Dismenorrea
¿Qué hay detrás de una regla dolorosa?
Las molestias constantes durante la menstruación pueden esconder enfermedades más graves como endometriosis, miomas, pólipos o problemas uterinos
No es nada nuevo, pero la agenda política ha querido poner sobre la mesa uno de los problemas que acechan a algunas mujeres de manera mensual, que suele sufrirse en silencio y que puede llegar a lastrar la calidad de vida de quien lo padece de forma prolongada si no se le pone remedio. Lo que se ha calificado como reglas dolorosas tiene nombre propio y se denomina dismenorrea. Eso sí, no todos los dolores menstruales pueden catalogarse así y los expertos advierten de que generalizar este problema puede llevar a la confusión de quienes lo padecen, restando importancia a una situación que, sin embargo, puede esconder tras de sí otras graves patologías, por lo que exige un diagnóstico eficaz.
«Hay que distinguir entre las molestias asociadas a la regla, fruto de la liberación de prostaglandinas, de la dismenorrea. Esta última es un dolor creciente, que no desaparece al tomar antiinflamatorios, y que puede impedir hacer una vida normal», argumenta Mercedes Herrero, ginecóloga y sexóloga de Gine4 en HM Hospitales.
Pero ese diagnóstico eficaz no siempre resulta sencillo, pues suele ser complicado distinguir cuál es la línea roja que separa el dolor «normal» del patológico. En este sentido, Ignacio Brunel, especialista del Servicio de Obstetricia y Ginecología de Quirónsalud Málaga, advierte de que «el término dismenorrea, que se refiere a regla dolorosa, es muy difícil de medir de una manera objetiva. Tenemos cuestionarios y escalas de dolor, que pueden resultar muy útiles, sobre todo a la hora de intentar evaluar la respuesta a un determinado tratamiento. Uno de los instrumentos que más usamos es la escala EVA en la que la paciente puntúa el dolor que siente en una franja de 0 (nada de dolor) a 10 (el peor dolor imaginable)».
A pesar de esas herramientas, tal y como advierte, Brunel, «no existe un consenso en cuál es el límite en una escala para saber si debemos o no preocuparnos por la intensidad de esas molestias. De hecho, más que intensidad o la duración del dolor menstrual, lo que más nos guía hacia que nos encontramos con un verdadero problema de salud es el conocer cómo afecta la menstruación el día a día de nuestras pacientes, si ese dolor les permite ir a trabajar o a la universidad o salir a cenar o a tomar algo».
Las molestias menstruales se entienden como una circunstancia habitual a la que no se le suele dar importancia. Sin embargo, tal y como insiste José Carlos Vilches, especialista del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Málaga, «cuando la mujer tiene que hacer un parón en su vida cada mes porque tiene la menstruación, debemos pensar que probablemente existe alguna causa detrás de esto y debe ser estudiada y nunca normalizar estos síntomas». Y así lo ratifica Herrero, quien añade que «en este segundo caso debemos descartar patologías orgánicas, como la endometriosis. Se calcula que entre el 6 y 10% de las mujeres tiene esta enfermedad, porcentaje que puede ascender hasta la mitad de las mujeres infértiles que tienen dolor pélvico. Además, es una patología con síntomas variables, ya que va generando sangrados internos en los ovarios, o en pequeños focos en la pelvis. Se van creando adherencias que producen dolor creciente coincidiendo con la regla». Y esa cifra puede ser incluso mayor, ya que, según la estimación de Orozco, «la endometriosis es una enfermedad muy frecuente que afecta a entre el 10 y el 15% de las mujeres en edad fértil».
Otras patologías
El mayor acceso a la información se ha transformado en un conocimiento más certero de estos problemas, lo que permite que cada vez se diagnostique antes y, por tanto, mejor. «Vamos viendo un incremento en las chicas jóvenes que nos consultan, lo que es primordial porque nos permite realizar un diagnóstico y abordaje precoz reduciendo las complicaciones de esta enfermedad. No obstante, seguimos teniendo un porcentaje importante de pacientes que lleva 10 o 15 años con su dolor y no ha encontrado diagnóstico o respuesta a su problema, o peor aún, lo ha considerado normal», lamenta Vilches. Y esa consideración de «normal» puede resultar peligrosa, ya que, según los expertos, detrás de ese dolor, además de la endometriosis, pueden esconderse otras patologías más graves como pólipos en los ovarios, miomas, quistes o anomalías uterinas o cervicales.
Vacunarse tras la ovulación evita las alteraciones
Durante los momentos más tensos de la pandemia de la Covid-19 la Ciencia demostró que la vacuna frente al SARS-CoV-2 podía generar alteraciones en la duración o en el patrón de sangrado del ciclo menstrual de las mujeres que recibían la inoculación. Ahora, el análisis de más de 1.800 ciclos de 371 usuarias recogidos por una aplicación móvil ha permitido a investigadores del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) liderar un estudio que muestra cómo la vacunación durante la fase lútea, es decir, después de la ovulación, podría evitar el incremento de la duración de la regla. Estas conclusiones se han obtenido en las vacunas de todas las marcas.