Sin Perdón

Sánchez se entrega a los herederos de ETA

El socialismo pagó con sangre su compromiso por la democracia en el País Vasco y la lucha contra los colegas de Otegi

A Sánchez le preocupa mucho el Valle de los Caídos, la Guerra Civil y el franquismo, pero se siente muy cómodo con los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. Es curioso, porque esto último está más próximo a su trayectoria vital mientras que lo otro afectó a sus padres y abuelos. Por cierto, me gustaría conocer el compromiso político de sus familiares durante ese periodo. Es algo que haría extensible a los dirigentes socialistas que han apoyado la sectaria ley de la desmemoria. En mi caso es muy claro, ni participaron en la Guerra Civil ni fueron franquistas. Durante los años sesenta y setenta, los domingos acompañaba a mi padre a una librería cerca del mercado de San Antonio que tenía un altillo en el que se podían comprar libros y discos prohibidos por el franquismo. No necesito sobreactuar, como algunos socialistas y comunistas, y me siento cómodo defendiendo mis posiciones con absoluta libertad. No hay más que recordar la cantidad de gente que acudió a la capilla ardiente a rendirle su último homenaje.

Por tanto, critico tanto los excesos, los crímenes y los errores de la Guerra Civil, por ambos bandos, como luego del franquismo, pero también siento repugnancia por lo que están haciendo Sánchez, su Gobierno y el PSOE cediendo ante Bildu con la ley de Seguridad Ciudadana o la excarcelación de los asesinos de la banda que ni han colaborado con la Justicia ni se han arrepentido. Es una indignidad tan grande que no entiendo que Patxi López este dispuesto a aceptar cualquier disparate con tal de garantizarse un sitio cerca del caudillo del sanchismo. Hay demasiados estómagos agradecidos que viven del pesebre público en el entorno presidencial. Esto explica el silencio ominoso que afecta al PSOE y sus dirigentes ante las cesiones de Sánchez. El socialismo pagó con sangre su compromiso por la democracia en el País Vasco y la lucha contra los colegas de Otegi. Es un total desprecio a las víctimas y a la sociedad. En este momento, Sánchez se comporta como si España fuera una satrapía donde puede hacer lo que le venga en gana como si fuéramos sus vasallos y tuviéramos que aceptar sus caprichos y arbitrariedad. Ha sido, es y siempre será una indignidad su sumisión a los herederos de ETA.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).