Emociones
Qué es el “Blue" Covid y cómo hacerle frente
El balance emocional de los seis primeros meses de pandemia también se escribe en negativo. Hemos entrado en una nueva etapa emocional, marcada por sentimientos como la tristeza o la melancolía. Expertos nos dan las claves para superarlo y seguir adelante.
La curva “emocional” del Covid-19 tiene su propio ritmo, y sus propias etapas. Tanto en el ámbito de los sentimientos individuales, como en de los colectivos. De la extrañeza, el miedo, la angustia o la incertidumbre (entre otros muchos) de los momentos iniciales, hemos pasado ahora, seis meses después, a una época marcada por la tristeza y la melancolía. Algunos expertos la denominan Blue Covid, y se caracteriza por la pérdida de ilusión y de objetivos vitales, y la sensación común de que vivimos en un stand by permanente. Como si alguien hubiera apretado el botón de la pausa, y no tuviera ninguna intención de volverlo a encender.
“Han pasado seis meses desde el inicio de la pandemia, y las emociones dominantes van cambiando. Ahora estamos en una etapa en la que predomina la tristeza por encima de cualquier otra emoción” señala José Ramón Ubierto, profesor de Psicología y Educación de la Universidad Oberta de Catalunya (OUC). “Los signos son claros: el mutismo entre los amigos (ya no hay el bullicio de los grupos de whatsapp, las videollamadas y los encuentros cara a cara), el agotamiento vital y la falta de motivación por las tareas creativas. Hay un sentimiento íntimo de que se ha perdido el sentido de muchas de las cosas que hacemos, porque ya no hay un objetivo claro”, añade.
Lugares comunes
Aunque cada uno tenemos nuestras razones particulares, el experto afirma que hay una serie de “lugares comunes” que todos estamos compartiendo. “La decepción de lo que no ha llegado después del ‘subidón’ de la desescalada, las pérdidas que se van acumulando (vidas, trabajos, vínculos, recuerdos) o la desconfianza en los dirigentes y el rechazo a las medidas, son algunas de ellas”, explica. “Por estas y otras razones, actualmente predomina una sensación de stand by, un estancamiento de la manera en la que esperábamos que fluyeran nuestras vidas que, aunque pueda ser realista, tenemos que saber manejar para poder seguir adelante", añade.
En opinión de Manuel Oliva, psicólogo clínico en Center Psicología, “también es frecuente que aparezcan estados de rabia o ira ante todo lo que acontece, y que puede provocar desde una negación de la situación hasta una actitud de rendición. Habrá personas que digan, ‘a mí el virus no me va a parar en nada’, mientras otras concluyan, ‘la pandemia ha parado mi vida’. En definitiva, todo aquello que compromete nuestra estabilidad es percibido como un obstáculo para nuestro crecimiento personal”.
Consejos para seguir adelante
Que la pandemia ha paralizado la vida de millones de personas, es una realidad. Pero hay escapatoria. Tenemos la capacidad necesaria para desactivar el botón de la pausa y seguir adelante, siempre que aceptemos que la nueva normalidad pone ciertos límites que, por ahora, son inamovibles. En esta línea, los expertos aseguran que, por muy difícil que sea la circunstancia que nos toque vivir, siempre existe un cierto margen de maniobra para modificar aspectos de nuestras vidas y hacerlas más agradables y llevaderas. ¿Por dónde empezamos? El profesor Ubierto plantea algunas ideas:
- No recurrir a la nostalgia, que es la primera tentación que nos viene a la cabeza. “Es una emoción muy paralizante, ya que nos hace querer volver constantemente al momento antes de ‘la explosión’, de que todo cambiara".
- Priorizar los encuentros presenciales, la socialización. No solo entre amigos, sino también a nivel profesional. “Apostemos por lo presencial, siempre que la circunstancia y las medidas lo permitan, ya que eso nos vivifica”.
- Seguir practicando cierto tipo de“hedonismo”: el de dedicar tiempo a aquello que nos aporta placer y satisfacción, ya sea practicar deportes, desarrollar nuestros intereses o hobbies (cultura, música, ocio) o cualquier actividad que nos haga felices.
- No renunciar a proyectos, ya sean profesionales o personales (como por ejemplo embarazos, traslados de país, etc). “Lo que sí es recomendable es rebajar expectativas, ya que lo que viene no es como lo habíamos pensado”.
Por último, Oliva nos ofrece un consejo esencial: “es más probable encontrar estabilidad si somos capaces de mantener el equilibrio entre lo que teníamos previsto hacer y lo que realmente podemos hacer. Aunque, en ocasiones, podremos tratar de explorar nuevas alternativas, hacer cambios en nuestros objetivos o reinventarnos de alguna forma. Aquello que vamos abordando, aunque sea a un ritmo diferente, puede devolvernos sensación de control y competencia, lo que puede hacernos sentir que estamos en el camino”.