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Microorganismos

Estos son los virus que pueden desencadenar una pandemia según un reciente estudio

Se trata de microorganismos altamente infecciosos con el potencial de pasar de animales a humanos y para los que todavía no tenemos vacunas.

Human coronavirus lung Inflammation and infection show on screen in hospital patients. Dreamstime

Más que a las amenazas que llegan del espacio (meteoritos, tormentas solares y demás escenarios apocalípticos cósmicos) o los que provoca el cambio climático (sequías, inundaciones y olas de calor por nombrar algunos), a lo que deberíamos estar muy atentos es a los virus. En particular aquellos con potencial de pasar de animales a humanos que cada vez son más. Esto se debe a que el cambio climático está borrando los espacios exclusivos de los animales, la convivencia con ellos se hace cada vez más frecuente y la posibilidad de contagios aumenta. Los humanos llevamos desde el origen de nuestra especie en convivencia y connivencia con los virus. Nos beneficiamos de ellos de hecho. Un ejemplo es el norovirus del ratón (un patógeno digestivo cuya versión humana causa diarreas) que compensa los efectos de una flora intestinal dañada y potencia el sistema inmunitario.

También existen otros que, en mamíferos, promueven, la resistencia inmunitaria contra bacterias peligrosas como la Listeria o la Yersinia pestis, que provoca la peste. Pero no todos son buenos. Y hay muchos de ellos en nuestro planeta: en total 1031, es decir un 10 seguido de 31 ceros. A esto hay que sumarle que se trata de los agentes infecciosos más numerosos del planeta. Pese a este panorama la buena noticia es que no todos son capaces de infectarnos. Sabemos que los mamíferos hospedan unos 320.000 virus desconocidos y aunque un pequeño porcentaje tiene potencial para pasar a humanos, el problema es grave porque al no saber cómo actúan (desconocemos todo sobre ellos) la posibilidad de prevención está muy limitada. Por ello los científicos se dedican a los virus que mejor conocen y con mayor capacidad de llegar a nosotros. Y se trata de una carrera a contrarreloj debido, nuevamente, al cambio climático: el deshielo en zonas de la Antártida y la estepa siberiana está "resucitando" virus prehistóricos que desconocemos.

El dilema está claro: no se trata de si llegará la próxima pandemia, sino cuándo. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una lista de patógenos con potencial pandémico que insta a los científicos a centrar la investigación y el desarrollo de vacunas para ellos. La lista se actualiza una vez al año por un grupo de más de 300 científicos, que evalúan la capacidad de un virus para contagiar, las consecuencias que puede provocar, su grado de mortalidad y su velocidad de transmisión junto a las opciones de tratamiento disponibles. Y todo ello ha aumentado desde la COVID-19. Un estudio científico publicado en British Medical Journal señala que "el daño que causó la pandemia aumentó la conciencia sobre la amenaza siempre presente de una nueva epidemia y, de hecho, la posibilidad de que se convierta en una nueva pandemia. Hay 26 familias de virus que se sabe que infectan a los humanos; de los cinco eventos pandémicos desde 1900, todos se han relacionado con la influenza o un coronavirus".

Con esto en mente, un equipo de la Universidad de Queensland (Australia) liderado por Ariel Isaacs y Yu Shang Low señala a uno de los más peligrosos: el virus del Langya. Este se descubrió en humanos en el este de China en agosto de 2022. Causaba fiebre y síntomas respiratorios severos y es de la misma clase que los virus mortales Nipah (con un índice de mortalidad del 70%) y el de Hendra (que también portan los murciélagos y es mortal para caballos y humanos). Los autores del estudio, publicado en Nature, señalan que han descubierto cómo este virus altamente infeccioso y que ya se transmitió de animales a personas, puede ingresar a las células humanas. La clave del hallazgo reside en que el equipo de Isaacs y Shang han identificado una característica de este virus que les facilita realizar el salto de animales a humanos. Y esto es fundamental ya que esta cualidad no es exclusiva del Langya, lo que permitiría a los científicos aplicar este conocimiento también a otros virus con potencial de contagio y así evitar su reproducción. La llave para tratar este virus reside en la estructura de la proteína de fusión en su interior.

“Estamos en un momento importante con los virus del género Henipavirus, ya que podemos esperar más eventos de transmisión de animales a personas - explica Isaacs en un comunicado -.Es importante que entendamos el funcionamiento interno de estos virus emergentes, que es donde entra nuestro trabajo”. El proceso para descubrir esta proteína facilita la obtención de su genoma y con ello se puede conseguir el antígeno sintético para purificarlo y convertirlo rápidamente en una vacuna. “Comprender la estructura y cómo ingresa a las células es un paso fundamental hacia el desarrollo de vacunas y tratamientos para combatir las infecciones por henipavirus - añade Isaacs -.Actualmente no hay tratamientos ni vacunas para ellos, y tienen el potencial de causar un brote generalizado. Estos son virus que pueden causar enfermedades graves y tienen el potencial de salirse de control si no estamos preparados adecuadamente. Vimos con COVID-19 cuán poco preparado estaba el mundo para un brote viral generalizado y queremos estar mejor equipados para el próximo brote”.