Mujer
Síndrome genitourinario de la menopausia: estos son sus síntomas y las pautas para tratarlo
Hasta el 90% de las mujeres postmenopáusicas en nuestro país sufren esta afección que afecta negativamente a su salud y a su sexualidad
Un un porcentaje alto de mujeres, el síndrome genitourinario de la menopausia (SGM) afecta negativamente a su salud y a su sexualidad, disminuyendo la calidad de vida de quienes lo sufren. Se trata del conjunto de signos y síntomas genitourinarios asociados a la disminución de estrógenos y de otras hormonas sexuales, tan típica de esta etapa, e incluye cambios en los genitales externos, en la vagina, así como en el sistema urinario.
Según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), el síntoma más extendido es la sequedad vaginal (81%), muy molesto para quien lo padece, así como la dispaurenia o dolor durante las relaciones sexuales (25%).
“A pesar de ello, solo una de cada cuatro mujeres acude al especialista por este motivo. Por lo tanto, su diagnóstico es insuficiente y, sin un tratamiento adecuado, se cronifica y se intensifican sus efectos”, avisa la doctora Laura Baquedano, ginecóloga de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza.
Esta especialista recuerda que la menopausia es un proceso natural en la vida de la mujer, que consiste en el cese definitivo de la menstruación y con la que comienza la etapa conocida como ‘climaterio’.
“Se produce en torno a los 50 años, aunque puede darse entre los 45 y 55 años, y se le asocian una serie de cambios en el organismo, algunos temporales y otros definitivos. Una de sus consecuencias es el síndrome urogenital, que sufren hasta el 90% de las mujeres postmenopáusicas en nuestro país, y con una edad comprendida entre los 55 y los 75 años”, añade.
Se trata de determinados cambios anatómicos y funcionales genitales y urinarios debidos al déficit hormonal, que, a su vez, ocasionan diversos síntomas que se engloban dentro del concepto de síndrome genitourinario de la menopausia.
“Esta afección se da más frecuentemente en esta fase porque está asociada a la disminución gradual de estrógenos y otras hormonas sexuales como los andrógenos, que se produce durante el climaterio”, agrega la doctora Baquedano.
Entre otras señales, esta ginecóloga de Quirónsalud Zaragoza apunta a la sequedad vaginal, así como a una sensación de quemazón e irritación en la zona genital, aparte de la incontinencia o la cistitis. “Además, puede conllevar dolor durante las relaciones sexuales debido a la escasa lubricación y a la falta de elasticidad que dificulta la penetración”, mantiene.
Minimizar los síntomas
Por otro lado, señala que a la hora de prevenir algunas enfermedades asociadas a la menopausia y tener una correcta salud vaginal es importante mantener una higiene corporal adecuada, así como “llevar hábitos de vida saludables, evitando el alcohol y el tabaco; hacer deporte, incluyendo ejercicios de Kegel e hipopresivos; y seguir una dieta variada y equilibrada”.
Igualmente, la especialista apunta a una serie de medidas específicas, como tomar probióticos si se está en tratamiento con antibióticos, evitar las duchas vaginales que destruyen la microbiota de la zona; evitar ropa interior de tejidos sintéticos, seda o licra, siendo lo óptimo la ropa interior de algodón, además de evitar la ropa excesivamente ajustada.
Desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia o AAEM sugieren igualmente que las relaciones sexuales y con cierta frecuencia están especialmente indicadas en este tipo de situaciones, puesto que así se aumenta el flujo de sangre a los genitales y con ello se mejora la oxigenación de los tejidos, así como su elasticidad.
Gran variedad de tratamientos
Actualmente, celebra también esta ginecóloga de Quirónsalud Zaragoza, hay múltiples terapias destinadas a mejorar la calidad de vida de las pacientes, ofreciéndoles un alivio sintomático.
Así, recomienda la terapia local con fármacos como los estrógenos o la prasterona, y otros por vía oral como el ospemifeno, y algunas de las opciones más novedosas como el ácido hialurónico o el láser para reducir la sequedad vaginal.
A su juicio, estas terapias cuentan con la tecnología “más avanzada” en el campo de la ginecología regenerativa, concretamente el láser CO2 y las inyecciones de ácido hialurónico, y apunta que para los síntomas más leves se pueden utilizar lubricantes en el momento de las relaciones sexuales e hidratantes de mantenimiento.
Cuidado integral
En última instancia, la doctora Baquedano valora la idoneidad de un tratamiento integral con la paciente una vez alcanzada la menopausia, de cara igualmente a controlar sus posibles síntomas, tales como los sofocos, los sudores nocturnos, o el insomnio, aparte de la presencia del síndrome genitourinario y la posible afectación en la sexualidad y en la disfunción del suelo pélvico (incontinencia y prolapsos).
Una valoración integral de las pacientes también facilita la evaluación del riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y osteoporosis. “Además, el servicio de acompañamiento y apoyo psicológico es clave para asimilar los cambios de esta etapa y para hacer frente a los trastornos del estado de ánimo”, indica la doctora Baquedano.
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