para descartar la existencia de más casos por contagio. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) es una enfermedad muy extendida causada por un virus (Nairovirus) de la familia Bunyaviridae transmitido por garrapatas. Este virus causa graves brotes de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad del 10%-40%.
La FHCC es endémica en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia en los países situados por debajo de los 50o de latitud norte, que es el límite geográfico de la garrapata que constituye su vector principal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El virus de la FHCC se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante o inmediatamente después de la matanza. La mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios.
Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. También se producen infecciones nosocomiales como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos.
La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es normalmente de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.
Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con hepatomegalia detectable.
Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos), y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel. Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.
Normalmente hay signos de hepatitis, y los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.
La tasa de mortalidad asociada a la FHCC es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
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