Oncología

¿Cómo se evita la alergia que provoca la quimioterapia?

El tratamiento de desensibilización induce una tolerancia temporal al paciente oncológico

Hasta el 15% de los pacientes sufre reacciones alérgicas leves o moderadas a los quimioterápicos
Hasta el 15% de los pacientes sufre reacciones alérgicas leves o moderadas a los quimioterápicosDREAMSTIMEDREAMSTIME

Ronchas, enrojecimiento de la piel, picor o hinchazón, náuseas, vómitos, un repentino dolor de espalda o falta de aire con pitidos en el pecho como si se tratase de un paciente asmático son algunas de las reacciones que tienen los pacientes oncológicos alérgicos a la quimioterapia.

En la mayoría de los casos todos estos síntomas comienzan rápidamente tras la administración de la quimioterapia y desaparecen al terminar la sesión.

Son reacciones inmediatas que comienzan rápidamente y pueden ser graves, llegando, incluso, a la anafilaxia.

También hay reacciones tardías que pueden producirse después de haber acabado el tratamiento, y suelen ser, en general, de menor gravedad.

Detectar el problema no es sencillo, pero, al igual que se puede tener una reacción alérgica a un medicamento, los pacientes oncológicos pueden presentar alergia a la quimioterapia que necesitan para combatir su cáncer.

«Las reacciones alérgicas leves o moderadas a quimioterápicos afectan al 12-15% de los pacientes. Y un 5% tienen alergia grave», explica la doctora Leticia Herrero, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Quirónsalud Málaga.

«Estas cifras están experimentando un incremento por el cada vez mayor uso de quimioterápicos», añade.

Y es que «los pacientes se hacen alérgicos a aquello a lo que se exponen. Primero se identifica como extraño de forma errónea y luego se fabrican anticuerpos frente a esa sustancia o medicamentos o bien simplemente se liberan mediadores inflamatorios que pueden generar la reacción alérgica», recuerda la doctora Herrero.

En estas situaciones, hay que llevar a cabo la desensibilización del paciente a la quimioterapia.

En este escenario, el Servicio de Oncología puede escoger una segunda línea de tratamiento quimioterápico que no dé alergia al paciente (cuando el paciente presente una reacción grave a sus quimioterápicos) o contactar con el Servicio de Alergología para poder dar el tratamiento de elección, que es el que se considera el preferente, al paciente a pesar de ser alérgico al mismo.

«Dar a este tipo de pacientes alérgicos la posibilidad de administrárselo a pesar de ser alérgicos marca la diferencia en la supervivencia en estos pacientes», tal y como recuerda la jefa del Servicio de Alergología del Hospital Quirónsalud Málaga.

Por eso en este centro médico cuentan con una Unidad de Desensibilización en la que se encargan de ayudar a inducir la tolerancia temporal de quimioterápicos durante el tratamiento.

El Servicio de Alergología y el Departamento Integral de Oncología trabajan de forma conjunta para identificar las reacciones alérgicas y diseñar un plan de administración controlada, individualizado para cada paciente alérgico.

«A continuación, se realizan pruebas diagnósticas con pruebas cutáneas y analíticas de sangre y según el resultado puede realizarse una valoración de en qué momento de la administración presenta la reacción y se administra el medicamento en protocolo de desensibilización», precisa la doctora Herrero.

En todo caso, la desensibilización es un procedimiento que conlleva siempre un riesgo por lo que debe ser realizado en un ambiente hospitalario y bajo supervisión de un alergólogo experto en dicho procedimiento.

Consiste en la inoculación progresiva de la dosis indicada para cada paciente en tiempos muy precisos para inducir una tolerancia temporal que permita la administración del fármaco quimioterápico sin desencadenar una nueva reacción alérgica.

Es decir, que se va incrementado poco a poco la concentración de la dosis y la velocidad a la que se administra hasta llegar a la dosis necesaria para evitar que el sistema inmune lo rechace.

Un proceso que también puede incluir la «medicación concomitante dependiendo de la gravedad de la reacción», precisa la jefa del Servicio de Alergología.

Eso sí, esta desensibilización solo tiene un efecto temporal. De modo que, «cada vez que se necesite administrar un nuevo ciclo de la misma quimioterapia, se deberá realizar una nueva desensibilización, siempre supervisada por Alergología», hace hincapié la doctora.

Es decir, que no se elimina la alergia, sino que se engaña al sistema inmune para que no produzca una reacción alérgica, un proceso que es solo temporal.

Por cierto, todos los fármacos pueden provocar reacciones alérgicas en el paciente oncológico, pero el platino y sus derivados (empleados para tratar diferentes tipos de cáncer incluyendo testicular, de ovario, vejiga, cáncer de pulmón de células no pequeñas y de cabeza y cuello) suelen ser los que generan más casos de rechazo, dentro de que el porcentaje de alérgicos es muy bajo.

En cuanto a la radioterapia, la doctora Herrero explica que «suele presentar reacciones cutáneas como efecto secundario sin que esté involucrado un mecanismo alérgico».

¿En qué casos no se logra tratar la intolerancia?

La desensibilización a la quimioterapia puede realizarse en prácticamente todos los pacientes oncológicos. La única contraindicación será en aquellos casos en los que se produzcan reacciones alérgicas graves en la piel y las mucosas, como las provocadas por el síndrome de Steven Johnson y la necrólisis epidérmica tóxica, que son reacciones de hipersensibilidad cutánea graves.

Ahora bien, pocas personas sufren estas reacciones, por lo que se puede afirmar que la desensibilización a la quimioterapia es útil tanto en adultos como en niños, y su eficacia es, si no prácticamente, sí cercana al 100% mediante el tratamiento de desensibilización a los quimioterápicos.