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Patrimonio
Los doce misteriosos medallones románicos que fascinan al mundo desde un pequeño pueblo de diez habitantes
Un tesoro no muy conocido que se encuentra en una preciosa iglesia parroquial declarada Bien de Interés Cultural
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Castilla y León puede presumir, y de hecho lo hace, de contar con numerosas iglesias y bienes patrimoniales que han llegado hasta nuestros días, buena parte de ellos, en óptimas condiciones. Y dentro de este ingente patrimonio religioso forjado a lo largo de los siglos, sorprende la construcción de algunas iconografías instaladas en las portadas y fachadas o tallas curiosas que llaman la atención de los visitantes.
Es el caso que ocupa estas líneas de LA RAZÓN de ste primer lunes de marzo: una joya del románico que se encuentra a tan solo na veintena de kilómetros de Burgos capital, concretamente en el Valle de Santibáñez.
Allí, hay un pequeño municipio milenario burgalés, Miñón de Santibáñez, cuyo origen se sitúa en el siglo XI, cuando en una escritura de donación al monasterio de San Salvador de Oña se menciona un molino sobre el río Úrbel del que se beneficiaban los vecinos del pueblo llamado Mingón.
Pues en este histórico pueblo sobresale una iglesia parroquial dedicada a San Pedro donde se encuentra este tesoro románico que además no es muy conocido por el gran público
Un templo que se levanta sobre un cerro que domina el caserío, declarado Bien de Interés Cultural yfechada a finales del siglo XII o inicios del XIII, en el que selo se conserva del roginal románico la espectacular portada y el ábside semicircular, ya que el resto del templo fue reconstruído en el siglo XVI.
La iglesia es de construcción sencilla donde destaca una torre cuadrada con contrafuertes moldurados hasta el alero, dos huecos y dos campanas.
Y en su interior es digno de reseñar su pila bautismal, también de estilo románico, con arcos continuados en borde y pie cilíndrico. También luce un retablo barroco de finales del siglo XVII, trazado por Policarpo de la Nestosa y realizado por José de la Torre y Marcos Recio., dedicado al Santo Cristo, que merece una contemplación aparte.

Pero dicho esto ¿Qué tiene de singular esta portada románica?
Entre otras cosas, su estado de conservación, que es inmejorable para los siglos que lleva enpie, pero también que está repleta de curiosidades iconográficas, como por ejemplo los doce misteriosos medallones que se encuentran esculpidos en la primera arquivolta del arco y que representan a los signos del zodiaco.
Unos medallones que algunos expertos han relacionado también con los bestiarios fantásticos tan habituales del románico que se ponen de manifiesto en otros templos y portadas como las burgalesas de Soto de Bureba y Almendres.
También destaca en la segunda arquivolta un geométrico zig-zag en cuya clave se puede apreciar un ave, mientras que en la tercera de las qrquivoltas sobresalen dieciocho altorrelieves con otros tantos personajes con grandes cabezas en forma de gota.
Un religioso con mitra y báculo protagoniza el centro de la portada acompañado a su derecha por un monje que sostiene un libro abierto y un caballero armado que podría representar al poder civil.
La portada se completa con una serie de músicos tocando instrumentos de cuerda, viento y percusión e incluso bailarines o acróbatas que amenizan una fiesta.
Los capiteles sobre los que se asientan las arquivoltas presentan un decoración vegetal y dos sirenas cogiéndose las colas mientras que en el alero superior hay unos canecillos corrientes.
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