La peseta estuvo vigente en España hasta 2002. Desde entonces, en nuestro país se comenzó a utilizar el euro y se puso en circulación la misma moneda que en el resto de Europa. Mientras muchos cambiaron sus pesetas por euros, otros todavía las conservan en sus casas, de tal manera que se han ido revalorizando con el tiempo por su antigüedad.

Por ejemplo, la primera monedad de plata de 2.000 pesetas, cuya aparición tuvo lugar en 1994, hace treinta años. Este tipo de monedas conmemoran algún tipo de acontecimiento histórico o efeméride, algo bastante común en numismática y que hoy tiene un importante valor.

Sin embargo, hay algunas monedas que, por unas cuestiones u otras, a día de hoy, son tremendamente valiosas para los coleccionistas y, según pasan los años, más todavía. Por ello, esta moneda de una peseta emitida en 1946 es una de las más valiosas del mercado coleccionista.

Una moneda por 7.000 euros

A esta moneda también se le conoce como la peseta Benlluire, ya que su diseño se atribuye al escultor Mariano Benlluire y Gil y, aunque no se sabe el número exacto de ejemplares que fueron acuñados, se estima que fueron 150. Esta peseta se caracteriza por tener el busto de Franco en una de sus caras con la leyenda «Francisco Franco Caudillo de España Por la Gracia de Dios».

Una anécdota curioso sobre las pesetas se refiere a un peculiar detalle de su diseño durante la época franquista. Esta moneda de una peseta, acuñada en 1946, presentaba la imagen del General Franco en el anverso. Sin embargo, esta imagen no fue del agrado del por entonces jefe del Estado ya que, al parecer, Franco notó un bulto en la parte posterior de su cabeza en el diseño de la moneda, lo que le pareció similar a un chichón. Así, considerando esto como una falta de respeto, ordenó que se modificara el diseño.

En cuanto a las características, es una moneda en una aleación de 90% cobre y estaño, y un peso de 3.5 gramos. El mayor valor registrado en subasta fue de 7.400 euros en 2011, realizado por la casa Martí Hervera & Soler y Llach. En ventas posteriores ha alcanzado un valor promedio de 2.300 euros.

No obstante, a partir de 1947, las nuevas pesetas acuñadas ya mostraban el rostro de Franco con este perfil corregido, eliminando así el peculiar "chichón" que había generado la anécdota.