Testimonio
«Cuando me diagnosticaron cáncer de mama estando embarazada pensé: ¿cómo voy a darme quimio si no tomo ni un ibuprofeno?»
Tardaron tres años en hacerme una eco y darme el diagnóstico. Me decían que era mastitis. En la mamografía no se veía, explica Elena Corraliza
Elena Corraliza fue diagnosticada cuatro años después que Sandra. En su caso, el diagnóstico no fue nada rápido. «Tardaron tres años» en decirle que tenía cáncer de mama.
«Mi hija mayor nació en 2011 y a los dos años me empezó a supurar un pecho. Fui al Hospital Infanta Sofía y me hicieron una mamografía, pero no se veía», recuerda Elena, que aconseja a todas las pacientes que pidan que les hagan una eco en caso de sospecha.
«Antes de ir al hospital me noté un bulto y se lo dije a mi ginecóloga privada, la que me veía desde los 12 años, pero tampoco lo veía. Y eso que tenía manchas en el pecho, el pezón retraído, un bulto en la mama, y piel de naranja y nada, no me hacían eco», se lamenta.
En 2015 se volvió a quedar embaraza. Y le salieron más manchas. «Tuve un aborto y todo desapareció menos el bulto. En febrero de 2016 me volví a quedar en estado y de nuevo me apareció la mancha encima del bulto de la mama derecha». Fue a otro hospital y le dijeron que tenía mastitis y le recetaron un antibiótico y después otro. Fue también al Infanta Sofía y le dijeron lo mismo, que tenía mastitis.
Fue entonces cuando «me fui al Montepríncipe, donde me hicieron una eco de urgencias. Acababa de fallecer un familiar de cáncer de mama y estaba muy asustada. Me volví loca cuando me dieron el diagnóstico: cáncer de mama y embarazada. Mi mundo se paró. Pero mi doctora me dijo que de esta iba a salir. En 15 días me operaron, después me dieron quimio».
Preguntada si pensó no operarse, explica que «no, porquemi hija mayor tenía cinco años entonces y lo que necesitaba era una madre, no una hermana. Eso lo tenía claro».
Fue entonces cuando le extirparon la mama. «Mi ginecóloga y cirujana, la doctora Jessica Skaarup, del Hospital HM Montepríncipe, me tranquilizó. El feto venía bien. También me analizaron la piel de naranja por si pudiera ser un cáncer de piel, la mancha era enorme. Recuerdo que llamé a mi ginecóloga de toda la vida para decirle que tenía cáncer de mama... Es importante saber que no todos los ginecólogos saben de cáncer de mama, y menos en el embarazo. También puse una reclamación en el Infanta Sofía porque no lo vieron tres ginecólogas...».
Su mayor miedo era pensar si tenía metástasis. «Pero no me podían hacer contraste porque estaba embarazada». Finalmente, tenía un cáncer de mama en estadio II con ganglio linfático de la axila positivo.
Ante este diagnóstico, «una semana me hacían pruebas a mí y a la siguiente al feto. Con la quimio no tuve efectos secundarios, salvo la boca seca y cansancio. Eso sí, empecé a tener pequeñas contracciones a los dos días de recibirla».
Pero antes la operaron, me quitaron una mama y después del parto la otra. «No tuve miedo. Estaba en buenas manos. Eso sí, recuerdo que cuando me dieron el diagnóstico pensé: ¿cómo voy a darme quimio si no me tomo ni un ibuprofeno...? Pues te pueden dar ciclos y te cura».
El diagnóstico de un cáncer durante el embarazo es un fenómeno poco frecuente, pero lo cierto es que «una de cada 3.000 mujeres en estado de gestación recibe un diagnóstico tumoral», afirma la doctora Isabel Calvo, de MD Anderson Cancer Center Madrid.
Una situación especialmente compleja que no tiene por qué suponer necesariamente la interrupción del embarazo. «Depende de cuándo se diagnostique el tumor se puede seguir con el embarazo o no. En el primer trimestre pocas veces se puede por el mayor riesgo, ya que en esta etapa se forman los órganos. En el segundo ya se pueden administrar algunas quimios, sobre todo antraciclinas», explica la doctora.
La hija de Elena nació bien. Fue una cesárea programada. Nació a las 36 semanas porque iba a empezar otra quimio.
«Y aunque me dieron corticoides para madurar los pulmones nació con neumotórax. Estuvo 15 días en la UCI. Te aseguro que fue el parto más bonito del mundo. Pese a ser una cesárea pudo entrar mi marido, quien, por cierto, ha ejercido de madre, padre, enfermero.... ha sido todo mi apoyo. Es un padrazo».
«Recuerdo que tras el parto mi ginecóloga nos comentó ‘‘Os dije que lo conseguiríamos. Aquí estáis los tres’’. Y rompimos a llorar», dice emocionada esta profesora de primaria del Colegio Humanitas de Tres Cantos, donde, por cierto, también la han arropado.