Entrevista
«Ahora hay más niños con mal comportamiento por el abuso del azúcar»
Entrevista a Mª Luisa Ferrerós, psicóloga infantil y autora del libro «Dime qué come y te diré cómo se porta» (Editorial Planeta)
Somos lo que comemos. Una frase tan repetida como real, más aún cuando se trata de niños, aunque no siempre somos consciente de ello. De hecho, detrás de las rabietas y del mal comportamiento infantil puede estar una inadecuada alimentación, tal y como alerta María Luisa Ferrerós, con la colaboración de la doctora Victoria Revilla, en su último libro «Dime qué come y te diré cómo se porta», de Editorial Planeta.
La dieta es esencial para la salud a cualquier edad, ¿más aún en los niños?
Sin duda. El impacto en los pequeños es mayor porque tienen todo su sistema en formación y su cerebro tiene el córtex prefrontal sin madurar. La falta de magnesio, de zinc o de omega seis o tres produce falta de atención, hiperactividad, irritabilidad... En la base del crecimiento físico y neurológico, tanto emocional como social, están la alimentación y el sueño. Si la dieta y el descanso no están bien, lo demás no funciona.
Y se deja sentir en su comportamiento...
Las malas conductas en los niños y adolescentes suelen darse en momentos muy concretos: casi siempre antes de comer, instantes previos a la merienda o por las mañanas antes de desayunar. La conexión intestino-cerebro-emociones está demostrada, ya que en el intestino se produce el 90% de los neurotransmisores necesarios para generar dopamina y serotonina, responsables del bienestar emocional. Pero si el intestino está intoxicado por azúcares, colorantes, conservantes y aditivos, aparece un bloqueo que se traduce en pataletas, ansiedad o irritabilidad. A veces pensamos que se portan mal aposta y puede que la razón sea un déficit nutricional, que esté reaccionando a la ingesta de una bomba hipoglucémica o que haya pasado muchas horas sin comer.
¿La dieta actual menos saludable está haciendo niños más desobedientes?
Sí, porque ahora se abusa de azúcares y ultraprocesados y se reducen las grasas buenas y los vegetales. Eso puede afectar tanto al desarrollo intelectual como al comportamiento infantil, pero al sustituir los dulces por bocadillos, plátanos o frutos secos se observan cambios significativos de conducta. El azúcar es muy adictivo y les mete en un bucle de irritabilidad, nervios, malestar o enfado difícil de desbloquear.
¿Qué es lo peor que hacemos en la alimentación infantil?
Estamos muy concienciados con la dieta y hay mucha información de menús al respecto, pero el desayuno y la merienda siguen siendo los grandes olvidados. Parece que cualquier cosa vale y es un grave error. Y seguimos errando en usar la comida como un premio o un castigo. Eso es muy peligroso a medio y largo plazo.
¿Cómo debería ser el menú de los niños?
Una alimentación equilibrada debe estar compuesta de un tercio de proteínas, un tercio de grasas saludables y un tercio de hidratos de carbono, con minerales y vitaminas. Sin estos cinco grupos habrá carencias y déficits y eso afecta absolutamente al cerebro y, por tanto, al comportamiento, a la impulsividad y a la hiperactividad. Además, sabemos que hay un vínculo entre las dietas ricas en grasas no saludables y la depresión y la ansiedad, algo cada vez más preocupante a edades más tempranas.
Usted no es partidaria de prohibir alimentos... ¿tampoco las chuches?
La manera de cambiar la alimentación no es prohibir el chocolate, las galletas o las chucherías con azúcar, porque si no esos productos se convierten en objeto de deseo y generan obsesión. Los papás muy estrictos crean niños que se esconden para comer la chuche que les dio alguien en un cumpleaños y eso no es sano, ya que generan aptitudes obsesivas que son perjudiciales. De hecho, es peor eso que el hecho de que un día se coman un helado. Lo que hay que hacer es ofrecer opciones saludables.
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