Sin Perdón
¿Sánchez cambia de opinión?
«Es posible algún cambio de opinión, pero a lo que estamos asistiendo con el sanchismo no tiene parangón»
El sanchismo es un pase de libre circulación que convierte la mentira en un cambio de opinión. No me gusta, pero es lo que hay. Es otra expresión de la Nueva Política que surgió de las cenizas del bipartidismo, aunque parece que se recupera y que Feijóo podría obtener un gran resultado el próximo domingo. Por supuesto, solo es aplicable a Sánchez como estamos viendo con la campaña que han impulsado los gurús de La Moncloa contra el líder del PP. Por cierto, los antaño conocidos como los «Migueles», Miguel Barroso y José Miguel Contreras, han pasado a ser los «Mickys» tras el fracaso de su patrocinado en el cara a cara de Atresmedia. Es verdad que han buscado todo tipo de excusas para justificar su impericia, empezando por la crispación y la agresividad del candidato, pero no hay que sorprenderse, porque Miguel el Cubano y su socio habían sido reputados antisanchistas en el pasado. Sánchez se tiene que ir mentalizando ante una posible derrota, ya que la historia se puede repetir. Es el castigo de Sísifo. Los dioses le devolvieron al inframundo condenado a arrastrar una enorme roca desde el suelo hasta la cima de una montaña, pero cuando estaba a punto de llegar tenía que volver a comenzar.
La banalización de la mentira me inquieta. Estoy de acuerdo con que se acepte la rectificación, porque nadie es perfecto. Es posible algún cambio de opinión, pero a lo que estamos asistiendo con el sanchismo no tiene parangón. Me sorprende, también, el revanchismo de los pijoprogres, porque muchos neosanchistas provienen de hogares acomodados e incluso muy acomodados. No voy a responsabilizarlos del franquismo familiar o la indiferencia ante la dictadura que ahora combaten con las oportunistas leyes de la desmemoria que se basan en el guerracivilismo de la izquierda. No podemos incorporar la mentira a la política, así como las manipulaciones o las campañas de descrédito que se han emprendido para tapar el desastre de un debate electoral. A Sánchez le molesta el término sanchismo, pero debería reflexionar sobre los errores que ha cometido y su parte de responsabilidad de la crispación que sufrimos.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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