Dicen quienes le trataron que el Papa emérito Benedicto XVI tenía una personalidad compleja, una cultura muy por encima a gran parte de su generación y que precisamente estas particularidades imprimieron un característico sello a su papado. Como anécdota, cuando anunció que se retiraba, solo una periodista italiana se percató del mensaje y del calado de la noticia porque el discurso lo estaba pronunciando en latín y no todos los presentes en esa sala lo comprendían a la perfección.

Aunque la comunidad católica ha sido la primera en lamentar su pérdida, la trascendencia del personaje –en gran parte por su legado cultural– ha dejado desoladas a personalidades de todos los ámbitos. En España, de los primeros en lamentar la pérdida fue el presidente de la Conferencia Episcopal Española y el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, quien quiso agradecer a Benedicto XVI su «profundo ministerio» como Papa y su amor a la Iglesia. «Pedimos por su eterno descanso y agradecemos su profundo ministerio como Papa, sus escritos teológicos y su profundo amor a la iglesia», subrayó el cardenal Omella. Asimismo, quiso pedirle que «desde la casa del Padre, siga mirando con ternura al mundo». «Que ruegue al Padre que la paz y la concordia reinen entre nosotros para que no nos desviemos del camino que conduce al encuentro con el Dios hecho hombre», añadió.

Precisamente la faceta más cultural ha sido la que quiso destacar también el canciller alemán, Olaf Scholz, que describió a Benedicto XVI como un «teólogo inteligente» con una «personalidad controvertida». «Para muchos, no solo en este país, era un líder especial para la Iglesia», aseveró el mandatario alemán. «El mundo ha perdido una figura formadora para la Iglesia Católica», sostuvo antes de trasladar «sus pensamientos» al Papa Francisco.

Sin embargo, fue desde Italia, cuyas fronteras acogen la casa de la Santa Sede, donde surgieron las primeras condolencias. «Nuestro país está de luto», dijo el presidente de la República, Sergio Mattarella. Benedicto fue un «intelectual y teólogo, interpretó finamente las razones del diálogo, de la paz, de la dignidad de la persona, como intereses supremos de las regiones», añadió. «Su gentileza y sabiduría han beneficiado a nuestra comunidad y a toda la comunidad internacional», agregó. Por su parte, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también afirmó que «ha sido un gigante de la fe y de la razón, un hombre enamorado del Señor que puso su vida al servicio de la Iglesia». «El Papa ha sido un cristiano, un pastor y un teólogo, un grande que la historia no olvidará», dijo el día de su fallecimiento.

Ayer, el mundo entero miraba sus restos mortales con respeto a través de la televisión pero desde hoy ya serán expuestos ante todo el que quiera acercarse.

Pero no solo en el resto del mundo han lamentado el fallecimiento de Benedicto VI. En nuestro país muchas personalidades se han pronunciado –la mayoría vía redes sociales– al respecto. El primero fue el rey Felipe VI, quien resaltó el «fecundo legado intelectual» que deja el Papa emérito y destacó su «extraordinaria vocación de servicio, humildad, entrega y amor». Fuentes de la Casa Real informaron de que Felipe VI envió un telegrama de pésame al Papa Francisco en el que expresa la «gran tristeza» que le produjo la noticia de la muerte de Benedicto XVI. «Deseo enviaros, en mi nombre y en el del Gobierno y en el del pueblo español, el testimonio de nuestro más sentido pesar», señala el rey en su telegrama.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordó al Papa Benedicto XVI como «un gran teólogo» que estuvo «entregado al servicio de los demás».

También el líder de la oposición en las Cortes, Alberto Núñez-Feijoo, recordó a Benedicto con una foto en la que aparece con él en su perfil de Twitter, donde comunicó: «Mi sentido pesar por la muerte de S. S. el Papa emérito Benedicto XVI, a quien tuve el honor de recibir en Galicia en el Año Santo 2010».