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Prevenir y conocer el insomnio en la edad adulta
Padecerlo de forma crónica aumenta la probabilidad de tener otras enfermedades
La Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20% y un 48% de la población adulta sufre en algún momento de su vida dificultad para conciliar o mantener el sueño y que en un 10% de los casos es debido a algún trastorno de sueño crónico y grave.
¿Qué es el insomnio?
Es la sensación de cantidad o calidad de sueño insatisfactoria, esto incluye: dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido y/o despertar final precoz. Es más frecuente en mujeres, y sus síntomas aumentan con la edad. La causa del insomnio puede ser multifactorial y suele estar muy relacionado con los hábitos de la persona. Determinadas enfermedades pueden provocar insomnio como síntoma como son la ansiedad, depresión, otras patologías psiquiátricas, abuso de sustancias o dolor crónico.
¿Quién suele tener insomnio?
En mujeres, el insomnio puede aparecer durante el embarazo y la lactancia, así como en el periodo de perimenopausia y menopausia. El insomnio crónico es más frecuente en pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Es importante tener en cuenta que la necesidad de horas de sueño va disminuyendo según envejecemos: el recién nacido duerme unas 16 horas, el lactante entre 12 y 14, a los 3-5 años se duerme unas 11, a los 9-10 años unas 10 y en la edad adulta el grueso de la población lo hará entre 7 y 8 horas por noche.
¿Cuáles son las recomendaciones para evitar sufrirlo?
La cama es el sitio para ir a dormir. Si no conciliamos pronto el sueño al inicio de la noche es preferible levantarse de la cama y hacer alguna actividad que nos relaje. Mantener horarios regulares; evitar hacer deporte o actividades estresantes a última hora del día; no exponerse a pantallas de dispositivos electrónicos en las últimas horas del día: evitar ver televisión, uso de tableta o móvil; evitar siestas durante el día o como máximo de 20 min de duración; estar activo durante la jornada diurna; evitar sustancias estimulantes a últimas horas del día como café, té, nicotina o chocolate; no beber alcohol antes de dormir. Hacer una cena ligera y dos horas antes de irnos a la cama; ropa cómoda, temperatura agradable, habitación sin ruidos, colchón en buen estado, etc.
¿Cómo afecta el sueño en el rendimiento de la persona?
Si nuestro sueño no es reparador o es insuficiente el rendimiento cognitivo será peor, lo que supone dificultad para concentrarse, menor atención y empeoramiento de memoria. Eso implica mayor cansancio y fatiga durante el día, mayor irritabilidad y ansiedad, bajada de autoestima y disminución de la creatividad y la productividad.
¿Cómo deben las enfermeras educar en este aspecto?
El papel de la enfermería en los trastornos del sueño es muy importante, ya que estamos en una posición única para evaluar, educar y apoyar a los pacientes. La primera línea para el tratamiento del insomnio es la terapia cognitivo-conductual: para ello las enfermeras valoran las rutinas del paciente, detectan malos hábitos y proponen cambios para mejorarlos y hacen seguimiento de su evolución.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de dormir mal?
El insomnio crónico aumenta la probabilidad de tener un accidente tráfico. Además, está relacionado con enfermedades como la obesidad, estreñimiento, diabetes, hipertensión arterial, ictus, infarto de miocardio o depresión. Hay que concienciar sobre la importancia de mantener buenos hábitos de sueño desde la infancia.
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