Adiestramiento
¿Por qué no debemos utilizar lejía para limpiar la orina de nuestro perro?
Mientras el cachorro aprende que el lugar idóneo para hacer pis es la calle, nosotros podemos ponérselo fácil y limpiar correctamente los rastros de orina
Tener un cachorro en casa es una de las experiencias más bonitas que puede vivir una familia. El efecto es inmediato: allá donde haya un cachorro, sólo queda espacio para la ternura. Sin embargo, también tiene sus inconvenientes. El primero y el más molesto, es el tema de la orina:
Durante las primeras semanas el perro no podrá salir de casa, porque necesitará que se le inoculen todas las vacunas primero. Como es lógico, durante este periodo de “cuarentena”, el cachorro tendrá que hacer sus necesidades en casa… y no hay mucho que podamos hacer para remediarlo.
Ahora bien, una vez que el animal tiene sus vacunas en regla y puede salir a pasear con seguridad… es el momento de ponerse manos a la obra y comenzar con el adiestramiento, para que aprenda que el lugar idóneo para hacer pis es la calle. Y es aquí donde entran en juego el olfato del animal.
Por todos es conocido que el sentido del olfato de los perros es mucho más agudo que en los seres humanos. En muchas ocasiones, esto es una auténtica ventaja que juega en su favor y en contra de los humanos; pero en esta ocasión, es algo que podemos utilizar a nuestro favor:
Cualquier dueño sabe que los perros siempre tienen unos lugares predilectos para hacer lo suyo... y tienden a orinar siempre en los mismos puntos. En realidad, este no es un comportamiento aprendido… no es que esos lugares en concreto tengan algo especial o interesante.
Lo que sucede es que en esos puntos ya hay un residuo de orina y, por lo tanto, es un punto de información perruno… que llamará a que nuestro perro y otros perros de la zona se acerquen a marcar el territorio, es decir, a transmitir el aviso de que ellos también han estado allí.
Lo que poca gente sabe es que, además de la orina canina, también hay otros productos que tentarán a los perros a hacer pis en un punto en concreto. El amoniaco o la lejía, si bien conseguirán desinfectar la zona a la perfección y eliminar cualquier rastro que pueda quedar… dejarán un aroma que incitará a tu perro a seguir orinando ahí.
Como decíamos antes, podemos utilizar esta ventaja evolutiva que hace a los perros tan sensibles a los olores, para que juegue a nuestro favor. De la misma forma que la lejía o el amoniaco pueden apremiar a nuestro perro, también hay otros que les resultarán tremendamente molestos y que, por lo tanto, podremos utilizar como repelentes caseros; y que actuarán como complemento a los premios y a los paseos frecuentes… con los que adiestraremos a nuestro perro.
Uno de estos aromas que resultan especialmente insoportables para los perros es el de los cítricos, especialmente el del limón. Puedes comprobarlo fácilmente, sólo tienes que hacerle un corte a un limón y acercarlo a su nariz… y verás cómo empezará a hacer muecas. Para fabricar este repelente a base de cítricos, lo único que deberás hacer es exprimir 100 mililitros de su jugo… y mezclarlo con medio litro de agua y una cucharada de bicarbonato de sodio.
Lo único que falta ahora es meter la mezcla en un vaporizador y rociar las zonas más susceptibles de sufrir la orina de nuestro perro, como el cubo de la basura, las alfombras o los sofás. Este repelente casero cumplirá dos funciones: por un lado, es un aroma que -como hemos dicho- le genera mucho rechazo a nuestro perro, por lo que evitará acercarse más de la cuenta. Y por otro lado, es un olor tan fuerte que conseguirá eliminar los rastro que el animal ha dejado en otras ocasiones; por lo que no se sentirá tentado de volver a marcar el mismo lugar.