Maternidad

Maternidad tardía

Casi una de cada diez españolas tiene su primer hijo con 40 años o más. Según el ranking de la oficina europea de estadística Eurostat, es la primera vez que España «gana» a Italia, país que solía liderar la lista

Maternidad tardía
Maternidad tardíalarazon

Casi una de cada diez españolas tiene su primer hijo con 40 años o más. Según el ranking de la oficina europea de estadística Eurostat, es la primera vez que España «gana» a Italia, país que solía liderar la lista.

En España «tocamos» a 1,2 hijos por mujer y un 8,8 por ciento tiene a su primer retoño pasados los 40 años, la edad más tardía de los 28 países que integran la Unión Europea. Una conclusión rápida de estas cifras poco prometedoras es que las españolas tenemos hijos tarde y mal y que lo hacemos porque las circunstancias económicas nos son adversas y no existen políticas de conciliación.

Seguramente que ambas razones pueden explicar una gran parte del mapa demográfico de nuestro país, un paisaje cada año más desértico y preocupante. Sin embargo, no es menos cierto que la sociedad española ha experimentado en los últimos 40 años un cambio vertiginoso que ha tenido a la mujer como protagonista. Un giro de 180 grados que muchos países de nuestro entorno ya habían integrado mucho antes.

Esto significa que, más allá de las dificultades económicas, muchas españolas podrían haber optado por tener una vida diferente de la que tuvieron sus madres y abuelas, quizá más centrada en sus carreras profesionales o, directamente, en su desarrollo personal. En este sentido, la gráfica de edad del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que esto no siempre ha sido así: en 1975, la edad media para tener el primer hijo era 25 años, en 1999 subió a 29 y el año pasado escaló hasta los 31. ¿Es que había menos dificultades económicas en los 70? ¿Existían más políticas de conciliación en la España de la transición?

Otro fenómeno relativamente reciente es la desmitificación paulatina de la experiencia de tener descendencia. Casi podría decirse que la maternidad «ha salido del armario» y el relato edulcorado que solía rodearla se ha convertido en uno más auténtico. Un buen ejemplo es el club «Malas madres», que cuenta con medio millón de seguidoras en las redes sociales y que nació para reivindicar una versión realista de lo que es tratar de tener hijos sin dejar a un lado la carrera profesional.

Sin embargo, aún sobreviven tabúes importantes. El libro de la israelí Orna Donath «Madres arrepentidas» cayó como una bomba en 2016 y despertó un debate en el mundo entero que aún continúa abierto.