Alcalá de Guadaíra
Alcalá de Guadaíra: los expertos avalan la tesis de los tapones de insecticida
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmó ayer que el fosfuro de aluminio, o alguno de sus componentes, fue el responsable de la intoxicación que acabó el pasado 14 de diciembre con la vida de los tres miembros de una familia de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Desde el TSJA aseguraron ayer que la muerte se produjo por bloqueo de la cadena celular y, debido a la sintomatología y el rápido fallecimiento, se descartó la intoxicación alimentaria. El testimonio de un cuarto miembro de la familia, la menor de 13 años que sobrevivió a la tragedia, descartó las sospechas que se cernían sobre un suicidio o un crimen. Sin embargo, hay una pregunta abierta: ¿cómo llegó este químico a las víctimas? ¿Lo ingirieron o lo inhalaron?
Guillermo Repetto Kuhn, profesor de Toxicología de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, cree posible que, tal como informó ayer LA RAZÓN, la familia resultara intoxicada por la gran cantidad de tapones de plástico de insecticidas y otros productos para fumigar que el padre había acumulado en un cuarto de la casa para su posterior venta. Repetto aseguró a Ep que los restos de plaguicida que podían contener los tapones, en contacto con la humedad, podían desprender fosfuro de hidrógeno, una sustancia «mortalmente tóxica». En su opinión, el gas formado en el cuarto, muy cercano a la cocina, provoca la muerte por inhalación «a las pocas horas». Así, quizá la hija superviviente salvó su vida al incorporarse más tarde a la cena, cuando «ya habían disminuido los niveles de esta sustancia». De ahí que, en su opinión, los alimentos no tuvieran «nada que ver».
El programa «Espejo Público» confirmó la información publicada por este diario y aseguró que los agentes recogieron el pasado jueves dichos tapones para su posterior análisis.
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