Investigación Médica
Así es el día a día de la superheroína con manos biónicas
A los 16 meses Tilly Lockey perdió las manos. Lleva un sinfín de prótesis. «Tenía miedo de las primeras. No me gustaban. Ahora, puedo sostener objetos muy finos y maquillarme».
A los 16 meses Tilly Lockey perdió las manos. Lleva un sinfín de prótesis. «Tenía miedo de las primeras. No me gustaban. Ahora, puedo sostener objetos muy finos y maquillarme».
El diseño futurista de sus brazos biónicos le dan un aire de superheroína. Recuerdan, en parte, el estilo de los «X-Man» o de «Los 4 fantásticos», aunque están inspiradas en una película más reciente: «Alita: Battle Angel». Su primeros años de vida, como la de todos los héroes de ciencia ficción, no fue fácil. Con solo 16 meses, Tilly Lockey contrajo un terrible tipo de meningitis que le hizo perder las manos. En concreto, meningococemia, una enfermedad que casi acaba con su vida. Se le «tiñeron» de negro sus manos y la punta de los dedos de los pies, por lo que los médicos, para salvarla, amputaron las partes necrosadas para darle una oportunidad. Oportunidad que Tilly, la primera niña con manos biónicas, ha sabido aprovechar al máximo. Es todo un ejemplo. De hecho, ayer, vino a Madrid, de la mano de la Fundación Inspiring Girls y BBVA, para dar su testimonio con el objetivo de ayudar a otras niñas a lograr sus sueños por muchas piedras que se encuentren por el camino. Antes del evento «Imbatibles y Humanas. En la adversidad encontraron su fuerza», la menor nos explica cómo cambió su vida gracias al apoyo de su familia y a las manos biónicas impresas en 3D que recibió.
«No me acuerdo de estar en el hospital, pero tengo un recuerdo antes de perder las manos: estaba en mi antigua casa y mi hermana me entregó un tomate y me dijo que lo probara. Fue la primera vez que comí un tomate y digamos que no me gustó, porque lo cogí con la mano derecha, lo mordí y lo tiré al suelo», relata.
Sus primeras manos artificiales se las pusieron a los dos años. No tenían nada que ver con las biónicas (de Open Bionics) que lleva ahora. «Las primeras me hicieron sentir como una marioneta. Tenía un arnés conectado a las manos que pasaba por la parte superior de mi cuerpo. Según cómo movía mis hombros o brazos hacía que los tres ganchos que eran los dedos se cerraran. Tenía miedo de las manos, no me gustaban, no podía manejarlas y no me servían. Ahora, en cambio, puedo controlar fácilmente las manos con mis músculos. Me encantan, me ayudan y sé que solo van a mejorar». Además, «parecen de superheroína. Me hacen sentir realmente fuerte y confiada. Son personalizadas, puedes llegar a pedir que tengan luces y otras muchas características geniales. ¡Ahora siento que podría salir en una película de superhéroes!».
Antes de ellas, Tilly no podía hacer muchas cosas. Ahora, en cambio, «siento que puedo hacer la mayoría de las cosas. Algo que me impresionó fue que puedo sostener objetos muy finos y pequeños como pinceles de maquillaje. Son muy fáciles de usar cuanto te acostumbras a ellas. Y es increíble la precisión que tienen».
Cómo funcionan
Puede manipular cosas pequeñas o grandes, como coger una manzana o una taza, pintar e incluso maquillarse a sí misma. Su funcionamiento es sencillo, al menos para ella: «Hay sensores musculares en la parte interior del brazo que son sensibles a la fuerza del usuario. Funcionan igual que lo haría una mano humana, supongo que simplemente no te das cuenta de que lo estás haciendo. Básicamente, aprieto mis músculos para cerrar la mano y flexiono para abrirla. Si vuelvo a flexionar puedo cambiar el agarre. Hay cuatro posiciones: el puño, el agarre, el pellizco y el agarre del trípode, que me permiten hacer cosas diferentes».
«Lo que no puedo hacer son tareas manuales realmente complicadas para mí como atarme los cordones o recogerme el pelo. Pero estas manos son las que creó Open Bionics hace cinco años. ¡Piensa en donde estaremos en otros cinco!», afirma ilusionada.
Lo mejor de ellas es «la forma en la que están cambiando la vida de las personas amputadas, ¡pero también lo que más me gusta es lo atractivas que son! Ya no son solo un dispositivo médico, sino un accesorio de moda realmente increíble». Y es que la tecnología y el diseño no tienen por qué estar reñidos, y menos en estos casos, en los que el aspecto físico puede hacer que se sientan más seguros. El problema en la mayoría de los casos es su precio. Aunque a ella se las regalaron «0th Century Fox, específicamente por James Cameron y Jon Landau, sabe que su precio es elevado, aunque «son las más económicas del mercado. Son caras, pero las de antes, que ni siquiera eran lo suficientemente anchas para sostener una taza, costaban 32.464 libras y ahora una mano que hace lo que quieras es mucho más barata. Creo que las mías rondan las 10.000 libras».
Un precio que, aunque haya bajado, sigue siendo prohibitivo para muchas familias, sobre todo para los menores, ya que «les duran un año o dos si eres un menor y aún estás creciendo. Pero hay una cosa realmente buena, y es que éstas crecen contigo de alguna manera», explica Tilly, que de mayor quiere dedicarse a « inspirar a las personas a hacer algo con sus vidas». Algo que, pese a su juventud, ya hace. Y quiere «seguir trabajando en manos bionícas hasta que sean tan buenas o mejores que las humanas».
Anima a todas las personas amputadas a probarlas, aunque antes de tener una prótesis, como explica Lidia Contreras, fisioterapeuta, «hay que tener en cuenta la postura y la función. Añadir una prótesis es sumar peso y añadir una extensión al cuerpo que antes no había, por lo tanto es importante una buena preparación previa. Así, se debe trabajar sobre la simetría postural, fortalecer toda la musculatura del tronco y crear conciencia de las posturas simétricas. Además, habrá que preparar a toda la musculatura para soportar esa carga extra que supone la prótesis y a la que el cuerpo no está acostumbrado. Estos aspectos deben trabajarse y más intensamente en los meses previos a la prótesis». Una vez con ellas, «además de seguir con estos objetivos, hay que entrenar su uso, con actividades y movimientos más globales y afinando a medida que se va cogiendo destreza para conseguir hacer tareas más complejas. Todo esto requiere mucho trabajo y constancia, y horas de dedicación», recuerda la fisioterapeuta.
«Es una inspiración para cualquier persona pero, especialmente, para las niñas porque tendrán que enfrentarse a muchos momentos de duda en los próximos años y habrán de decidir cómo enfocar su vida y su carrera profesional, y ahí tener un testimonio tan potente de autoconfianza y esfuerzo es verdaderamente inspirador, no lo olvidarán jamás», afirma Marta Pérez Dorao, presidenta de la Fundación Inspiring Girls.
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