Y volvieron cantando
El salvavidas Abascal
Cualquiera que se ponga en el esquema mental de un superviviente de la política como es Pedro Sánchez sabe que los dos años mínimo que le quedan a la legislatura pueden ser margen suficiente para una nueva pirueta del líder socialista
Si Sánchez vuelve a sumar no será una sorpresa. Aun así, o hay uno solo entre los sondeos serios sobre intención de voto –dentro de cuyo elenco obviamente no se encuentra la cocina de Tezanos que nos cuesta dieciséis millones de euros anuales a los españoles– donde la suma de las derechas no resulte beneficiada por una amplia mayoría absoluta o lo que es lo mismo, donde el bloque «Frankenstein» revalide esa suma mágica de 176 escaños imprescindible para mantener a Sánchez en La Moncloa. Pero ocurre que solo unos meses antes de las pasadas elecciones generales del «23-J» las encuestas también brindaban una más o menos clara mayoría a la suma de PP y Vox que se fue desvaneciendo desde la mismísima noche electoral de los comicios autonómicos en la que Sánchez vio con más clarividencia que nadie la gran oportunidad para darle la vuelta a la situación gracias a los inevitables pactos que se atisbaban entre el partido de Núñez Feijóo y el «dóberman» de la extrema derecha convirtiendo los quince días de campaña electoral en un interminable aquelarre de mensajes del miedo al que también contribuyó la bisoñez trufada de prisas entre dirigentes populares y una nada despreciable entrega mediática frente al «lobo» que venía.
Hoy pocos apuestan por una posible reedición del bloque «Frankenstein» a pesar del citado precedente, pero cualquiera que se ponga en el esquema mental de un superviviente de la política como es Pedro Sánchez sabe que los dos años mínimo que le quedan a la legislatura –escándalos judiciales aparte– pueden ser margen suficiente para una nueva pirueta del líder socialista a quien la victoria de Trump y el ascenso de las derechas moderadas o extremas en Occidente, pero sobre todo la pública entrega de Vox a los postulados de quienes se erigen como amenaza de Europa y de los intereses españoles, le brindan todo un radio de acción cargado de ese argumentario tan eficaz en los prolegómenos de las pasadas elecciones generales. El PSOE siempre necesitó de un Vox creciente atenazando al PP e inquietante en su discurso, pero es ahora cuando esa necesidad se hace más perentoria y el vecino a la derecha del PP –más interesado de momento en crecer que en gobernar– se lo está poniendo a Sánchez más sencillo desde luego que a un Feijóo obligado a caminar sobre el tigre de Abascal. Hay partido.