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Entrevista

Algo que haces 25.000 veces al día, mejor hacerlo bien

El periodista científico James Nestor asegura que “somos los peores respiradores” de la historia y advierte de que NUNCA lo hagamos por la boca; él lo probó 10 días y fue un infierno

James Nestor, autor de "Respira" La RazónLa Razón

James Nestor lleva años con la boca cerrada. Dice que ya no la usa para respirar, solo para hablar y comer. A raíz de una bronquitis crónica, este periodista científico estadounidense estuvo años investigando los secretos sobre cómo coger aire para escribir “Respira, la nueva ciencia de un arte olvidado” (Planeta), que ahora se publica en España. En las antípodas de la autoayuda o la psicología, Nestor publica en “The New York Times” y “The Atlantic”. Basa su trabajo en la biología y en la historia, pero también en su propia experiencia. Durante la elaboración de este libro, tomó parte en un experimento en la Universidad de Stanford para comprobar qué efectos tiene para la salud respirar solo por la nariz y solo por la boca. El resultado es sorprendente. Según él, el 90 por ciento estamos haciendo mal algo que repetimos 25.000 veces cada 24 horas. Dice que un mejor hábito puede afectar a la calidad de vida de maneras que ni imaginamos.

-Dice que desde la Revolución Industrial no hemos hecho más que empeorar...

-Principalmente se debe a una cuestión de morfología. Los dientes ya no nos caben en la boca, por eso nos salen torcidos. La boca es cada vez más pequeña, lo que dificulta también la respiración. Desde hace unos cientos de años, no más, las caras se han aplanado y alargado y la nariz es más pequeña. Luego está la polución, la ropa cada vez más estrecha que nos impide coger aire de manera profunda, el sedentarismo... Estamos en la silla 14 horas al día. Somos los peores respiradores de la historia y de todas las especies. No hay más que ver las enfermedades; asma, sinusitis crónica, ronquidos, apnea. Es una locura.

-¿Es la nariz la gran olvidada?

-Totalmente. Sobre todo porque pensamos que da igual respirar por la boca que por la nariz. Creer que ese aire es el mismo es como comparar el agua que bebemos de un río con la que sale filtrada del grifo. Nuestra nariz es la primera línea de defensa del organismo contra los alérgenos, virus, bacterias... Hacen que la respiración sea más pausada, calientan el aire y lo hidratan para que nuestros pulmones puedan obtener el oxígeno que necesitan más fácilmente. Cuando respiras por la boca expones a tus pulmones a todo eso sin protección.

-Tenía entendido que respirar por la boca al correr, por ejemplo, es mejor porque entra más aire.

-Para nada.

-Vaya, creo que lo estoy haciendo todo al revés.

-Ja, ja. A mí me pasó lo mismo durante décadas, hasta que me puse me investigar. Es muy fuerte pero es que todo el mundo está haciéndolo mal. Cuando corres lo que pasa es que necesitamos abrir la boca porque tenemos una nariz disfuncional, con pólipos, tabique desviado... Dile a un caballo que va a la carrera que no respire por la nariz porque no va a coger aire suficiente. O a un león que acecha a la presa. Solo los perros ventilan por la boca cuando están acalorados porque no sudan.

-¿Qué es eso de la erección nasal?

-Durante todo el día tu nariz irá cambiando de orificio, del derecho al izquierdo en intervalos de entre media y dos o tres horas. Cuando nos excitamos sexualmente, el tejido eréctil de la nariz, que es el mismo que el de los genitales, se inflama. Hay gente a la que esto afecta de tal manera que comienzan a estornudar. También ocurre, por ejemplo, que la mujer se congestiona durante la menstruación.

-¿Qué descubrimiento le impactó más sobre este “arte olvidado”?

-Lo más efectivo es lo más simple, tanto, que es aburrido y no lo hacemos porque pensamos que no va a funcionar. Primero, ser consciente de tu respiración. Cuando hacemos deporte, trabajamos, vemos la tele, la mayoría lo hacemos sin pensar. Cuando lo hagas te darás cuenta de que respiras de una manera totalmente disfuncional. Entonces podrás arreglar esa cosa que hacemos 25.000 veces al día.

-¿Siempre mejor despacio que rápido?

-En realidad, depende. Lo importante es que lo hagas en armonía con las necesidades de tu cuerpo. Como la comida. No hay que comer demasiado ni demasiado poco. La gran mayoría respiramos demasiado, lo que acaba sobreexigiendo a nuestros pulmones, corazón, sistema circulatorio. Una respiración más ligera, amable, y lenta nos proporcionará más oxígeno. ¿Para qué pasarnos de esfuerzo 25.000 veces al día?

-En el libro se refiere a algunas oraciones y mantras que se recitan al ritmo de la respiración.

-Hace unos 20 años se descubrió que muchas oraciones, ya sean budistas, católicas o de la religión que sean atendían al mismo ritmo respiratorio. Cinco respiraciones y media por minuto. Cuando respiramos con esa cadencia, damos a nuestro cuerpo la posibilidad de recuperarse y descansar. Operamos a una altísima eficacia, se comprueba de manera empírica. Es lo que se llama “respiración coherente” y es muy útil contra la ansiedad y la depresión.

-¿Y la mascarilla en el gimnasio? ¿Cómo lo ve?

-Depende de la mascarilla que lleves, pero es totalmente seguro. Las que son terribles son las fabricadas en China y que están recubiertas de sustancias tóxicas. Mira a los cirujanos o los dentistas, que llevan años trabajando con ella y no tienen ningún problema. Sé que hay muchos que piensan que no les entra oxígeno suficiente, lo único que tienen que hacer para comprobar que es falso es usar un oxímetro. Lo que quizá sí hay es un incremento muy ligero de dióxido de carbono, que además puede ser beneficioso para la circulación y la relajación.

-En el libro explica un experimento muy interesante protagonizado por usted mismo en el que estuvo diez días respirando solo por la nariz y el mismo periodo solo por la boca. ¿Qué conclusiones saca?

-Fue horrible la parte de la boca, de verdad que no se lo recomiendo a nadie. Todos los expertos están de acuerdo en eso, pero lo que no sabíamos es cuánto tardan en llegar los daños. Por eso lo hicimos. La conclusión es que todo lo que nos dijeron que iba a pasar, ocurrió, y mucho más rápido y con consecuencias más nefastas. El tema del sueño fue lo peor porque pasé de no roncar en absoluto a hacerlo cuatro horas cada noche y ahogándome. Solo por cambiar el canal del oxígeno. Si no lo crees, prueba a taparte la nariz por la noche.

-¿Y la otra cara del experimento?

-Fue una maravilla. Solo en la primera noche, pasé de roncar cuatro horas a veinte minutos. Unos días después, nada. Me sentía mejor, tenía otro aspecto, otra energía. Pensaba mejor. Me da mucha pena pensar que haya tanta gente que pase la vida con la nariz obstruida y crean que es lo normal. No lo es.

-Imagino que mucha gente se tapará la boca para dormir.

-Bueno, yo soy periodista y no quiero dar ningún consejo médico, pero miles de personas me han escrito contándomelo. Hay productos especiales para eso. Está demostrado que mucha gente se ha curado del ronquido y la apnea. Yo lo hago todas las noches, me tapo la boca con cinta.

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