Nueva York
Risas entre bambalinas
Cuándo: De miércoles a viernes, 20:00 h. Sábados, 17:00 h. y 20:0 h. Domingos: 18:30 h. (Día 3, 19:00 h.).. Dónde: Teatro Caser Calderón. Madrid.. Cuánto: de 15 a 40 euros. Tel. 91 429 43 43.
Dicen los psicólogos que la risa mejora el estado físico y psicológico de las personas, el estado de ánimo y el estrés. Y risa es lo que ofrece «¡Qué desastre de función!», que es la versión española de «Noises Off!», una comedia del británico Michael Frayn que, tras su estreno en 1982 y seis temporadas seguidas en Londres, ha sido traducida a 28 idiomas y representada en más de 50 países. Fue premiada como mejor comedia del año en Londres y Nueva York y llevada al cine en 1992, dirigida por Peter Bogdanovich, con Michael Caine, Christopher Reeve y Carol Burnett, aunque sin demasiado éxito. Alexander Herold, que ya la había dirigido en el Savoy Theatre de Londres, estaba en el año 85 representando en Madrid y, casualmente, vio por la calle a los miembros de Tricicle: «Nos llamó –dice Paco Mir, adaptador de la obra en catalán y en español–, nos dijo que había ido a vernos y que le gustaba mucho lo nuestro. Nos propuso colaborar con él para montarla en Barcelona. Aceptamos porque el que la ve queda cautivado por ella». Así nació este tándem que no ha parado de revisarla y reponerla hasta hoy, lo que la convierte ya en un clásico de la escena española. «El autor –continúa Mir– revisa periódicamente los gags y el texto, cambia cosas buscando el engranaje perfecto y nosotros las incorporamos. Es una comedia atemporal, sin apenas referencias a la actualidad, y eso lo facilita. Lo difícil es respetar los tiempos de risa marcados por él, adaptarse a lo que ha querido decir». La clave de su éxito «puede ser que es un grupo de personas muy reconocibles estereotipos muy definidos y con una carpintería teatral tan bien entrelazada que todo encaja. Una máquina perfecta para producir risa, algo que parece fácil, pero que es muy difícil. Todo el mundo dice que es lo más complicado, pero los premios se los llevan siempre otros».
Para Alexander Herold, éste es su décimo montaje de la obra: «No me cansa. Todavía me hace reír como la primera vez en Londres. Es dificilísima, pero trabajar con Paco Mir lo facilita porque es genial. Tiene un sentido del humor parecido al inglés y una especie de radar para captar los gags. Hemos encontrado la forma de traducir el idioma y acoplarla». Para Herold, esta comedia es un homenaje del autor al mundo de los actores: «Refleja su sentido del humor. En realidad, son dos comedias en una. El primer acto es un vodevil cutre titulado «¿Me enseñas la sardina?», en el que los actores de una compañía de tercera están ensayando la obra. Pasados dos meses, se muestran las dificultades que tiene la compañía para montarla y salir de gira. En el segundo acto, gira el decorado y deja ver la delirante farsa hecha en pantomima –es decir, en silencio–, que tiene lugar entre bambalinas. De ahí el subtítulo , «Por delante y por detrás». Esta parte –continúa el director– puede definirse como de alta comedia inglesa. En ella se ve la vida personal de los actores. Quedan al descubierto intrigas, odios, amores, celos, ambiciones... Entran y salen del escenario, se pelean, y la función sigue tan normal como si dentro no se estuvieran matando. Es teatro dentro del teatro y de una complejidad tremenda para montarla».
«Slapstick» que hace perder peso
El clímax llega en la última fase, «cuando entran los problemas, el enredo y el caos, que es –dice Herold–, la parte que más gusta en España, quizá porque sea con lo que más se identifica el público. Aquí los actores hacen un esfuerzo físico increíble. Su trabajo es de relojería. Hacer tres versiones de la misma cosa es muy complicado de aprender y de sincronizar. Este acto es un ejemplo del «slapstick» o comedia física en la que los intérpretes llegan, incluso, a perder peso por el desgaste». Un reparto que en esta ocasión cuenta con Anna Barrachina, Carmen Conesa, Juli Fábregas, Josep Linuesa, Vanesa Romero, Leire Ruiz, Vito Sanz, Miquel Sitjar y Pepín Tre.
Adaptador y director hablan del humor inglés, que no es uno, sino varios. Para Mir, «el humor depende mucho de las referencias personales. Creo que el inglés es de dos tipos, el flemático, que trabaja la ironía, y el sangriento –tipo Monty Python–, que parodia las clases altas y tiende a reírse de lo que se tiene». Herold afirma que «tiene dos raíces. Una es que los ingleses se encuentran graciosos a sí mismos. Se ríen de ellos primero y se ríen de todo, no hay nada sagrado. La otra es su extraordinario uso del idioma para la ironía y el doble sentido, para el juego de palabras, algo básico para la comedia». Y prosigue: «En general, no se valora el esfuerzo de hacer una comedia, aunque compensa cuando ves los resultados. El humor es sano para la vida. Curiosamente, los tiempos de crisis le favorecen. La gente quiere ir al teatro a olvidar, a reírse, a escapar de la realidad. Mi reto con los espectadores es entregar valor por dinero, que el público ría y olvide momentáneamente sus problemas». Y apostilla Mir: «Se dice que probablemente ésta sea la mejor comedia del mundo... y encima es verdad».
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